Los delirios de Mancera

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Los asaltos en embotellamientos de trรกnsito han aรฑadido un ingrediente de pรกnico al fastidio de manejar en la Ciudad de Mรฉxico. Esta calamidad se venรญa anunciando desde hace doce aรฑos, cuando la actriz Mariana Levy muriรณ de un infarto en un congestionamiento de avenida Palmas al sentirse amenazada por un ladrรณn callejero, pero ahora, con el repunte de la delincuencia en la capital, se ha vuelto una pesadilla cotidiana. El 27 de noviembre Reforma informรณ que en las principales avenidas de la ciudad, donde el exceso de trรกfico paraliza la circulaciรณn (Eje Central, Patriotismo, Revoluciรณn, Constituyentes), los cristalazos a cargo de ladrones encapuchados van en aumento. De octubre a noviembre las denuncias por ese delito casi se triplicaron. Las diligentes autoridades se lavan las manos y recomiendan a los automovilistas viajar con las ventanas del coche cerradas. Dentro de poco nos pedirรกn blindar los autos o cambiarlos por tanques. Si la tortura exasperante de quedarse atorado en el trรกfico ya provocaba fuertes quebrantos nerviosos, el temor de que un ladrรณn aproveche nuestra indefensiรณn para encaรฑonarnos con una pistola saturarรก de pacientes los hospitales psiquiรกtricos. Y como el miedo exacerba el sentimiento religioso, quizรก renazca una vieja tradiciรณn novohispana: la de las familias que pedรญan los santos รณleos cuando iban a viajar en carruaje a Puebla, por miedo a los bandidos que asolaban el camino real. Los curas no se darรกn abasto para administrarle el viรกtico a tantos millones de pecadores amenazados con el fuego eterno.

Durante los primeros gobiernos perredistas del DF hubo una sensible disminuciรณn de la corrupciรณn policiaca, que se reflejรณ en una baja de la delincuencia. Todavรญa durante el gobierno de Marcelo Ebrard, la Ciudad de Mรฉxico era un islote de relativa paz donde se refugiaba la gente que venรญa huyendo de las provincias ensangrentadas por la guerra contra el narco. Algo cambiรณ drรกsticamente desde la llegada al poder de Miguel รngel Mancera. Cuando un alcalde tiene como prioridad hacer grandes negocios con los permisos de uso de suelo, al grado de ocultar durante largo tiempo el Atlas de riesgos para constructores de viviendas, que habrรญa puesto en evidencia su complicidad con las inmobiliarias; cuando arrasa con miles de รกrboles para construir tรบneles o pasos a desnivel de muy dudosa utilidad, que fomentan el uso del automรณvil en una ciudad donde ya circulan cinco millones de vehรญculos; cuando ordena a su Procurador de Justicia darle carpetazo a los asesinatos del fotรณgrafo Rubรฉn Espinosa y la activista Nadia Vera, previamente amenazados de muerte por esbirros de Javier Duarte, sin considerar siquiera la pista del mรณvil polรญtico; cuando abandona por completo la pavimentaciรณn de las calles, incluso en los carriles de alta velocidad del Perifรฉrico, y la imposibilidad de esquivar tantos crรกteres provoca infinidad de accidentes; cuando concesiona el sistema de fotomultas y la prerrogativa de inmovilizar autos con discos metรกlicos a compaรฑรญas privadas que cometen incontables tropelรญas contra los ciudadanos; cuando un prevaricador de tan baja estofa gobierna una megalรณpolis, la venalidad que se propaga de arriba hacia abajo tiene que reflejarse tarde o temprano en los contubernios de la policรญa con el hampa.

Los capitalinos que ahora se mueren de miedo en los semรกforos no tienen precisamente una buena opiniรณn de Mancera y en las encuestas de intenciรณn de voto para las elecciones presidenciales su popularidad es รญnfima. Pero el alcalde de la capital tiene delirios de grandeza y, a pesar de todo, quiere ser presidente. Amenaza incluso con descarrilar el Frente Ciudadano por Mรฉxico si la nominaciรณn no lo favorece. Como ese Frente podrรญa ser letal para el pri, que ya tiene metida una quinta columna dentro del prd, probablemente Mancera le harรก el juego a los promotores de la restauraciรณn. Cuando este artรญculo aparezca sabremos ya si aceptรณ o no su predecible derrota en la contienda interna del Frente. Pero aunque tuviera la sensatez de no entorpecer la alianza, de cualquier modo su actuaciรณn como alcalde le asegura un lugar perdurable en la memoria colectiva. Serรก recordado, por encima de Fernando Casas Alemรกn y ร“scar Espinosa Villarreal, como el depredador mรกs nefasto en la historia de la ciudad. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1959) es narrador y ensayista. Alfaguara acaba de publicar su novela mรกs reciente, El vendedor de silencio.ย 


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