Gilmore girls, revisited

La reina de espadas

Jazmina Barrera

Lumen

Ciudad de Mรฉxico, 2024, 272 pp.

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En el 199 del bulevar Victor Hugo, en Parรญs, la luz doraba, aรบn mรกs, los cabellos de Elena Garro, que posaba en su balcรณn para una sesiรณn fotogrรกfica. En ese mismo sitio le habรญan tomado otras placas โ€“en bikini, con un vestido estampado o con Finki Araquistรกinโ€“. Allรญ tambiรฉn, en la misma esquina de ese balcรณn, Helena Paz Garro habรญa aparecido de abrigo y caperuza, probablemente en el otoรฑo o invierno de 1946, segรบn observo en la biografรญa visual de Elena Garro, Yo solo soy memoria, de Patricia Rosas Lopรกtegui. La imagen que me interesa fue publicada por primera vez en uno de los libros centrales para entender quรฉ pasรณ con Elena Garro, Debo olvidar que existรญ, de Rafael Cabrera. Con un vestido negro, transparente, Garro aparece en tres fotografรญas que permiten observar sus largas, delgadรญsimas piernas y su ropa interior, tambiรฉn de color negro. En una de ellas sonrรญe con amplitud; en otra, recargada sobre un muro, se le observa triste. La que fue elegida como portada de La reina de espadas, de Jazmina Barrera, es perfecta para mostrar la โ€œfragilidadโ€ de la modelo. En esa, Garro parece que observa la avenida, pero todo su cuerpo emite la sensaciรณn de algo hermoso, quebradizo, trรกgico. El contraste con el tรญtulo del libro no puede ser mรกs eficaz.

Quisiera no decirle Garro, sino Elena, como lo hace Barrera โ€“a quien tambiรฉn quisiera decirle Jazminaโ€“, pero una voz en la cabeza me detiene pues la autora dice que โ€œes una prรกctica machista comรบn la de referirse a los hombres por el apellido y a las mujeres por el nombre, excluyรฉndolas de la vida pรบblicaโ€. Ella la llama Elena, aunque explica que lo hace porque tiene una โ€œrelaciรณn afectuosaโ€ con su fantasma, โ€œporque es un apellido lindo y porque con รฉl sรญ, todavรญa, siento una respetuosa distanciaโ€. Esa respetuosa distancia es propia de su condiciรณn, pues en este doble desahogo โ€“la reseรฑa de algunos muy seleccionados momentos biogrรกficos de Garro y de los suyos propiosโ€“ se convertirรก en โ€œembajadoraโ€ de la autora de Andamos huyendo, Lola en los pasillos y jardines de la Firestone Library de la Universidad de Princeton, donde hace sus pesquisas junto con otros โ€œembajadoresโ€ (de Pizarnik, Pitol, Donoso y otros).

Desde sus primeras pรกginas, Barrera nos informa su propรณsito, sutilmente enmascarado en la descripciรณn de la obra de Garro, cuyas historias, dice, son de las que โ€œdenuncian la violencia contra las mujeres, que retratan la mente infantil con un entendimiento asombroso, que muestran sin tapujos la perversiรณn del gobierno, el racismo, el clasismo, y la lucha y resistencia de los pueblos indรญgenasโ€. Subida en la ola provechosa de la denuncia, Barrera se lanza a escribir por encargo โ€œun ensayito biogrรกfico modestoโ€ sobre una autora de la que nada sabรญa porque nadie le habรญa dicho lo extraordinaria que era esa mujer que se convierte en su personaje. Pero nos advierte โ€“y durante todo el libro insiste en elloโ€“ que su personaje es confuso y contradictorio. Se trata de una mujer pueril, fantasiosa o mentirosa, โ€œporque con ella cuesta mucho trabajo separar los hechos de la mentiraโ€.

Aunque a Garro โ€œle daba por tergiversar la historiaโ€, Barrera sigue adelante. No muestra nunca esas tergiversaciones โ€“documentadas ampliamente por la crรญticaโ€“; da por hecho las historias que su personaje narra a distintas personas o pone como muestra de las infamias sufridas por Garro fragmentos de su diario, de cartas, las memorias de su hija, entrevistas, etc. Convenientemente, intercala tambiรฉn citas de las obras de Garro que, editadas asรญ, aparentan verdades no ficcionales. A falta de notas a pie de pรกgina โ€“que habrรญan mostrado el enorme volumen de citas en el libroโ€“, la editorial realizรณ un buen trabajo de diseรฑo, de modo que uno puede saber de dรณnde vienen los pรกrrafos pues se seรฑalan en los mรกrgenes. Si uno revisa las โ€œFuentes, charcos y manantialesโ€ del libro, podrรก encontrar una pequeรฑa lista โ€“considerando la enorme bibliografรญa crรญtica que Garro ha suscitadoโ€“ donde los โ€œgarristas y los โ€œno garristasโ€ estรกn representados. No ocurre eso en el uso de dichas fuentes, aunque al menos reconoce la importancia del libro de Cabrera โ€“tanto lo citaโ€“ para entender los acontecimientos en los que Garro se vio involucrada en 1968.

Sorprende que estando en Princeton y frente a los Elena Garro Papers no haya revisado o citado documentos de los que mucho provecho habrรญa obtenido. ยฟO sรญ los leyรณ y decidiรณ ignorarlos? Pienso en la correspondencia entre Helena Paz y su padre o las cartas de Paz a su esposa cuando el poeta estรก en Berkeley, cuidando y manteniendo a Estrella Garro, internada en un hospital. Igualmente asombra que tampoco haya consultado las cartas de Josefa Lozano a su hijo y a Garro misma; que no se asomara a la correspondencia de Paz con Josรฉ Bianco (muy amigo de Garro) o con Carlos Fuentes (con quien tambiรฉn conversa sobre Garro y Paz Garro, sobre todo en 1968), entre otros muchos manantiales que se secaron quizรก por la inquietud que Barrera sintiรณ al tener entre sus manos esas hojas llenas de โ€œminucias infraordinariasโ€, manchas y tachones que le revelaban el carรกcter รญntimo de una escritora a la que no habรญa leรญdo y que, al hacerlo, la deslumbrรณ.

A los veintisiete aรฑos se entera de su existencia ยกen un paรญs extranjero! No puedo ignorar mi propia historia y ofrezco disculpas a Barrera por utilizar su mรฉtodo de composiciรณn. Cuando en elย CCHย de laย UNAMย โ€“escuela pรบblica, adviertoโ€“ me dieron a leer โ€œLa culpa es de los tlaxcaltecasโ€ y, el semestre siguiente,ย La semana de colores, el nombre de Elena Garro no fue una sorpresa para mรญ. Mi abuelo, oriundo de Iguala, tenรญa veneraciรณn por ella, de modo que la leรญ mucho antes que a Rulfo, a Paz o a Fuentes. Siempre me pareciรณ una escritora extraordinaria y pasado el tiempo concluรญ que era, asimismo, un personaje notable: โ€œapariciรณn poรฉtica, como solo puede producirse en paรญses rebosantes de colibrรญes y serpientesโ€, escribiรณ Jean-Clarence Lambert (Les armes parlantes, 1976), quien la conociรณ en sus aรฑos locos de Parรญs.

Al leer a Barrera pensรฉ que nuestra relaciรณn con Garro era distinta porque yo no he encontrado, entre cartas y fotografรญas, a mis bisabuelos comunistas junto a Garro y Paz, ni mi bisabuela fue la segunda mujer que se recibiรณ en Mรฉxico como tal. Mis abuelos solo fueron maestros normalistas. Otro asunto que nos distancia es que tal vez estudiamos en escuelas muy diferentes. No obstante, para ambas ha sido un personaje inolvidable, aunque yo no habrรญa pedido que me echaran las cartas del tarot para conocer algunos secretos de Elena Garro o, mejor, para saber cรณmo le irรก a esta reseรฑa. Eso me asusta un poco. La misma Barrera me hace temer por la crรญtica cuando comenta que alguien la previno: debรญa cuidarse pues a varias personas las habรญan amenazado por hablar mal de Paz, pero luego resultรณ que no, โ€œque no fue de Paz, sino de Carlos Fuentesโ€. Aclara que se tratรณ de un chisme, pero el libro pone a los chismes como materia de escritura, aunque asegure que โ€œlas intrigas son mรกs un telรฉfono descompuesto que otra cosaโ€.

Leyendo estos รบltimos apuntes sobre amenazas remotas o de plano risibles, comienzo a pensar que en realidad se trata de un libro parรณdico con una protagonista sin matices reales: una mujer brillante, frรกgil, expuesta a la maldad, a la injusticia, a la maledicencia y al olvido del mundo, a la locura de sus fantasรญas… Tal es el retrato que se pinta de este esquemรกtico personaje de algรบn mal cuento de hadas (con gatitos incluidos, polรญticos perversos, amantes miserables). Ademรกs de esbozar tambiรฉn en esos tonos a Helena Paz Garro, Barrera se decide a mostrarnos un dizque lado oscuro de la madre (aunque se cuida mucho de citar, de las memorias de la hija, las brutales descripciones que hace de Garro). Quizรก para que no se le acuse de parcial, Barrera nos muestra como de paso una Elena Garro clasista (โ€œindio asqueroso, suรฉlteme y recoja la basura con el hocico, que para eso le paganโ€), homรณfoba, promiscua, รกvida del dinero que despilfarra, junto con su hija, en pieles y ropa de diseรฑador…; pero para explicar las posibles incongruencias entre la persona real y el personaje, recurre siempre a llamarla la โ€œreina de las paradojasโ€ โ€“โ€œComo era la reina de las paradojas, a pesar de haber ella misma abortado mรกs de una vez, en una entrevista dijo que estaba en contra del aborto, porque consideraba que el feto tambiรฉn tenรญa derechosโ€โ€“ o a explicar que Garro โ€œtenรญa miedo y el miedo puede conducir a decir y hacer extravaganciasโ€. Dichas extravagancias obligan a Barrera a expresar, siempre polรญticamente correcta: โ€œno me atreverรญa a defender sus palabras, sus actos imprudentes e insensibles. Pero ahora comprendo mejor el estado mental en el que estaba Elena cuando Sรณcrates la acusรณ. Jamรกs disculparรญa lo que hizo, pero ahora entiendo por quรฉโ€.

En las pelรญculas animadas de algunas princesas nunca se insiste lo suficiente para denunciar a los verdugos. Barrera lo sabe y persevera en la fรณrmula ganadora, pero ella misma nos da la clave de su libro. No es un guion o una biografรญa sino una โ€œlibreta de apuntesโ€ โ€“lo que explicarรญa algunos descuidos del lenguajeโ€“, pero la verdadera revelaciรณn aparece aquรญ: โ€œOtro dรญa soรฑรฉ que Elena y Helenita eran al mismo tiempo Lorelai y Rory, las protagonistas de la serie Gilmore girls.โ€

Los lectores imaginamos que en el libro algo leeremos sobre la escritura de Garro, pero pronto nos decepcionamos. A la autora no le interesa y quรฉ bueno, pues los atisbos que encontramos apenas si reproducen los estereotipos de la mala crรญtica literaria. A Barrera no le importan ni la estructura, ni la forma, ni los amplios recursos literarios en las obras de su personaje. Estamos, entonces, frente al libro de una escritora que habla de otra escritora pero que no le interesa su escritura, sino algunas partes de su vida.

Barrera reconoce que escribiรณ el libro para hacer justicia, aunque de inmediato advierta que Garro no necesita de alguien que lo intente. Insiste, entonces, en narrarnos algunos detalles de la historia de su protagonista, mezclando noticias de su propia biografรญa y de la investigaciรณn que la llevรณ a escribir este libro. El mรฉtodo, pienso ahora, es suscitar la empatรญa por la risa y Barrera honra muchas veces el sentido del humor. ยฟQuรฉ pensar de la lectura de la carta astral como mรฉtodo de investigaciรณn? Parodia pura. La astrรณloga encuentra las razones para entender el fracaso de la relaciรณn entre Paz y Garro: โ€œporque รฉl era aries con ascendente sagitario. Los dos hablaban el idioma del fuego. ยกY para colmo, Paz tenรญa a Plutรณn en la casa siete, la del matrimonio!โ€. La carcajada llega en el capรญtulo titulado โ€œIncorregibleโ€, donde Barrera pide a Juliรกn Herbert que le lea el tarot para responder sobre la vida romรกntica de Garro, acerca de su paranoia o sobre su relaciรณn con Gutiรฉrrez Barrios.

Despuรฉs de todo el recorrido, Barrera deduce que Garro estaba loca. No solo se lo dicen sus amigos. Ella misma asegura: โ€œElena no era un ejemplo de salud mental.โ€ Luego se desdice acusando a la sociedad de utilizar esa palabra para descartar a las mujeres โ€œsin hacerse cargo de la complejidad de sus emocionesโ€. Le escribe un poema y, hablรกndole ya directamente, le dice: โ€œpara mรญ eres una reina de espadas y asรญ se va a llamar este libro, para darte gusto, a ti, que preferรญas la monarquรญa, a ti que โ€“no te hagasโ€“ te habrรญa encantado ser una reina. Que quisiste ser una reina y acabaste siendo una bruja. Una reina bruja โ€“que las hay tambiรฉn, claro que sรญโ€“ perseguida y delirante, aislada del mundo con tus gatos, leyendo el tarot y las constelaciones. Te lo digo con cariรฑoโ€.

โ€œDos aรฑos, seis meses y dos dรญasโ€ estuvo Barrera metida en la cabeza y en la vida de Elena Garro; poco tiempo para entender โ€œla complejidad de sus emocionesโ€, pienso. El resultado fue La reina de espadas, ejemplo de una peculiar venalidad intelectual, si no fuera un buen libro parรณdico. Elena Garro โ€“la escritora, la mujerโ€“ merecรญa mรกs. ~

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(Ciudad de Mรฉxico, 1961) es poeta, ensayista y editora de poesรญa en Letras Libres. Este aรฑo su libro Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes: crรณnica de una amistad (Ariel, 2020) recibiรณ los premios Mazatlรกn de Literatura y Xavier Villaurrutia.


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