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Hemos de adaptarnos a la tecnología que hemos creado. Primero, modificar nuestras células para que integren sin protestar todos los productos artificiales que ahora les perjudican. Sabemos cómo modelar el ADN, editamos las letras y la ia predice y simula los resultados: una vez comprobados hay que hacer pruebas con humanos. La urgencia nos obliga a saltarnos los protocolos de seguridad que han regido hasta ahora, aunque –y porque– es notorio que ya casi nadie los respetaba. La presión para evolucionar es más fuerte que las precauciones y las normas.

Dos tendencias principales se afianzan en los mercados que irrigan e imprimen velocidad a estos procesos ya imparables: contratar cobayas humanos (a) y hacer pruebas en caliente con voluntarios (b) que acepten someterse a ellos por diversas vías, una de las cuales es este texto que responde a la segunda fórmula (b) así que el presente párrafo es una advertencia preliminar de obligada lectura. La aceptación de los puntos siguientes supone a todos los efectos la firma de un contrato informal pero de plena validez jurídica y legal así como el sometimiento a la jurisdicción que se indicará en los correspondientes anexos.

Mientras usted lee este texto recibe emulsiones de código personalizado que modifican su ADN de acuerdo con las carencias que el sistema ha diagnosticado mientras leía las primeras líneas.

Aunque no es esa su misión principal este párrafo es –también, y como agradecimiento a su disposición para colaborar (expresada por el mero hecho de seguir leyendo)–, un texto curativo por defecto. Según nuestros cálculos y simulaciones ia es eficaz en un 99%, con un margen de error de entre un 5 y un 7% siempre referido a consecuencias inocuas que en ningún caso pueden perjudicar o alterar sustancialmente su genoma (aunque sí podría afectar a su posible descendencia, y por ello esta línea es una mera precaución jurídica para excluir cualquier eventual reclamación futura, pero obviamente no está basada en ninguna evidencia ya que el procedimiento en caliente (b), como se ha indicado arriba, se prueba aquí por primera vez). No obstante el protocolo debe ajustarse a posibles eventualidades no previstas, lo que nos obliga a añadir otra cláusula de exención de responsabilidad que usted asume al seguir leyendo y traspasar la línea de firma [que es esta] a partir de la cual ya no se puede retroceder ni revocar los permisos citados.

¡Gracias por su valor!

Esta prueba en caliente (b) se puede estar ejecutando simultánea o sucesivamente en múltiples soportes y formatos, siempre sujeta a la previa aceptación del sujeto cobaya. Así, es posible que en ciertas redes sociales que sufren modificaciones sorprendentes y anuncian proyectos de trascendencia global se someta a los usuarios a procedimientos similares al que estamos probando ahora con usted. Como los métodos son de código abierto y están al alcance de personas o corporaciones sin escrúpulos tememos que realicen las pruebas en caliente (b) sin preguntar antes y sin atenerse al marco jurídico que hemos explicado arriba. Así que, cuidado: no hay forma de saber si te están analizando, copiando o modificando el genoma en una sesión de lectura y/o interacción en cualquier soporte. Estos avances, tal como destacan ciertos tecnoexégetas, vienen a confirmar lo atinado de la frase bíblica “el verbo se hizo carne”.

Conviene aquí recordar que los aparatos electrónicos para leer y modificar el ADN mediante impulsos eléctricos,1 aunque todavía no pueden comprarse en el mercado, son cada vez más populares: en efecto, hay personas y empresas que los utilizan para adelgazar, cambiar el aspecto físico por completo y operar múltiples modificaciones en seres humanos sin ninguna garantía. Este extremo, todavía poco conocido, puede ser el causante de la aparición de seres monstruosos, deformidades y aberraciones no solo físicas sino también, y esto es especialmente delicado, sicológicas. Hay casos en los que los propios clientes han exigido –y conseguido– la alteración total de su naturaleza humana para regresar a estadios primitivos de la evolución con el objetivo, según la declaración de uno de ellos, de vencer el “hastío existencial” y “experimentar los albores de la humanidad”. La retroactividad de estos experimentos es dudosa o imposible, aunque hasta la fecha ninguna de las personas que han optado por esas mutaciones ha expresado su deseo de volver a su forma humana ni ha dado señales de vida. Las noticias acerca de estas personas, mucho más numerosas de lo que podría pensarse (el precio del tratamiento es disuasorio, más por los riesgos de todo tipo que por el procedimiento en sí que, como se ha explicado, es trivial), provienen de los horripilantes sucesos protagonizados por fieras “de aspecto vagamente humanoide” o “seres de pesadilla” (sic) que los medios adjudican a misteriosas campañas de márquetin de terror.

A estas alturas de texto, rebasada ya la franja de obtención y manipulación de sus datos (exactamente de “usted” en el sentido más pleno del término), y una vez explicados ciertos riesgos, le ofrecemos una última oportunidad para abandonar este ámbito y renunciar así a más modificaciones. Usted puede salir exit ahora del texto con la seguridad de que en esta primera fase solo se le han aplicado leves mejoras con mínimo margen de error. Sus datos nos permiten disponer, almacenar y activar con fines comerciales tantas copias de usted como veamos conveniente (por supuesto ninguna de ellas usurpará sus datos de identidad, al menos mientras permanezcan en nuestros servidores: obvio que no podemos extender esa cláusula a futuros compradores de su ADN, que ya no será igual al suyo actual ni a sus otras copias porque, aparte de evolucionar por su cuenta con naturalidad, nuestros algoritmos lo siguen optimizando sine die por defecto). Si a pesar del aviso ha optado por seguir leyendo le será útil saber que ha entrado en la fase 2 (b2) de modificaciones en el sentido antes citado de regreso a los albores de la humanidad, ¡y gratis! ~


1 “El aparato a pilas que permite reprogramar el ADN para tratar enfermedades incurables”, de María Duarte, publicado en El Confidencial. Disponible en: https://www.elconfidencial.com/tecnologia/novaceno/2023-08-02 electricidad-controla-adn-tratamiento-enfermedades_3711649/. “An electrogenetic interface to program mammalian gene expression by direct currents”, de Jinbo Huang, Shuai Xue, Peter Buchmann, Ana Palma Teixeira & Martin Fussenegger, publicado en Nature Metabolism. Disponible en: https://www.nature.com/articles/s42255-023-00850-7.

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(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la página gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).


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