En Gabriel Zaid en Letras Libres, Fernando García Ramírez, autor de la selección y el prólogo, edita un libro que va en busca de varios lectores y los encuentra. Están aquellos que, conocedores de la obra del poeta y ensayista, sentirán la legítima tentación de asomarse al azar tanto a la relectura de lo conocido como al descubrimiento de lo desconocido. Están también los que contrastarán la selección del antologador con la cronología de los artículos de Zaid en Letras Libres que se incluye en el libro y, como suele suceder con los lectores asiduos, harán su propia antología. Podemos pensar incluso en los jóvenes lectores que encontrarán en este libro su primer acercamiento a la obra de Zaid: a su ingente afán intelectual, a sus estilos y variaciones, a la contemporaneidad de sus temas –lo que supone también su capacidad para volver contemporáneos los menesteres más antiguos.
Para la elaboración de esta antología, García Ramírez retoma una noción central en el pensamiento editorial de Zaid: la edición como actividad creadora que propicia la lectura, de la cual se deriva la conversación, tanto con el texto como entre los lectores del texto. En Zaid, la noción se extiende incluso a las faenas del librero, maestro, bibliotecario, bibliógrafo, antologador o crítico, en tanto “editores” del conocimiento, que le dan una organización, una estructura, una clasificación, con la posibilidad de volverlo una propuesta de conversación y eventualmente un canon –que no implica “la última palabra”–. Zaid lo ha hecho en Ómnibus de poesía mexicana y con su propia obra difundida en distintos medios impresos, agrupada –mas no agotada– en más de treinta títulos sobre distintos temas, en donde ha ido combinando artículos –reescribiéndolos, reeditándolos– de distintas maneras, y, como apunta García Ramírez, ha estado abierto también a las observaciones de algunos de sus atentos lectores. Leer poesía surgió a recomendación de Joaquín Díez-Canedo y El poder corrompe a propuesta de Enrique Krauze.
A diferencia de otros autores mexicanos igual de prolíficos, Zaid no ha permitido que la acelerada actualidad desgaste su obra con su transcurso incesante. Por el contrario, varios de sus títulos han llegado a las librerías, y por tanto a la conversación pública, en momentos cruciales, como El progreso improductivo, De los libros al poder o Dinero para la cultura. En otros casos, la sola aparición de sus libros ha establecido asuntos de necesaria reflexión, como en El secreto de la fama, Reloj de sol y Cómo leer en bicicleta. En un principio, Zaid ha “editado” su propia conversación con los lectores a través de las revistas, los periódicos o los suplementos y más adelante a través de los libros, que suponen una nueva edición. Conversar es humano, recordó Octavio Paz. Como base de esa humana conversación, editar también lo es.
En esta ocasión, Zaid es antologado por uno de sus más dedicados lectores. Conviene recordar que no es la primera vez que Fernando García Ramírez prepara un libro sobre su obra. El crítico literario y analista político publicó en 2012 Leer, que no está dedicado a la lectura como tema sino a presentar los diferentes tipos de lectura que ha propuesto Zaid, para lo cual le sirve de auxilio un índice con comentarios. Para esta nueva antología, García Ramírez ha agrupado los textos aparecidos originalmente en Letras Libres de acuerdo a los libros en donde fueron integrados. En promedio, salvo para Reloj de sol del cual selecciona un poema, el libro incluye de dos a tres textos de Leer poesía, Los demasiados libros, Tres poetas católicos, El secreto de la fama, Empresarios oprimidos, Dinero para la cultura, Cronología del progreso, Mil palabras y Poemas traducidos, además de textos no recogidos en libros.
Uno de los aspectos que más distingue la obra de Zaid es su capacidad de trasladarse de un tema a otro, abordando cada uno de esos temas con idéntica familiaridad y acuciosa erudición, como si pasara de soslayo y con deslumbrante profundidad por sus más complicados vericuetos, para exponerlos con una claridad y síntesis casi axiomáticas –que recuerdan a Spinoza y a los escolásticos en general–. A la vez, Zaid convierte cualquier asunto, por insólito o de segundo orden que parezca, en el más importante de la conversación, debido al cuidado que pone en la exposición y a una cordial y con frecuencia delicada y afectuosa ironía –lo que no significa que, en otros contextos, cuando hace falta la aseveración contundente, Zaid no se convierta en un fulminante polemista–. García Ramírez ofrece de esta manera una panorámica, iluminadora y gozosa selección de textos, muchos de ellos emblemáticos junto a otros que con justicia merecen estar en antología. Puestos todos ellos sobre la balanza para el lector.
Zaid, explica García Ramírez, ha “construido” su obra –y en ello está de por medio su visión de ingeniero– mediante la organización eficaz de sus temas. Tal como se sabe, todos sus libros se basan en los artículos y ensayos aparecidos previamente en medios impresos. No obstante, ahonda el antologador, no hay un “método Zaid” pues un tema puede desarrollarse lo mismo a través de una serie de colaboraciones mensuales en Letras Libres que ser atendido de manera intermitente, después de tratar otros asuntos. En este aspecto, el libro comparte de manera fidedigna no solo la obra de Zaid sino también la manera en la que él mismo la ha editado y puesto al alcance de la lectura. Gabriel Zaid en Letras Libres es “Zaid según Zaid”. No obstante, la antología deja intencionalmente al margen otros aspectos relevantes del autor en la revista como su participación como consejero editorial y administrativo y como “brújula moral”, pues, de acuerdo con García Ramírez, “Gabriel Zaid ha sido y es la columna vertebral de Letras Libres”.
Al abordar una cuestión, Zaid la lleva hasta sus últimas consecuencias. Véase “Organizados para no leer”. La lectura, expone, es el centro de la vida literaria. Aún así, hay numerosas actividades que prosperan en esa misma vida literaria sin que sea necesaria la lectura, entre las que se encuentran: 1. Hacer vida social en el mundo literario sin leer. 2. Publicar noticias sobre los autores, sin leerlos. 3. Consagrar a un autor sin haberlo leído y 4. Publicar un libro sin tampoco haberlo leído. Desde otra perspectiva, en “Un poema de Safo”, Zaid inicia con la revisión de algunas traducciones al español y a otros idiomas de unos versos de la poeta lírica, se ocupa de las distintas interpretaciones derivadas del análisis palabra por palabra del original en griego, y remata con su propia versión. “¿Qué hacer con los mediocres?”, dedicado a la evolución del significado neutral, luego positivo, más adelante negativo y tabú en la actualidad, de la noción de “medianía”, concluye con un llamado de alerta contra los arribistas que acaban convirtiéndose en modelos de la sociedad. Elijo estos tres textos de manera estrictamente aleatoria.
Zaid también deslumbra cuando hace exactamente lo contrario y queda, por llamarlo de alguna manera, “a la deriva”, a la merced de las circunstancias del texto. “Aventura sueca”, sobre el surgimiento de la academia –institución renacentista opuesta a la universidad, institución medieval–, se desarrolla pronto como un apunte literario sobre la muerte de Descartes, las pesarosas exhumaciones de sus restos y su desaparición final como personaje histórico en la película Queen Christina, interpretada por Greta Garbo, para ser sustituido por un personaje de ficción, un apuesto español del cual se enamora la reina. Lo mismo sucede con “El ascenso de la imagen”, que se ocupa inicialmente de la publicidad para desembocar en una espiral de reflexiones filosóficas sobre las equívocas relaciones entre la realidad, la persona y la imagen. En “Recordación de Uranga”, un texto que alterna la reflexión filosófica y el apunte histórico del tono confesional, deja constancia del aprecio y admiración de Zaid por el más brillante miembro del Grupo Hiperión (junto al texto de Ricardo Garibay, incluido en Tendajón mixto, las dos más vívidas evocaciones del filósofo).
La conversación sobre la lectura, la cultura, la poesía, la economía, son asuntos centrales en nuestras circunstancias actuales, y no hace falta explicarlo. Gabriel Zaid en Letras Libres nace en un momento idóneo. El poeta y ensayista recomienza y continúa la conversación con sus lectores, una conversación que ha circulado ya durante siete décadas. ~