Por el camino de Galta

Ejemplo de libertad total, El mono gramรกtico de Octavio Paz, publicado hace cincuenta aรฑos, explora las experiencias, memorias y percepciones que el poeta tuvo en la India en los sesenta. Su trรกnsito por el camino de Galta dio origen a una rica tradiciรณn en la poesรญa mexicana.
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El mono gramรกtico de Octavio Paz ha representado, en su momento y despuรฉs, uno de los actos mรกs deslumbrantes de escritura. El libro se concluyรณ en el verano de 1970 en Cambridge, Reino Unido, adonde Paz se refugiรณ despuรฉs de haber renunciado a su cargo como embajador de Mรฉxico en la India, como respuesta a la masacre de Tlatelolco perpetrada por el gobierno mexicano contra los estudiantes en 1968. La primera ediciรณn del libro apareciรณ en Parรญs, en 1972 โ€“celebramos ahora sus cincuenta aรฑosโ€“ en traducciรณn de Claude Esteban, en la colecciรณn Les Sentiers de la Crรฉation, que dirigรญan Albert Skira y Gaรซtan Picon; en espaรฑol se publicรณ dos aรฑos despuรฉs en Seix Barral, de Barcelona. En 1969 Paz habรญa ya publicado en Mรฉxico, en la editorial Joaquรญn Mortiz, dos libros brillantes, surgidos en gran medida de su experiencia en la India, Ladera este,poemas, y Conjunciones y disyunciones,ensayos.

El mono gramรกtico acaso reconcentra lo que fue para Paz esa experiencia de la India desde un punto de vista singular: el del impasse al que pudo precipitarlo el cambio tan veloz y radical de su abandono de la India, despuรฉs de los seis aรฑos que viviรณ allรญ, importantรญsimos para รฉl tanto en la esfera personal como creativa. Desde cierto รกngulo, el texto se siente como una especie de crisol donde se funden un cรบmulo de experiencias, memorias, percepciones, invenciones, recuentos. Disoluciรณn tal vez necesaria para dar paso a una recomposiciรณn, una nueva articulaciรณn que se manifiesta ya en El mono gramรกtico y fue dando forma a su trabajo posterior. Aunque se trata de un libro muy estudiado, quisiera recordar algunas cosas.

A diez kilรณmetros de Jaipur, en la regiรณn de Rajastรกn, Galta estรก construida en un estrecho paso de montaรฑa que recibe agua de una fuente, desde lo alto del monte, y tiene un gran complejo de palacios y templos, algunos en notable deterioro, que estรกn alineados a lo largo de la hondonada. Desde principios del siglo XVI el lugar estuvo habitado por ascetas que provenรญan de la tradiciรณn de Ramanuja. Hay monos por todas partes.

Una pregunta: ยฟSerรญa distinto lo que produjo Paz si se hubiera tratado de cualquier otro lugar? Probablemente no, pues paisajes deslumbrantes, templos magnรญficos, sadhus, ruinas y monos hay por todas partes de la India. Podrรญa pensarse que cualquier sitio habrรญa sido idรณneo para detonar los torrentes de imรกgenes e ideas que bajan, como el agua de la montaรฑa, a llenar uno tras otro los capรญtulos del libro, que alternan las referencias de ese camino de Galta con otras de Cambridge.

Otra pregunta: ยฟSi El mono gramรกtico no hablara de Galta, cuatro poetas mexicanos que visitaron el lugar en aรฑos posteriores habrรญan ido allรญ? Probablemente no, pues es obvio que fueron siguiendo las huellas de Paz, y los cuatro escribieron textos breves sobre su propia experiencia de Galta, que son en sรญ pequeรฑos homenajes al poeta y su recreaciรณn del sitio, que ellos evocan desde distintas รณpticas.

Los pasos de Paz por Galta, al igual que su propia escritura al rememorarlos, tienen una indeterminaciรณn โ€“o una libertadโ€“ total: no saben a dรณnde van, cuรกl es el fin del recorrido. Tal vez solo importa el recorrido mismo, que se anula a medida que transcurre, pues โ€œel fin โ€“dice Pazโ€“ es la refutaciรณn y la condenaciรณn del camino: al fin el camino se disuelve, el encuentro se disipa. Y el fin tambiรฉn se disipaโ€.

{{ El mono gramรกtico, p. 12. }}

 ยฟFin como final o como finalidad? La escritura se ejerce sobre todos los objetos que salen al paso, ya sea en Galta o en Cambridge. Es una escritura que trepa, se adhiere a cualquier cosa para seguir produciรฉndose, desde โ€œun pensamiento en blancoโ€ โ€“โ€œGalta no estรก aquรญ, me aguarda al final de esta frase. Me aguarda para desaparecerโ€.

((Ibid., p. 19.))

Y no escapa a Paz la posibilidad de la โ€œsupercherรญa retรณricaโ€

{{Ibid., p. 25.}}

y de las trampas del lenguaje mismo. Justamente por eso, sus constantes paradojas no se reducen a ser juegos inteligentes de palabras o artificios verbales. Maneja el lenguaje con la misma agilidad, astucia y estrategias sorpresivas que despliega el propio Hรกnuman en sus leyendas. Evidentemente, el mono gramรกtico es tambiรฉn el propio Paz. El lenguaje es el vehรญculo de la expresiรณn, pero es tambiรฉn uno de los temas mรกs reiterados, al igual que el de los signos. El libro es en sรญ mismo โ€“como se dice en sus pรกginasโ€“ un paisaje de signos llenos de contraposiciones, paralelismos, paradojas.

Su apasionada reflexiรณn sobre el lenguaje avanza incontenible, creando sombras y reflejos que van de la realidad a las palabras, y de estas otra vez a los objetos โ€“el nombre y la cosaโ€“; van de la sensaciรณn a la percepciรณn; van del surgimiento de cosas y palabras a su disoluciรณn, como en los grandes ciclos cosmogรณnicos indios; forman de pronto una conjunciรณn inextricable de lenguaje, paisaje y erotismo; describen lugares, arboledas, pรกginas de manuscritos, pinturas, peregrinaciones. Un discurso salido de no se sabe quรฉ profundidades del habla y de la mente se alterna con descripciones muy puntuales y objetivas. La reflexiรณn surge de un juego de espejos que puede aventurar alguna hipรณtesis, pero desemboca siempre en un torrente de imรกgenes poรฉticas. Y llega, por vรญa de la poesรญa, a la misma laboriosa conclusiรณn de Kant, que habla de la imposibilidad de conocer la โ€œcosa en sรญโ€. Dice Paz: โ€œLas cosas reposan en sรญ mismas, se asientan en su realidad y son injustificables. Asรญ se ofrecen a los ojos, al tacto, al oรญdo, al olfato โ€“no al pensamiento.โ€

((Ibid., p. 99.))

En la รฉpoca en que se escribiรณ El mono gramรกtico los debates del post-estructuralismo, la semiรณtica y la semiologรญa estaban en su apogeo. El libro podrรญa ser objeto โ€“sin duda lo ha sido yaโ€“ de un anรกlisis bajo esas perspectivas. No obstante, es posible que, a cincuenta aรฑos de su publicaciรณn hayan envejecido mรกs algunas de esas teorรญas que el propio libro de Paz. Como decรญa con gran belleza el texto de contraportada de su primera ediciรณn, este es โ€œuna constelaciรณn de signos e imรกgenes, de presencias fonรฉticas y semรกnticas, que estallan con silencioso resplandor en el campo de batalla de la pรกgina en blancoโ€. Y aunque Paz por lo general estuvo atento a cualquier debate relevante, siempre he encontrado que la dinรกmica de su pensamiento se enraiza mรกs en visiones y conceptos de filosofรญas orientales.

Cuando habla, por ejemplo, no solo de la naturaleza que โ€œnos engendra y nos devoraโ€ y del constante surgimiento y disoluciรณn de todo, sino de que hay que โ€œAprender el arte de la inmovilidad en la agitaciรณn del torbellinoโ€,

{{Ibid., p. 15.}}

o de que โ€œla forma del cambio es la fijezaโ€,

{{Ibid., p. 16.}}

hace recordar muy directamente la Bhagavad Gฤซtฤ, cuando Krishna dice, al hablar del karmayoga, que un yogui es โ€œaquel que en la acciรณn ve la inacciรณn y la inacciรณn en la acciรณnโ€.

{{Bhagavad Gฤซtฤ, 4.18.}}

Esto no es un mero juego de palabras. Plantea la necesidad de experimentar en cada uno de los dos elementos la raรญz del elemento contrario, para asรญ poder trascender la dualidad.

La dinรกmica de contrarios que establece Paz estรก mรกs cerca de esta nociรณn que de la dialรฉctica de Hegel, como se ha querido ver. Paz precisa: โ€œLa sabidurรญa no estรก ni en la fijeza ni en el cambio sino en la dialรฉctica entre ellos.โ€

{{El mono gramรกtico, p. 16.}}

Y en su extraordinaria poรฉtica El arco y la lira (1956) โ€“para mรญ la mรกs importante del siglo xxโ€“ aludรญa ya en el tรญtulo a โ€œla armonรญa de tensiones opuestasโ€ de la dialรฉctica de Herรกclito, muy lejos del tercer elemento degenerativo de la sรญntesis hegeliana. Pero, finalmente, Paz no estaba atado a ninguna filosofรญa ni teorรญa de crรญtica literaria, sino que ejerciรณ siempre la inmensa libertad de la poesรญa misma.

Esto es quizรก lo que atrajo a cuatro poetas mexicanos que por distintas razones y en diversos momentos viajaron a la India y quisieron transitar, ellos tambiรฉn, por el camino de Galta. A continuaciรณn quisiera referirme un poco a ellos y a su trabajo, y a lo que cada uno escribiรณ a partir de su experiencia ahรญ.

((El material de estos cuatro poetas estรก incluido en mi compilaciรณn El Lejano Oriente en la poesรญa mexicana, que actualmente se encuentra en prensa.))

โ€ข

Francisco Hernรกndez es uno de los mejores poetas mexicanos vivos. Naciรณ en Veracruz en 1946, ha recibido los principales premios literarios en Mรฉxico y es autor de numerosos libros de poemas. Entre los mรกs reconocidos estรกn los que forman la trilogรญa Moneda de tres caras (1994), cuya constante es la locura, tal como se manifestรณ en Schumann, Hรถlderlin y Trakl. Ha escrito tambiรฉn, con el heterรณnimo de Mardonio Sinta, coplas populares a la manera de las que cantan los jaraneros veracruzanos. La jarana, una especie de guitarra pequeรฑa con ocho cuerdas, proviene de la guitarra barroca espaรฑola del siglo XVI. Las coplas fueron reunidas en el libro ยฟQuiรฉn me quita lo cantado? (2007). Hernรกndez escribiรณ otra copla en la India, que antecede a sus referencias de Jaipur y Galta; tiene todo el sabor de las coplas tradicionales y hace uso, sin ningรบn pudor, de muchos lugares comunes sobre la India. Cito aquรญ la copla:

Habรญa que entonar unas coplas con los jaraneros de Jaipur:

La India tiene mรกs colores
en sus pobres que en sus ricos.
Y ramilletes de flores
en los culos de sus micos.

Contigo a la India lleguรฉ
muy cansado y con flojera
y enseguida te comprรฉ
una preciosa pulsera.

Pasan un par de elefantes,
rugen tigres de Bengala.
Del cielo bajan turbantes
donde el corazรณn se instala.

Esto se encuentra en el texto โ€œImรกgenes de un viaje relรกmpago a la Indiaโ€, escrito en 2008, y que es donde tambiรฉn aparece la breve referencia a Galta, que reproduzco completa:

Habรญa que alejarse de Jaipur 10 kilรณmetros para llegar a Galta con una emociรณn muy honda, gramรกtica, poรฉtica. Ante la representaciรณn de Hรกnuman nos descalzamos. A cambio de monedas un sacerdote nos colocรณ pulseras de hilo y en nuestra frente marcรณ las tilaks, que simbรณlicamente denotan el conocimiento interno o tercer ojo. Algunos monos se acercaron y el hombre sonriรณ para tranquilizarnos. Uno de ellos subiรณ a un poste de luz inservible y lo sacudiรณ dando la voz de alarma. Cientos de macacos salieron de las ruinas, bajaron de los รกrboles y nos rodearon con chillidos tan amenazantes como sus colmillos. Por suerte, un Ahuyentador se hizo presente con una vara de bambรบ en la mano derecha y una nube de polvo en la izquierda. Las hembras se dispersaron con sus crรญas, pero los machos continuaron saltando, peleando y corriendo, con una cรณlera tan hirviente y encarnada como el atardecer.

โ€ข

El segundo de estos poetas que viajaron a Galta es Francisco Serrano, quien naciรณ en la Ciudad de Mรฉxico en 1949. Ademรกs de escribir poesรญa, ha incursionado en el teatro y la literatura para niรฑos. Ha hecho tambiรฉn numerosos libros en colaboraciรณn con pintores mexicanos muy destacados y su poema dramรกtico La rosa de Ariadna (1992) sirviรณ como libreto para la รณpera homรณnima del mรบsico italiano Gualtiero Dazzi. Siguiรณ tambiรฉn otras huellas de Paz, al traducir el diario de viaje de Matsuo Bashล de 1684, de fecha anterior al que Paz tradujo junto con Eikichi Hayashiya y titulรณ Sendas de Oku (1957).

El poema de Francisco Serrano sobre Galta, titulado โ€œVislumbreโ€, recrea tambiรฉn a los omnipresentes monos. Este es el comienzo:

En Galta, bajo un cielo llameante,
entre peรฑas rocosas
y esbeltos edificios con arcadas
(la sombra de Paz pasa entre dos cรบpulas),
un hatajo de monos juguetea
junto al estanque al pie de la gran roca.
Rijosos e irritables
chillan, corren, se muerden, se zambullen.
Recorren la terraza,
trepan por las escalinatas
se desparraman por la plazoleta.

Los monos siguen haciendo de las suyas durante las siguientes cinco estrofas, aunque en la cuarta aparece una niรฑa, elemento inesperado que da al poema una vida singular, salvรกndolo de quedar reducido a narrar las tropelรญas de los macacos.

ยกAtrรกs, atrรกs! Los monos se dispersan.
La niรฑa, arriba, rรญe.
Sus ojos son dos lagos
de sombra con destellos de plata.

Conforme la contemplo,
el santuario, los templos, las colinas,
la plazoleta al pie de la gran peรฑa,
el trajรญn de los monos, el estanque,
parecen transfundidos en un cristal de roca:
vรญvida transparencia, esplendor suspendido.

Todo fulgura, quieto
e inerme bajo el sol, transfigurado
en la mirada de esa niรฑa.

โ€ข

Myriam Moscona, nacida tambiรฉn en la Ciudad de Mรฉxico en 1955, ha escrito muchos libros de poemas y ha recibido premios importantes en Mรฉxico y Estados Unidos, y, entre otras becas, obtuvo una de la Fundaciรณn Guggenheim para escribir la novela Tela de sevoya,que tiene fragmentos en ladino, la lengua judeoespaรฑola de los sefardรญes; esa novela recibiรณ el Premio Xavier Villaurrutia (2012) y se publicรณ en Mรฉxico, Espaรฑa y Argentina.

De un viaje a la India que realizรณ hace unos aรฑos, escribiรณ en prosa sobre cinco โ€œpuertasโ€ del paรญs: Galta, Calcuta, Delhi, Jodhpur y Varanasi. En la โ€œPuerta de Varanasiโ€, habla de los estereogramas que muestran en apariencia una sola imagen, pero, al ser observados con cuidado, revelan otra, oculta entre las luces, sombras o lรญneas de la primera. Al aplicar esta nociรณn a la ciudad de Varanasi ella descubre otra ciudad detrรกs de la que se ofrece en una primera impresiรณn a los viajeros. Es una observaciรณn brillante. La idea del estereograma se puede aplicar a toda la India. Es casi un lugar comรบn decir que quienes viajan por la India pueden salir corriendo o enamorarse del paรญs para siempre; dependerรก sin duda de quรฉ cara del estereograma vea cada quien, o en quรฉ medida les sea posible ver las dos.

De su โ€œPuerta de Galtaโ€, incluyo unos fragmentos:

El mono gramรกtico de Octavio Paz tiene en sus pรกginas centrales unas fotografรญas en blanco y negro, bastante precarias, donde pueden verse los restos de un templo descarapelado. Bajo esa guรญa llegamos al atardecer. A la entrada un indio guarda en una canasta de paja su serpiente (previamente desdentada). El hombre sopla un extraรฑo instrumento de aliento y la serpiente esponjada y furiosa comienza a elevarse. Un sitio idรฉntico a las fotografรญas de mi ediciรณn, solo que en estas no aparecen los macacos, tal vez unos ochenta, que salen al encuentro esparcidos por las escalinatas del templo baรฑado con esa luz inclinada por el descenso del sol. El cuidador nos ha comprado bolsas de cacahuates que nos cobrarรก subrepticiamente y de paso ayudarรก a alimentar a esa manada de micos que desciende por los pasamanos del templo con absoluto desparpajo. Algunos fornican, otros se despiojan, algunos mรกs se masturban. Una madre amamanta a sus crรญas y nos mira y nos esquiva y vuelve a buscarnos. A la salida del templo veremos una escena similar. Ahora son dos mujeres en cuclillas que se espulgan la cabeza. […]

En una orilla descubro un fresco daรฑado con el rostro de Hรกnuman, el mono gramรกtico al que Paz dotรณ de distintas capas reflexivas y que ahora nos devuelve el paisaje, el olor extraรฑo del lugar, los ramilletes de micos de nalgas rosadas, las lecturas que concentran el esplendor asqueroso y fascinante de Galta, idรฉntica a sรญ misma.

โ€ข

Finalmente, Ernesto Lumbreras, nacido en Jalisco en 1966, es igualmente un poeta muy destacado, autor de muchos libros de poemas y ensayos que ha sido galardonado en numerosas ocasiones. Sobre su viaje a Galta, no se detiene en una primera impresiรณn del lugar y crea un texto contemplativo en el que esas impresiones maduran para volverse un poema en prosa de la mejor escuela. Lo reproduzco completo:

DELETREAR GALTA
G

Para llegar a Galta habrรญa que pensar en cualquier otra cosa, menos en Galta. Intuir en todo caso una remota posibilidad de estar allรญ, con el estanque reflejando โ€“a mi espaldaโ€“ un bosque difunto y la duda aristotรฉlica de ser o no ser el grito de un ave carroรฑera o un destello mรกs del mediodรญa que no acaba โ€“malabarista pirรณmano y bonzo sensualโ€“ de prenderse fuego.

A

El antiguo camino de tierra ocre habรญa mudado de piel. ยฟCรณmo recorrer el trayecto a la boca de la caรฑada bajo el sol canรญbal de Rajastรกn, sin el polvo de guindillas โ€“con sus fogatas meditabundasโ€“ en mi garganta? Ahora, el chapopote del asfalto marcaba en mis pies un permanente umbral de escorpiones. ยฟPor quรฉ diabรณlica manda o santรญsimo embrujo tuve que torcer el viaje hacia aquellas terrazas espectrales?

L

Tal vez en la cabeza marmรณrea de vaca โ€“incrustada en el vรฉrtice del caรฑรณnโ€“ encuentre las sinrazones de mi visita: manar de verbos inhรณspitos, insomnio lรญquido de un enjambre de moscas. Varios meses despuรฉs me veo en una fotografรญa, rodeado de una familia de monos. ยฟGalta o Catemaco? Mi doble antรญpoda me seรฑala el culo carmesรญ de los nerviosos y voraces cuadrรบmanos. Mis ojos se demoran en sus ojos, rojos de tanta oraciรณn o de lluvia con grillos cayendo en esos templos de baldosas cubiertas de pรฉtalos.

T

Me gustarรญa jurar por Shiva o Tonantzin que estuve en Galta, alimentando con cacahuates a los sobrinos de Hรกnuman. Vuelvo a mirar la instantรกnea de los monos en el estanque โ€“de aguas lamosas e iniciรกticasโ€“ y no me encuentro allรญ. ยฟSerรฉ ahora la montaรฑa de piedra viva que guarda a estas ruinas? ยฟO la sombra del ave carroรฑera picoteando la duda existencial de un papel? Todo es posible ahora que desciendo, peldaรฑo a peldaรฑo, las terrazas de Galta y diviso, allรก abajo, en el atrio de la plaza, a unos pocos turistas que se descalzan y encaminan โ€“risueรฑos, de puntillas, preparando sus cรกmarasโ€“ por los corredores donde los aguarda, hambriento y colรฉrico, el dios del lugar.

A

ยฟBuscaba la paz de la tolvanera al desviar mi camino de Jaipur? Peregrino sin caravana, tomรฉ el abecedario del sitar y marchรฉ unos cuantos kilรณmetros desoyendo la turba de pavorreales salvajes โ€“demonias lujuriosas del desiertoโ€“ hasta llegar a la hondonada de templos color granate.

Freno mis cavilaciones y contemplo en mi muรฑeca derecha un hilo rojo y blanco, anudado por la trompa de Ganesha. ยฟPrueba eso que estuve allรญ, mascando y escupiendo paan con el garbo de un maharaj? Por supuesto que no. Ese delgado cordรณn, un dรญa se romperรก y con un poco de fortuna, llegado ese momento, mis sospechas cartesianas โ€“sobre mi eterno mediodรญa en Galtaโ€“ romperรกn sus espejos donde una y mil noches estuve, acompaรฑado de mi fantasma, mientras mirรกbamos las aguas del Ganges arrastrar la balsa ardiente con mi cadรกver florido.

โ€ข

Es notable el magnetismo de Paz y de sus textos. El poder de El mono gramรกtico solo puede brotar de una tremenda fuerza interior โ€“la misma que atrajo al sitio a estos otros poetas, sintiendo tal vez que Galta era una fuente de inspiraciรณnโ€“. Como apuntรฉ al principio, quizรก Galta solo actuรณ para Paz como un detonador, quedando al mismo tiempo imantada por las palabras del poeta.

Lumbreras dice: โ€œยฟPor quรฉ diabรณlica manda o santรญsimo embrujo tuve que torcer el viaje hacia aquellas terrazas espectrales?โ€ Una โ€œmandaโ€ en Mรฉxico es una promesa o un voto que hacen a Dios o a la Virgen o a un santo, quienes emprenden una peregrinaciรณn. Esto no es muy distinto en la India. Hay muchรญsimas formas de religiรณn popular que se asemejan enormemente en la India y Mรฉxico, a pesar de las creencias tan distintas. Pero lo que querรญa destacar con esto es que Lumbreras da a su viaje a Galta un carรกcter de peregrinaciรณn.

Sin duda, los templos, las ruinas, pero sobre todo los monos ejercen una fascinaciรณn sobre los cuatro poetas visitantes. Los monos son el elemento que mรกs destacan casi todos ellos, que parecerรญan ver tambiรฉn un mismo rostro de Galta. No es el caso de Paz, para quien Galta no solo es el camino, los monos, los templos y palacios, sino un punto de convergencia de muchos niveles de realidad y de lenguaje, de muchos tiempos y espacios, signos y sรญmbolos. Paz toca fondo constantemente en el transcurso del texto, un fondo del que no sabe a dรณnde va a emerger.

Recordando aquรญ una sugerencia del texto de Moscona, la del estereograma, y volviendo a los monos, parecerรญa que Paz ve sobre todo un solo rostro de Hรกnuman, el del gramรกtico, el sabio, el conocedor โ€“como nadieโ€“ de las escrituras. Hace tambiรฉn una menciรณn fugaz de sus proezas, el mรกximo superhรฉroe. Sin embargo, parece ignorar la otra parte del estereograma: el carรกcter de Hรกnuman como bhakta, como devoto y sirviente del dios Rama, pues es la devociรณn la que lo mueve a realizar todas las proezas y la que da sentido a todo su conocimiento. En la India ese es, quizรกs, el rasgo mรกs reconocible de Hรกnuman, el del devoto. Es revelador que en el Hรกnuman Chalisa, una popular plegaria compuesta por el poeta Tulsidas en el siglo XVI, solo una de las 43 estrofas que la componen hace referencia a Hรกnuman como โ€œdepositario del conocimientoโ€.

Y de aquรญ surge una รบltima pregunta, bordeando terrenos ociosos e imposibles: ยฟQuรฉ textos se habrรญan producido a partir del otro rostro, fundamental, de Hรกnuman, el rostro del bhakta? Es el rostro que darรญa la clave de los sadhus โ€“que en el libro de Paz son presencias fantasmalesโ€“ y de una India que estรก oculta detrรกs del pintoresquismo para turistas. Un rostro milenario que Paz no desconociรณ, pero en el que no quiso detenerse. Si lo hubiera hecho con la misma profundidad con que indagรณ en el del mono gramรกtico y erudito, tal vez no existirรญa siquiera este libro, pues lo รบnico que podrรญa hablar de esa experiencia es el silencio. ~

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