Un thriller renacentista

El retrato de casada

Maggie Oโ€™Farrell

Traducciรณn por Traducciรณn de Concha Cardeรฑoso

Libros del Asteroide,

Barcelona, , 2023, , 392 pp.

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En su novela mรกs reciente, Maggie Oโ€™Farrell (Coleraine, Irlanda del Norte, 1972) vuelve a apoyarse en hechos histรณricos para construir una narraciรณn cautivadora. Si en Hamnet la inspiraciรณn la encontrรณ en un drama acaecido en la familia de William Shakespeare, en El retrato de casada el detonante fue el รบnico retrato que hay en Europa de Lucrezia deโ€™Medici, en combinaciรณn con el poema de Robert Browning โ€œMi รบltima duquesaโ€. Y despliega de nuevo su capacidad para recrear ambientes y รฉpocas pretรฉritas, asรญ como para absorber al lector.

La ficciรณn permite jugar con la verdad y la verosimilitud. Asรญ, Oโ€™Farrell, como ella misma reconoce en su โ€œNota de la autoraโ€, ha modificado levemente algunas fechas, algunos escenarios, algunos nombres. Lucrezia deโ€™Medici fue hija de Cosimo I deโ€™Medici, duque de Florencia, y Leonor รlvarez de Toledo, apodada La Fecundissima: tuvo once vรกstagos, tres de los cuales no llegaron a cumplir el aรฑo. Con trece aรฑos se casรณ โ€“le hicieron casarse: en la novela es muy significativa la referencia colateral a lo que hizo Agamenรณn para que los dioses le fueran favorables en el viaje hasta Troyaโ€“ con Alfonso II dโ€™Este, duque de Ferrara; en la novela, la boda fue dos aรฑos mรกs tarde, cuando tenรญa quince. Se casรณ y se quedรณ en el palacio paterno dos aรฑos mรกs, mientras su marido luchaba en Francia; en la novela, Sofia, la nodriza de Lucrezia, intenta posponer el enlace todo lo posible ocultando que la niรฑa ya menstrรบa, ya es mujer, y la boda y la marcha a Ferrara suceden al mismo tiempo, en 1560. Un aรฑo despuรฉs, segรบn las fuentes histรณricas, la nueva duquesa de Ferrara muriรณ, quizรก asesinada por su marido; segรบn Oโ€™Farrell, tal vez escapรณ de ese final.

En este resumen no hay ningรบn desvelamiento anticipatorio. En la segunda pรกgina del libro se lee: โ€œLa certeza de que รฉl pretende acabar con su vida es como una presencia a su lado, como si un ave de negro plumaje se hubiera posado en el brazo de su silla.โ€ A partir de ahรญ, la novela progresa sobre saltos temporales. En paralelo se cuentan la infancia de Lucrezia y su vida, breve, como esposa. Este juego con el tiempo es habitual en Oโ€™Farrell: ademรกs de en Hamnet, tambiรฉn la empleรณ en La primera mano que sostuvo la mรญa, en La extraรฑa desapariciรณn de Esme Lennox o incluso en su libro autobiogrรกfico (y fascinante) Sigo aquรญ, en el que los relatos sobre las numerosas veces que la autora ha estado a punto de morir no siguen un orden cronolรณgico.

La sugerencia de un crimen โ€“o variosโ€“ es uno de los aspectos que hacen que El retrato de casada tenga un efecto โ€œadictivoโ€, propio de los thrillers. Pero no es lo รบnico que hace sugestiva esta novela. Ya se ha mencionado el avance en paralelo de dos lรญneas temporales, un acierto desde el punto de vista de la tรฉcnica narrativa โ€“aunque, en efecto, en el caso de Oโ€™Farrell sea algo ya caracterรญsticoโ€“. Tambiรฉn hay rasgos que recuerdan a los cuentos tradicionales: Lucrezia parece ser la hija menos querida, por ser โ€œdiferenteโ€, y es en la servidumbre donde encuentra refugio y cariรฑo; hay animales exรณticos (realmente el duque Cosimo I los coleccionaba); hay dos hermanas de Alfonso que encarnan el clรกsico par de opuestos: una guapa y amable, otra fea y repulsiva; hay salvadores inesperados; hay pensamiento mรกgico: la madre de Lucrezia cree que es responsable del destino de su hija porque en el momento de la concepciรณn dejรณ vagar su mente en lugar de centrarse en el deber marital (โ€œel principio de la impresiรณn maternaโ€, defendido por mรฉdicos y sacerdotes de la รฉpoca). Por otro lado, la habilidad de la autora para recrear ambientes y lugares es notable: las cocinas de palacio, los pasadizos secretos, los insectos y el calor veraniego en la campiรฑa, la humedad de la fortaleza, el incienso en Santa Maria Novella, la vida en la corte, con sus hipocresรญasโ€ฆ Oโ€™Farrell crea cuadros vivientes, como si la pintura se tradujera en palabras.

De hecho, la pintura es, como ya sugiere el tรญtulo, clave. Por dos motivos. Uno, porque Lucrezia demuestra muy temprano un don que el propio Giorgio Vasari admira. Copiar la realidad e inventarla se convierten en su vรญa de escape; siempre viaja con sus pinceles, sus pigmentos, sus tavole. Dos, porque el retrato que Alfonso manda realizar de su esposa, aunque espectacular, tiene algo de ominoso, de premonitorio de un desenlace fatal.

Por รบltimo, en la novela hay, quizรก necesariamente, cierta reflexiรณn sobre el papel de la mujer (de entonces). โ€œยฟQuรฉ autoridad puede ejercer un hombre sobre un pueblo si no es capaz de mantener a su mujer a raya? [โ€ฆ] La forma en que un hombre resuelve los conflictos familiares es muy reveladora.โ€ Eso le han enseรฑado a Lucrezia su madre y otras mujeres de la corte. Y sabe que โ€œsi no hubiera sido Alfonso habrรญa sido otro cualquiera [โ€ฆ] Su padre le habrรญa buscado una pareja conveniente porque, al fin y al cabo, para eso la habรญan educado, para el matrimonio, como un eslabรณn mรกs de su cadena de poder, para que tuviera herederos para hombres como Alfonso. En cambio, a sus hermanos los educan para mandarโ€. Sin embargo, ella es diferente, es especial, es indomable.

En El retrato de casada Maggie Oโ€™Farrell vuelve a demostrar sus habilidades como narradora y para armar una historia que es difรญcil olvidar, al menos el personaje de Lucrezia, con su inocencia y su valentรญa. Por ejemplo, quien lea este libro y tenga la ocasiรณn de viajar a Florencia, probablemente se acuerde de ella si pasea por la via dei Le

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Es editora y miembro de la redacciรณn de Letras Libres.


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