El insulto es una agresión verbal.
Hay agresiones no verbales: físicas (abofetear, golpear, mutilar, arrojar ácido a la cara, matar), gestuales (escupir, meter el pulgar entre dos dedos; chiflidos, siseos, abucheos, trompetillas) y caricaturas.
El insulto ofende, hiere, humilla, hace daño, despoja, reduce al insultado a un rasgo negativo, real o atribuido. Ser una persona es mucho más que ser un rasgo, incluso positivo.
El insulto puede ser una palabra o frase, generalmente corta. Puede decirse cara a cara o por escrito o en los medios. Puede ser iniciativa del que insulta o revire a un insulto recibido. Puede incluir palabras malsonantes, pero no necesariamente. Puede ser grosero, obsceno o lépero, pero no necesariamente. Y puede ser desatinado o certero. La pura verdad puede usarse como insulto.
Se atribuye a Quevedo un calambur desagradable. El calambur es una frase oral que al transcribirse se desdobla en dos, con significados distintos. Isabel de Borbón era coja, y Quevedo le presentó dos flores, diciendo: “Entre la rosa y el clavel, su majestad escoja.”
Hay palabras que se vuelven insultos, aunque no lo eran. Cretino viene del francés suizo crétin, que significaba ‘cristiano’. En Suiza comenzó el uso compasivo de crétin para los retrasados mentales. Era como subrayar la hermandad de todos los seres humanos; como decir: “Los retrasados no son bultos, son personas.”
En México, este uso de cristiano como ‘persona’ era común para decir, por ejemplo: “A esas horas, no quedaba un cristiano en la calle.” O sea: ‘No había nadie.’
Hay insultos que dejaron de serlo. Jesuita fue burlón y ya no lo es, aceptado como nombre por los mismos jesuitas. Sucedió lo mismo con chilango. Puta es un insulto terrible, pero se volvió tan usual que, en algunos casos, es una simple interjección malsonante. Por ejemplo: “¡Puta! ¡Qué jonrón!” Igual sucede con güey (buey, toro castrado). Era un insulto gravísimo, que pasó a significar simplemente ‘tonto’ y hoy nada significa. Un joven puede decirle amistosamente a otro: “¡Qué bueno que llegaste, güey!”
Hay insultos que lo son en algunas partes y no en otras. En México y Centroamérica, lépero es un insulto: ‘vil, bajo, soez’. En Cuba es alabanza: ‘astuto, sagaz’. En Ecuador, simplemente ‘pobre’. Hoy que se viaja tanto, sería bueno crear listas de las palabras malsonantes de cada país.
Hay apodos elogiosos: Alejandro Magno, Felipe el Hermoso. Pero Juana la [supuestamente] Loca es descalificativo (para privarla de sus derechos).
Hay apodos insultantes que son elogios. “La Contrahecha”, apodo de la bailarina de flamenco Encarnación Peña Gómez (1946-), subrayaba su figura escultural.
Hay cientos de libros sobre insultos. El catálogo de la Biblioteca del Congreso de Washington registra 1,217 que en el título llevan la palabra insult. Hay docenas de venta en Amazon, buscando insulto.
El Diccionario del insulto de Juan de Dios Luque, Antonio Pamies y Francisco José Manjón (Ediciones Península, 2000) incluye más de cinco mil en casi quinientas páginas, la mayor parte desconocidos en México.
1. Insultos sobre la poca inteligencia. Si se pudieran enumerar todos los insultos de todas las lenguas, probablemente resultaría que el más usual en todas consiste en atribuir al insultado poca inteligencia. Además, que esta agresión es la más productiva de invenciones léxicas. Hay mil maneras de decir tonto, aunque con diferencias de matiz.
Por ejemplo: alelado, animal, asno, atolondrado, babieca, baboso, badulaque, bausán, beocio, bestia, bobalicón, bobo, bodoque, bolonio, boludo, borrico, bozal, bruto, burro, cabeza de alcornoque, cabeza de chorlito, camueso, cándido, cantimpla, ceporro, cerrado, ciruelo, cretino, despistado, dundeco, dundo, estólido, estulto, estúpido, ganso, gaznápiro, gilí, gilipollas, guaje, guanaco, idiota, imbécil, ingenuo, inocente, lelo, lerdo, limitado, madero, maje, mameluco, mamerto, mamón, marmolillo, mastuerzo, maxmordón, memo, menguado, menso, mentecato, merluzo, monote, morral, necio, ñoño, obtuso, ojete, palurdo, pánfilo, panoli, papanatas, papirote, pasmado, pasmarote, pavitonto, pazguato, pendejo, pinacate, pocas luces, pollino, primo, pueril, retrasado mental, rudo, sancirole, sandio, simple, simplón, sonso, soplapollas, tarado, tarambana, tocho, tontaina, tonto, tontón, tontucio, tontuelo, topo, vacuo, zambombo, zolocho, zopenco, zoquete, zote.
Se supone que hace unos seis milenios existió una lengua madre de todas las europeas; y, por los elementos comunes que hay en estas, se han reconstruido sus raíces comunes. Según el Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española de Edward A. Roberts y Bárbara Pastor, babieca, baboso, balbuciente, bárbaro, bobo y embaucador tienen la misma raíz indoeuropea: *baba.
Uno de los insultos documentados más antiguos lo dejó Heráclito de Éfeso (535-480 a. C.) en uno de sus aforismos: “La mucha erudición (polymathía) no enseña a tener inteligencia; pues se lo habría enseñado a Hesíodo y Pitágoras, y aun a Jenófanes y Hecateo” (Rodolfo Mondolfo, Heráclito. Textos y problemas de su interpretación, Siglo XXI Editores, novena edición, 1989, p. 35).
También milenario es el insulto griego idiotes, que perdura en español (idiota) y en otras lenguas. Idiota se usa hoy como sinónimo de tonto, pero en la antigua Atenas idiotes noera cualquier tonto, sino el ciudadano apolítico, que se dedicaba únicamente a lo suyo (idio): su familia, sus intereses particulares; sin interesarse en la vida comunitaria de la polis.
En el Sermón del Monte, Jesús reprueba la agresión fraterna con el insulto raca (en arameo ‘necio, tonto’) y la compara al homicidio (Mateo 5:22).
2. Insultos machistas. Quizá el insulto más frecuente, después de tonto, es puta: el feminicidio verbal. Las frases machistas abundan, aunque también hay palabras: zorra, perra, bruja, arpía, las gordas. Y están los que insultan a la madre (no al padre) bajo la forma: chinga tu madre, hijo de…, además de marimacha, machanga, marota, virago, para las mujeres que parecen hombres; lesbiana, lencha, tortillera, para las que prefieren mujeres.
En México, los insultos tienen obsesión con la madre. En España, con la defecación. En México, madre suena tan fuerte que se evita. Se prefiere mamá, incluso fuera del ámbito familiar. Por ejemplo: “¿Cómo está tu mamá?”; nunca “¿Cómo está tu madre?”, que suena a insulto.
También machistas son los insultos a los hombres afeminados, amanerados, jotos, maricas, maricones, invertidos, de los otros, mariposones, yeguas, putos.
Suenan como tecnicismos, aunque también se usan como insultos: bisexual, gay, homosexual, trans y transexual.
3. Insultos por comparación con animales: animal, bestia, borrico, burro, cabrón, cerdo, cernícalo, chacal, chachalaca, chapulín, chinche, chorlito, cochino, coneja, cotorro, coyote, cucaracha, gallina, ganso, gato, grillo, jirafa, ladilla, ley del tordo, mapache, mariposón, marrano, mayate, merluzo, mula, pavorreal, pécora, perro, pichón, pinacate, pollino, puerco, rata, sabandija, tortuga, yegua, zángano, zopilote.
4. Insultos sobre los rasgos corporales: alfeñique, barrigón, cachetón, cagarruta, cambeto, cegatón, chichona, chueco, cojitranco, cojo, cojuelo, contrahecho, cuatro ojos, enano, enclenque, garrocha, gordinflón, jirafa, nalgón, narigón, panzón, paticojo, patiestevado, sotaco, tetona, zambo.
Según el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (en la web), hay registro de cojo (desde 1014), tollido (1220), baldado (1380), impedido (1440), tullido (1535), renco (1570), inválido (1600), cojitranco (1620), lisiado (1692), rengoco (1737), cojuelo (1817) y paticojo (1817).
Para evitar estas palabras políticamente incorrectas, en el siglo XX se fueron inventando minusválidos, incapacitados y discapacitados que sonaban a respetuosos tecnicismos. Pero también llegaron a parecer insultantes. El último invento es una cursilería sublime: personas con capacidades diferentes. De igual manera: para no decir ciego, se inventó invidente; para no decir viejo, adulto mayor o persona de la tercera edad.
5. Insultos por la edad: mocoso, pueril, escuincle, jovenzuelo, pichón, mozalbete, chocho, rabo verde, ruco, vejete, vetarro.
6. Insultos sobre el saber y el saber hacer: analfabeta, beocio, besugo, berzotas, chambón, ignaro, ignorante, incapaz, incompetente, inepto, lumbreras, pedante, sabelotodo, sabihondo.
7. Insultos sobre oficios y profesiones: abogángster, achichincle, aviador, barbero, cacique, cagatintas, cara de sargento malpagado, chafirete, encueratriz, esbirro, gato, guarura, matasanos, mordelón, sacamuelas.
8. Insultos étnicos y clasistas: bárbaro, cafre, cero a la izquierda, chilango, chusma, cualquiera, don nadie, franchute, fulano, gabacho, gachupín, gañán, gringo, indio, negro, pocho, pueblerino, rancherón, salvaje.
9. Insultos sobre el carácter o la conducta: abanto, abusivo, abyecto, acosador, agarrado, alcahuete, aguado, apestoso, argüendero, asesino, asqueroso, asustadizo, atarantado, atolondrado, atrabancado, atravesado, atrevido, aturdido, bajo, bandido, barbero, barrabás, beato, bellaco, bocón, boquiflojo, borrachín, borracho, botarate, bravucón, bribón, bufón, cazurro, charlatán, chilletas, chillón, chingaquedito, chismoso, chueco, cicatero, cínico, cobarde, cochambroso, codo, comemierda, comprado, conchudo, cornudo, corrupto, coscolino, cotorro, coyón, crápula, cuentachiles, degenerado, depravado, derrochador, deshonesto, deslenguado, desvergonzado, disoluto, embustero, energúmeno, engreído, esnob, esquizofrénico, falsario, fanático, fanfarrón, fantoche, fariseo, farolito, farsante, flojo, fodongo, fresco, fufurufo, gandul, golfo, gorrón, granuja, gusgo, hablador, haragán, hipócrita, histérico, hocicón, holgazán, huevón, impertinente, indigno, infame, infecto, infeliz, inmundo, impertinente, indecente, insensato, insolente, irreflexivo, jodido, ladino, ladrón, lambiscón, licencioso, lunático, mafioso, mafufo, majadero, malandrín, malandro, malcriado, maldito, malhablado, malnacido, maloliente, malpensado, malvado, mamón, mandilón, maníaco, manipulador, manirroto, mañoso, matón, méndigo, metiche, mezquino, mimado, miserable, mitotero, mocho, mugroso, naco, nauseabundo, nulidad, obcecado, obstinado, parlanchín, patán, patriotero, pediche, pedigüeño, pedinche, pedófilo, perezoso, pérfido, perverso, pervertido, pichicato, pillo, pinche, pinchurriento, podrido, presumido, prevaricador, procaz, protervo, pusilánime, rascuache, rastacuero, rastrero, ratero, repelente, retardado, retrasado, roñoso, ruin, sanguijuela, sicario, sinvergüenza, soez, taimado, torcido, torpe, tragón, tramposo, transa, tunante, vago, veleta, vendido, vicioso, vil, vivales, zafio, zarrapastroso. ~