Gonzalo

Gonzalo Rojas era el mรกs alto entre los poetas vivos de la lengua castellana. Cada poema suyo es un hermoso signo y un enigma, una anticipaciรณn y una memoria, un eco del neuma โ€“su palabra claveโ€”.
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Para el gusto mรญo, Gonzalo Rojas era el mรกs alto entre los poetas vivos de la lengua castellana. Cada poema suyo es un hermoso signo y un enigma, una anticipaciรณn y una memoria, un eco del neuma –su palabra clave—: hรกlito del espรญritu y el viento, del deseo y de la psique (que viene de psychos: respirar). Poesรญa que sopla sobre las aguas interiores, una poesรญa que respira sola, que lo respiraba a รฉl y respira en el lector y con el lector.  

Tuve cierto trato con Gonzalo. Por 1982 estaba yo a cargo de la Revista de la Universidad y comencรฉ a escribirle a los escritores que admiraba para ofrecerles sus pรกginas. Gonzalo fue uno de los que me contestaron y durante algรบn tiempo cruzamos mensajes y recados: el enviaba poemas y yo le mandaba cartas enfรกticas y un pago apenas decoroso.

Quizรกs este mensaje fue el primero que recibรญ, luego de hacerle llegar la invitaciรณn gracias a nuestro mutuo amigo, el poeta cubano Josรฉ Kozer, que me agenciรณ su direcciรณn:

(Del relรกmpago, desde luego, es el poemario que le publicรณ el Fondo de Cultura Econรณmica por esos aรฑos.) En el abultado sobre venรญa un puรฑado de poemas, como “Cerรกmica”, en manuscrito y con una ilustraciรณn juguetona (supongo que es “Hilda”):

Nos conocimos en persona aรฑos mรกs tarde, en 1998. Fue el primer recipiendario del “Premio Octavio Paz” y vino a recibirlo (yo dirigรญa la instituciรณn otorgante). Unos meses antes, Octavio habรญa presidido el jurado. Uno de sus miembros me contรณ que, al iniciar la deliberaciรณn, el poeta mexicano hizo circular un papelito con el nombre del chileno. ¿La deliberaciรณn mรกs breve en la historia de los premios literarios? Quizรกs, pero sin duda la mรกs atinada.

Gonzalo llegรณ de Chile el 18 de abril, un dรญa antes del trรกnsito de Paz. El dรญa 20 improvisรณ unas palabras durante su velaciรณn. El 22 leyรณ ahรญ mismo, en Bellas Artes, esplรฉndida y generosamente, sus poemas. Pocos lectores de poesรญa en voz alta tan buenos como Gonzalo (chileno, a fin de cuentas), el contrapunto entre un barรญtono y una jaula llena de pรกjaros.  

Y un par de dรญas mรกs tarde se llevรณ a cabo la premiaciรณn, tal y como se habรญa programado. Yo me atrevรญ a decir –en el discurso al que me obligaba mi cargo– que la poesรญa habรญa pasado de las mejores manos a las mejores manos.

Aรบn  lo creo.

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Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


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