Lunes 19 de febrero. Son las tres de la tarde. Estoy a punto de hablar con la doctora Claudia Lewy, directora general de zoolรณgicos y vida silvestre de la Ciudad de Mรฉxico. Ella me invitรณ a conversar acerca de la historia de Toto. Despuรฉs iremos a verlo, hoy que el zoolรณgico permanece cerrado.
La oficinas tienen grandes imรกgenes de animales en las paredes y les entra mucha luz por las ventanas. Me siento con Claudia y Juan Manuel Lechuga, coordinador de comunicaciรณn social, en una mesa rectangular.
Entonces, me entero de lo siguiente: Toto naciรณ en el zoolรณgico de Chapultepec hace 25 aรฑos. Es un hรญbrido, ya que es hijo de Lizza, nacida en Sumatra y Woody, de Borneo, quienes de manera natural nunca se hubieran reproducido, al habitar en puntos distantes. Ellos llegaron del zoolรณgico de Cincinnati al de Chapultepec, como parte de un intercambio de ejemplares: cebras, una jirafa; โuna de las pandas se fue de visita un mesโ, me cuenta Claudia. Nacieron cinco crรญas y murieron tres. Sobrevivieron Jambi y Toto (Jambi muriรณ en 2015 a causa de una infecciรณn). Ambos pasaron, aproximadamente, sus primeros cinco aรฑos de vida en la misma oficina en la que me encuentro. Durmieron en bambinetos, usaron mamelucos, chupones y paรฑales, estuvieron en brazos de quienes los cuidaban y, conforme fueron creciendo, hubo que construirles corrales. La madre, Lizza, no tenรญa habilidades para criar, al haber sido ella, tambiรฉn, criada en un zoolรณgico. โYo hubiera dicho: que no se crucen [Lizza y Woody]. Si no tengo la opciรณn de tenerlos separados, utilizo algรบn mรฉtodo contraceptivo, porque ella no estรก acostumbrada a dar los cuidados maternalesโ, dice Claudia.
Me muestra un par de fotografรญas. En una aparece ella misma, que en aquel tiempo trabajaba en el zoolรณgico como veterinaria, con un tapabocas azul, cargando a Toto. โEsta soy yo, aunque no lo creas, no es la mamรก de Toto. Soy yo.โ El orangutรกn creciรณ de la mano de los trabajadores y de quien, en aquel tiempo, era la directora: Marรญa Elena Hoyo. De ella, afirma Claudia, fue la decisiรณn de que creciera entre los escritorios, entre las personas.
Esta crianza โtiene una repercusiรณn super importante en la conducta de un animalโ, dice Claudia. โeste orangutรกn creciรณ entre humanos, sintiรฉndose humanoโ. Como Toto creciรณ de esta manera, no desarrollรณ la fuerza suficiente para trepar รกrboles. Pero รฉl se encuentra satisfecho al ver personas y vivir en el suelo: โsu locomociรณn es terrestre (โฆ) lo que mรกs le gusta en la vida es el contacto con las personas, sobre todo con las mujeres.โ
Durante el crecimiento, en el periodo de improntaciรณn, los animales asimilan los comportamientos de quienes los crรญan; tal como Kipling representรณ con Mogly, que se siente lobo, en El libro de la selva. En el caso de los primates, โcon ese grado de inteligencia y tanto tiempo que pasan pegados a la mamรก, van a tener un efecto de por vidaโ, me comenta Claudia.
Hubo un incidente que casi le cuesta heridas a un empleado del zoolรณgico, โel doctor Garza, el siguiente director, considerรณ que Jambi y Toto se fueran a sus alberguesโ, es decir, las jaulas del zoolรณgico.
Las funciones de los zoolรณgicos son, sobre todo, la conservaciรณn โClaudia me dice que decenas de especies animales se han salvado gracias a programas de reproducciรณn y conservaciรณn en los zoolรณgicos del mundoโ y la educaciรณn. Toto permanece en Chapultepec para garantizar su conservaciรณn, y bajo el cuidado humano se le entregan objetos que puedan sustituir a los que ocuparรญa en otras condiciones. A los orangutanes les gusta mucho cubrirse con grandes hojas, y en sustituciรณn de ellas, se le dio aquella cobija con la que aparece cubierto en las imรกgenes que acompaรฑan al texto previo de esta serie. โEsa cobija se la di yoโ, me cuenta Claudia. โLo que tienes que hacer para garantizar el bienestar de los animales es darles herramientas para que ellos puedan desplegar sus conductas naturales. A lo mejor no le puedes dar una liana de la selva, pero sรญ una manguera de bomberoโ.
Es tiempo de ir a ver a Toto. Nos internamos en el zoolรณgico y atravesamos los caminos que nos llevan a รฉl. Llegamos pero no aparece. Esperamos unos minutos y, de pronto, entra haciendo giros sobre el suelo, como un mรญstico sufรญ. Gira y gira y yo me pregunto por quรฉ lo hace.
Claudia, Juan Manuel y yo seguimos hablando frente al cristal. Toto no quiere vernos. Permanece con el cuerpo y el rostro en tres cuartos de frente y la mirada disuelta en alguna parte. No nos ignora del todo, voltea de repente, pero parece no estar de buen humor, hoy que es lunes.
Vuelvo a enseรฑarle mi libreta de colores y, una vez mรกs, parece interesarse en ella.
A unos pasos de donde se encuentra, se prepara ya una nueva jaula de mayor tamaรฑo y con mรกs vegetaciรณn, en la que Toto vivirรก dentro de un tiempo. Por ahora, recibe entrenamiento para adaptarse a su nuevo espacio.
ยฟQuรฉ otras implicaciones tiene la vida de los animales bajo el cuidado humano? Entre ellas, la oportunidad de repoblar el mundo con ejemplares de laboratorio, cuya resistencia sea considerada ideal para sobrevivir de manera libre. Hay varias especies que han sido criadas en laboratorios y liberadas, que ahora ocupan su hรกbitat. La elecciรณn de los ejemplares que vuelven a la naturaleza la lleva a cabo un equipo de profesionales, entre ellos, genetistas. Se han liberado cรณndores, perros de la pradera, hurones de patas negras, borregos cimarrones o lobos mexicanos.
โยฟCรณmo no va a estar trastornado?โ, dijo Claudia, al ver una fotografรญa en la que aparece uno de los orangutanes con gorrito de cumpleaรฑos, junto a Marรญa Elena Hoyo. โLos orangutanes son animales solitariosโ, me dijo Claudia. Yo pienso en la paradรณjica soledad de Toto.
El nacimiento, los primeros aรฑos de vida de Toto y su presente han sido determinados por la intervenciรณn humana. Ahora sรณlo le resta mirarnos, desde el otro lado del cristal, con sus ojos de monje iluminado.
Me despido de รฉl. โAdiรณs, cariรฑoโ, le digo. Pienso que me entiende y me escucha. Tampoco sรฉ colgarme de los รกrboles y me cubro con cobijas, en vez de hojas โaunque siempre me acuerdo de King Kong.
(Ciudad de Mรฉxico, 1975) es autora, entre otros, de El animal sobre la piedra (Almadรญa, 2000) y El beso de la liebre (Alfaguara, 2012). En 2022 obtuvo el Premio de Literatura Sor Juana Inรฉs de la Cruz por su novela mรกs reciente, Isla partida (Almadรญa, 2021).