Las ciudades del futuro

En Las ciudades del futuro, que acaba de publicar Fundación Telefónica en su Colección Ariel, varios expertos reflexionan sobre las ciudades inteligentes.
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Las ciudades siempre han sido lugares de encuentro, colaboración e innovación. Son refugio de poetas y emprendedores en busca de oportunidades, y espacios de convivencia y tolerancia. Como escribe Máriam Martínez-Bascuñán en El País, “abiertas, diversas, plurales y globales, las metrópolis representan aquello contra lo que reacciona el terrorismo y no es casual que lugares como Londres, París, Berlín o Madrid sean el principal objetivo de su ataque.” Las ciudades del futuro, sin embargo, tienen que superar importantes problemas, como el aumento de la población, la desigualdad, la gentrificación o la contaminación, pero también la disminución de los presupuestos públicos.

En Las ciudades del futuro: inteligentes, digitales y sostenibles, que acaba de publicar Fundación Telefónica en su Colección Ariel, Emilio Ontiveros, Diego Vizcaíno y Verónica López Sabater hacen una defensa de las smart cities y reflexionan sobre la sostenibilidad y las ganancias de bienestar de las ciudades del futuro. Se precisa una mayor colaboración público-privada, que tenga un enfoque más de asociación que la relación tradicional de cliente-proveedor: los gestores y ciudadanos colaborarán más estrechamente, y la relación no será unidireccional.

Las ciudades se encuentran en un proceso de transformación digital equiparable al de otros aspectos de nuestra vida. En el modelo de ciudades inteligentes del futuro es esencial la tecnología del big data y los datos abiertos, accesibles y colaborativos. Las nuevas tecnologías tienen que tener capacidad de detección, comunicación, almacenamiento, análisis y visualización de ingentes cantidades de datos. En el libro, los autores hacen hincapié en eliminar las inercias del pasado y en fomentar una comunicación entre ciudadanos preparados, “equipados, formados, convencidos, motivados, protegida su privacidad”, y administraciones públicas preparadas, “dotadas de recursos económicos, regulación y procesos de toma de decisiones adecuados para la nueva realidad, disposición genuina para avanzar en el gobierno abierto y datos abiertos, métricas e indicadores de desempeño e impacto, nuevas destrezas técnicas, así como actitud convencida para explorar nuevos modelos de negocio de la mano del sector privado”.

El adjetivo “smart” de “smart cities” debe hacer alusión a la flexibilidad y capacidad de reacción ante nuevos retos, y uno de ellos es la sostenibilidad fiscal y la eficiencia. La cooperación público-privada, el intercambio de datos entre ciudadanos y administraciones y la democratización de los espacios públicos son esenciales para un crecimiento sostenible que ponga por delante la innovación, el bienestar ciudadano, la movilidad y el progreso económico.

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