Anunciación sobre los pastores

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¡Mirad arriba, hombres, vosotros

alrededor de la fogata, vosotros

que conocéis el cielo sin fronteras,

admiradores de las estrellas, aquí!

Mirad, soy un nuevo astro que se eleva.

Todo mi ser arde e irradia tan fuerte

y está tan extrañamente lleno de luz

que apenas me alcanza el profundo firmamento.

Dejad que mi brillo entre en vosotros:

oh, en las miradas torvas, los oscuros

corazones, los deseos nocturnos

que os llenan. Pastores, que solo estoy

yo entre vosotros. Pero enseguida

hubisteis lugar para mí. No os asombréis.

El gran árbol de la fruta del pan

arroja su sombra. Sí, eso vino de mí.

¡Oh, si vosotros que no os espantáis supierais

cómo en este instante brilla el futuro

en vuestras caras. En esta fuerte luz

mucho ha de pasar. A vosotros confío esto,

pues sois silenciosos: a los hombres de fe

sincera todo les habla. Los incendios,

y las lluvias y el vuelo de las aves,

el viento y lo que sois y nada

os sobrepasa ni se ceba ni llena de aire

vuestras cabezas. Vosotros no os quedáis

mascullando las cosas entre pecho

y espalda, afligiéndoos. Así como

el éxtasis fluye a través del ángel,

así en vosotros se nota lo terrestre.

Y si un espino súbito se encendiera

de en medio el Señor os llamaría:

si caminaran los querubines junto

a vuestros rebaños, no os sorprenderían:

os tenderíais de bruces, ocultándoos,

diríais: así es la tierra, rezando.

 

Pero esto es lo que fue. Ahora viene lo

nuevo y el mundo se ensanchará por ello.

Qué importan ya espinos. En una virgen

se siente a Dios. Yo soy el resplandor

de su interior, que a vosotros viene a guiaros. ~

 

Versión de Pablo Soler Frost

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(Praga, 1875- Montreux, Suiza, 1926) es uno de los más grandes poetas en lengua alemana.


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