Grabado que ilustró una obra de Dickens.

Dickens y un cuento triste para la Navidad

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La relación que existe entre el goce de la época navideña simultáneo al sentimiento de tristeza y nostalgia que embarga a tantos durante esas festividades se remonta, en la literatura inglesa, a la emblemática figura de William Shakespeare. Él tiene dos obras, Noche de epifanía, graciosa comedia de enredos cuyo tema es la cura de las cuitas de amor del duque de Orsino enamorado de lady Olivia, escrita para celebrar el advenimiento de los Reyes Magos, y El cuento de invierno, acaso más importante, en donde se invoca la famosa frase “A sad tale’s best for winter” (“Nada mejor que un cuento tristepara el invierno”), y en el que se insinúa sutilmente que la anécdota debe poseer un cierto elemento fantástico que aluda a duendes o fantasmas.

Los ingleses cultivan la tradición del cuento navideño como parte de un ritual literario en el que de algún modo deben estar mezcladas la nostalgia y la melancolía, el júbilo y la tristeza, la generosidad y la caridad, la compasión y el amor, la aceptación y la resignación, el calor de la familia con el frío invernal, y donde deben reinar la fantasía, el espíritu amable, la imaginación, lo inesperado, así como la sensación de pérdida de un año que culmina y de optimismo por otro que inicia.

Y el escritor que mejor representa el espíritu navideño dentro de la tradición literaria inglesa es, sin duda, Charles Dickens–la figura más importante después de Shakespeare–, creador de un rico y vasto universo narrativo poblado de excéntricos, complejos, ambiguos y simpáticos personajes, y cuyo bicentenario se celebrará el próximo mes de febrero.

Contrario a lo que parecería al leer sus novelas, Dickens no fue huérfano. No obstante padeció un penoso incidente que dio al traste con su promisoria e idílica infancia: a los doce años se vio forzado a trabajar todo el día en una oscura bodega húmeda, sucia e infestada de ratas pegando etiquetas para sostener la familia pues su padre se encontraba preso en la prisión de Marshalsea a causa de sus muchas deudas. Esta experiencia, que duró tan solo seis meses, lo marcó de por vida y le causó un trauma y una desolación de las que se intentó reponer mediante la creación de sus novelas, donde varios de los protagonistas son huérfanos abandonados a un incierto destino. Dickens llevaba dentro de sí a un niño resentido y tal vez por ello varios de sus personajes oscilan, en opinión de Edmund Wilson, entre el criminal y el rebelde. Inconforme ante la sociedad, violento frente a la ley, Dickens evoca de modo subliminal y a manera de catarsis los pesares y abusos que tuvo que soportar al fin de su infancia. Pero también, y eso lo revindica, era unextraordinario humorista que tenía la capacidad de observar y mofarse de la sociedad victoriana a través de sus pintorescos personajes. “Hazlos reír, hazlos llorar, hazlos esperar” era la receta de la novela victoriana de folletín que Dickens ejerció comoningún otro escritor y que manejó con gran dignidad artística. Sus novelas abundan en personajes memorables e imperecederos que él inserta dentro de tramas un tanto melodramáticas pero no por ello carentes de profundidad, interés y suspenso. Pero son solodos, me parece, los protagonistas a los que logró elevar a nivel de gran mito: Miss Havisham de Grandes esperanzas  y Scrooge de Un cuento de Navidad. La primera es la imagen de la mujer que se vuelve loca cuando la dejan “vestida y alborotada” el día de su boda; el segundo la del rico y viejo avaro que se niega a compartir el espíritu generoso de las Navidades hasta que se le aparece el fantasma de su difunto socio para reconvenirlo.

Un cuento de Navidad, como se conoce en español A Christmas carol, es lamás conocida de las tres historias que escribiera Dickens sobre el tema porque es la que mejor refleja la esencia del espíritu navideño: a través del fantasma de su socio y de los tres fantasmas de la Navidad la conducta avara, amarga y egoísta de Scroogese modifica y el cuento termina con las palabras de Tiny Tim: “Dios nos bendiga a todos.” Pero Dickens escribió otros dos relatos, Las campanas  (The chimes), en donde aparece un duende que anuncia el advenimiento del año nuevo mediante las campanas que parecen decir “Que cada año sea más feliz que el anterior”, y El grillo en el hogar  (The cricket on the hearth) que, sin fantasmas ni duendes, habla del sentimiento de fe y amor que deben privar durante las fiestas de fin de año.

Este tipo de relato se ha seguido cultivando hasta la fecha por los autores de habla inglesa como parte de una tradición que se ha convertido en un género en sí mismo y que por lo general se publican durante el mes de diciembre para deleite y esparcimiento de los lectores. Entre los más famosos y citados están el de O. Henry titulado El regalo de los magos (The gift of the magi), Un recuerdo navideño (A Christmas memory) de Truman Capote y Otra Navidad (Another Christmas) de William Trevor, para mencionar tan solo tres ejemplos ilustres entre muchos. ~

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(ciudad de México, 1946) es escritor y catedrático de la UNAM. Por su novela Península, península (Alfaguara, 2008) obtuvo el premio Elena Poniatowska y el Premio de la Real Academia Española.


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