New York, New York

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Luc Sante

Bajos fondos. Una mitologĆ­a de Nueva York

TraducciĆ³n de Pablo Duarte

Madrid, Libros del KO, 2016, 532 pp.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

John Freeman (editor)

Nueva York: Historias de dos ciudades

TraducciĆ³n de Magdalena Palmer

Madrid, NĆ³rdica, 2016, 408 pp.

 

Como en la canciĆ³n de Frank Sinatra, para decir realmente Nueva York hay que decirla dos veces. Primero como comedia y despuĆ©s como tragedia. Primero como construcciĆ³n burguesa y despuĆ©s como laberinto proletario. O como dĆ­a y como noche. O como crĆ³nica y ficciĆ³n. Literatura y cine. UtopĆ­a o realidad. La cuestiĆ³n es no limitarse nunca a una Ćŗnica visiĆ³n: buscar la antĆ­tesis, el complemento, la lectura que propone y la que contrapone, para que el lector realice su propia sĆ­ntesis. Eso es lo que proporcionan estos dos libros publicados, por casualidad, simultĆ”neamente en EspaƱa: el clĆ”sico de Luc Sante Low life: Lures and snares of old New York (de 1991, cuya traducciĆ³n literal serĆ­a Mala vida: seƱuelos y trampas del viejo Nueva York), de quien Libros del ko ya habĆ­a publicado la maravillosa compilaciĆ³n de crĆ³nicas y ensayos Mata a tus Ć­dolos (2011), y la antologĆ­a de John Freeman Tales of two cities (2014).

Sante es uno de los pocos escritores norteamericanos contemporĆ”neos con mĆ”s referentes europeos que locales: tal vez por su infancia en BĆ©lgica, tal vez por haber vivido siempre en Estados Unidos como un extranjero. En su libro se observa un eco fuerte de voces como las de Walter Benjamin o Hans Magnus Enzensberger, en su visiĆ³n filosĆ³fica de la ciudad, inmune a la nostalgia inocente, construcciĆ³n polĆ­tica y social; y en su investigaciĆ³n sobre todo bibliogrĆ”fica y de hemeroteca, que organiza conceptualmente una gigantesca masa de informaciĆ³n. Se propone dibujar un gran panorama de Nueva York entre 1840 y 1919 y para ello divide el proyecto en cuatro partes: Paisaje, La vida activa, El brazo y La ciudad invisible. A partir de esos cuatro conceptos vamos viendo cĆ³mo se articulaban y se expresaban la prostituciĆ³n y la policĆ­a, el deseo y el opio, el periodismo y la polĆ­tica, el ocio y los cuerpos, sus lenguajes. En una ciudad que era, desde sus orĆ­genes, parque temĆ”tico de la miseria y al mismo tiempo representaciĆ³n ostentosa de una cultura emancipada, poscolonial. Dos ciudades en una.

Como la estructura de Man-hattan ha variado mĆ­nimamente desde el siglo XIX esos espacios, con el mĆ­tico Bowery en su centro simbĆ³lico (el “circo para las masas”), contrapuesto a Broadway (“el teatro de la burguesĆ­a”), su topografĆ­a antigua puede ser todavĆ­a pisada, recorrida. Pero Sante no insiste en otras tradiciones que conoce, como la surrealista y psicogeogrĆ”fica francesas (que Kem Koolhas reinventa en otro libro insoslayable y en cierta medida paralelo: Delirio de Nueva York. Un manifiesto retroactivo para Manhattan) o la del Nuevo Periodismo norteamericano, de modo que no opta por el trabajo de campo ni por la deriva detectivesca a la zaga de pistas sobre el pasado en la arquitectura o la toponimia del presente. QuizĆ” porque, segĆŗn Ć©l, la inestabilidad es el gran rasgo de Manhattan. Cada vez que un grupo Ć©tnico consigue asentarse en una zona, se ve obligado a mudarse a otra, lo que no solo constituye la semilla de la “gentrificaciĆ³n”, sino tambiĆ©n de un modo de ser americano (“Cuantas mĆ”s mudanzas realizara una familia, mĆ”s americana se volvĆ­a”). O porque “Nueva York rechaza el pasado. Expele a sus muertos.” Lo que estĆ” claro es que la propia composiciĆ³n de la obra sĆ­ que remite a AndrĆ© Breton, Louis Aragon o Guy Debord: Sante huye del academicismo, se guĆ­a “mĆ”s por la casualidad y por la intuiciĆ³n que por el mĆ©todo”, escribe una declaraciĆ³n “de amor y de odio” y lo hace mediante la superposiciĆ³n de mapas subjetivos, pero no de sĆ­ mismo, sino de los habitantes de la Ć©poca, cuyas glorias y miserias reconstruye mediante la inmersiĆ³n en los archivos. El resultado es una obra hipnĆ³tica, erudita, que en vez de llegar a conclusiones cerradas, en cada capĆ­tulo abre una puerta.

El proyecto de Freeman es mĆ”s heterogĆ©neo. Todos los gĆ©neros caben en esa invitaciĆ³n a escritores y escritoras vinculados con la ciudad a hablar de sus contradicciones. La intenciĆ³n polĆ­tica late desde la gĆ©nesis: “Estas condiciones son insostenibles, como tambiĆ©n lo es la distancia que separa la leyenda de Nueva York –sus mitos y su cultura popular, las imĆ”genes que retenemos cuando la visitamos, su literatura– de la realidad.” El libro propone, por tanto, un anĆ”lisis literario y polifĆ³nico de la brecha econĆ³mica y de clase que distancia las dos ciudades (como en una novela de Charles Dickens, cuyas crĆ³nicas sobre nyc, por cierto, son analizadas por Sante). El diĆ”logo entre los textos tiene, de hecho, un origen en el mundo fĆ­sico: muchos de los escritores convocados han pasado por la librerĆ­a y espacio cultural Housing Works Bookstore Cafe, cuyos beneficios nutren una ong que da auxilio a personas sin hogar.

Los relatos de ficciĆ³n y no ficciĆ³n reunidos en este volumen son un autĆ©ntico repertorio de estrategias, tonos y registros. Aunque todos orbiten alrededor de ese planeta (la ciudad socialmente dividida), es una constelaciĆ³n muy diversa, difĆ­cilmente comentable en tĆ©rminos de lĆ­neas maestras, tendencias o puntos en comĆŗn. Sin embargo, sĆ­ se puede observar con tan solo echar un vistazo al Ć­ndice que en la selecciĆ³n convive un gran grupo de origen anglosajĆ³n (Lydia Davis, David Byrne, Tim Freeman, Jonathan Safran Foer…) con otro de orĆ­genes radiales (Teju Cole, Junot DĆ­az, Valeria Luiselli, Taiye Selasi, Akhil Sharma, MarĆ­a Venegas…). Mientras que en los textos de los primeros los temas son variados, en los segundos se repite uno: el de la inmigraciĆ³n. AsĆ­, DĆ­az comienza su relato “Empezar” con estas palabras: “En aquel entonces, todos los dominicanos que conocĆ­a enviaban dinero a casa.” Esa nueva ciudad, la de los latinoamericanos, africanos o asiĆ”ticos, como dice Luiselli en su ensayo autobiogrĆ”fico, no estĆ” cartografiada. Para hacerlo, Selasi marca en su cuento la procedencia de cada personaje: “El hombre blanco”, “el hombre indio”, “la mujer senegalesa”. Esos adjetivos actĆŗan en su cuento como la escala de un mapa de destinos cruzados.

Existe un vĆ­nculo directo, inesperado, entre los dos libros que comento. En la introducciĆ³n a su texto experimental, “PequeƱos destinos 1912”, Cole menciona como referente Novels in three lines (2007), de FĆ©lix FĆ©nĆ©on, editado y traducido por Sante. En un conjunto que indaga sobre todo en el presente de la metrĆ³polis, el autor de Ciudad abierta (Acantilado, 2012) se detiene en el mismo imaginario que investiga Bajos fondos. Y ahĆ­ se hace evidente la gran diferencia entre ambas lecturas de la ciudad: la mitologĆ­a embalsamada de Sante es principalmente de origen europeo y afroamericano, con presencia de la comunidad china; la que documenta Freeman, en cambio, es global, mestiza, y se encuentra en rabiosa construcciĆ³n.

Pero que Bajos fondos dibuje una mitologĆ­a neoyorquina del siglo XIX y principios del XX cuyo origen sea sobre todo europeo y que Nueva York: Historias de dos ciudades, en cambio, lo haga de una ciudad cosmopolita, con miradas provenientes de los cinco continentes, en el cambio del siglo XX al XXI, no significa que la metrĆ³polis norteamericana no fuera global desde siempre. Lo que ocurre entre el periodo que analiza Sante y el que refleja la antologĆ­a de Freeman no es en realidad tanto un cambio de realidades como de productores de discurso. Los inmigrantes chinos o mexicanos de la Nueva York de 1900, trabajadores manuales o comerciantes, no accedĆ­an a los circuitos periodĆ­sticos o literarios, como sĆ­ lo hacen los inmigrantes intelectuales de nuestra Ć©poca. Cada comunidad genera sus propios mitos. Y, aunque suene a tĆ³pico, finalmente ha llegado el turno de aquellos que tradicionalmente no tuvieron voz.

Tal es el caso de la autora mĆ”s joven de Historias de dos ciudades. Dave Eggers le presenta a Freeman a una de las escritoras adolescentes de 826nyc, la asociaciĆ³n sin Ć”nimo de lucro que Ć©l mismo impulsa en Brooklyn: Chaasadahyah Jackson. La razĆ³n que esgrime es irrefutable: “tomarle la medida a una ciudad nunca deberĆ­a hacerse sin consultar a los jĆ³venes que, sin duda, la viven de una forma mucho mĆ”s profunda que el resto”. Con la inclusiĆ³n de su texto, el libro adquiere el aura de una apuesta de futuro, la dimensiĆ³n de un manifiesto. ~

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(Tarragona, 1976) es escritor. Sus libros mƔs recientes son la novela 'Los muertos' (Mondadori, 2010) y el ensayo 'Teleshakespeare' (Errata Naturae, 2011).


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