El taiwanés Ang Lee es uno de los pocos directores extranjeros instalados en Hollywood que pueden hacer lo que les dé la gana sin perder el estilo. Lo mismo gana un Oscar por El tigre y el dragón que filma Hulk o una cinta de vaqueros gays. Ahora vuelve a sus raíces con una película hablada en mandarín y situada a principios de los años cuarenta, en la China ocupada por los japoneses. Un grupo de estudiantes de teatro conspira para asesinar a Mr. Yee (Tony Leung, soberbio como siempre), un político traidor a la causa de su país. La inquietante Wong es la encargada de seducirlo para entrar en su círculo, pero en el proceso se desatará una cruda pasión entre ellos. Un filme que combina de manera soberbia un estilo pausado con irrupciones de violencia extrema, tanto criminal como sexual. ~
Su libro más reciente es el volumen de relatos de terror Mar Negro (Almadía).