Mis ojos y mi boca recorren tu cuerpo como ejército de insectos.
Pierden pie en el mercurio de tu piel, se levantan
vadean hoyuelos persiguen atajos
caen en las trampas móviles que tiendes
clavan banderas de ardor y de deseo
en las cotas vencidas
almacenan pedazos de tu calor para pasar el invierno
anegan cada rincón con miles de patas diminutas
pueblan todo con rigor milimétrico
parcelan en hexágonos tu piel de cera
trazan mapas detallados, abren caminos
arman pontones para vencer
el vértigo de tu hermosura.
Conquistan para rendirse,
para postrarse
como bárbaros arrodillados ante la faz del Basileus. –
Arenas de Japón
Los aeropuertos carecen de carácter definido, cumplen funciones provisionales, huelen de modo artificial, aceleran los nervios y las pisadas. Estos defectos son sus virtudes. Sólo bajo esas…
La novela de los Pinochet
De tarde en tarde redacto en mi mente la escena de una novela que no creo que tenga nunca el coraje de escribir. En ella un joven bebe en secreto de una botella de whisky en la cocina de una…
Coordenadas de un peatón
(sobre No trabajes nunca, de Arturo Hernández Alcázar, en el MUAC) Como si se tratara de proyectos imposibles o utópicos, el trabajo de Arturo Hernández Alcázar retoma problemáticas…
La leyenda negra a discusión
Un libro reciente pone en entredicho la idea del pasado de México como el resultado de dos herencias irreconciliables. La vigencia del discurso antihispanista debería impulsar nuevas preguntas…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES