Nacido en una familia de maestros de origen campesino, Pierre Vilar fue uno de los grandes historiadores de la Francia del siglo XX. Me referiré a su obra no sin antes recordar, brevemente, algunos hechos importantes y necesarios.
Joven, Vilar regresó a la Soborna donde coincidió, generacionalmente, con Paul Nizan, Sartre y, algo menor que ellos, Simone Weil. Vilar se dedicó a la geografía. Tendría que recordar, años más tarde, la influencia que en su generación tuvieron los historiadores de Los Anales (Annales-Económies-sociétés-civilisations), principalmente Lucien Febvre y Marc Bloch, asesinado por los nazis en 1944, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. Vilar, por cierto, fue prisionero durante más de dos años en varios campos de concentración, donde, a pesar de todo, tuvo la posibilidad de dialogar con algunos colegas de diferentes nacionalidades y orígenes. Allí, cosa sorprendente, escribió su libro Historia de España. Los sucesos frecuentemente terribles de los años treinta, y especialmente la Guerra Civil Española y de hecho ya internacional, lo acercaron al marxismo, cuya influencia prosiguió en años futuros. Pero se negó a pertenecer al Partido Comunista Francés, que era, sin duda, excesivamente “ortodoxo”. Vilar nunca fue hombre de dogmas. Fue un espíritu libre, inclinado a un socialismo que también fuera “liberal”.
Muy aún año de 1927, Vilar vivió en Barcelona, donde nació su pasión por Cataluña y se incrementó la que ya tenía por España. De su experiencia catalana surgiría su gran obra en seis tomos Cataluña en la España moderna, publicada primero en catalán en el año de 1965 (Ediciones 62) y reducida más tarde a dos volúmenes (Barcelona, Editorial Crítica, 1978, en versión castellana).1
¿Se trata de historia o de geografía? En el caso de Vilar, ambas cosas. Durante su prisión, y sobre todo al finalizar la guerra, Vilar unió inseparablemente geografía e historia en su idea muy personal de una “historia total”. Para él, hay que recordarlo, “la historia no es tan sólo relato sino también análisis y explicación“, teoría que se expresa, con especial claridad, en su libro Pensar históricamente. Reflexiones y recuerdos.
Esta “historia total”, o también “historia integradora”, se muestra en el libro suyo que mejor conozco, la Historia de Cataluña, que Vilar dirigió entre 1985 y 1988, publicado en seis tomos por Ediciones 62 (Barcelona). Se trata probablemente de la mejor historia de Cataluña que se haya publicado.2
Muy en el espíritu de Vilar, amigo de la variedad de los puntos de vista, cada volumen está escrito por un historiador diferente. No por esto la obra implica desorden. En toda ella resaltan a la vez la diversidad y la integración. Cada tomo, por cierto, está prologado por el propio Vilar, y de Vilar son el amplio prefacio buen resumen de sus teorías así como la introducción al libro.
Es sabido que para Cataluña es central la idea (también la vivencia) de nación, lo cual ve claramente Vilar. No implica necesariamente separatismo, aunque sí autonomía en lo social, lo intelectual, lo político, o, si se quiere, como se lee en El País, “una identidad colectiva”.3
Hay que decirlo: aparte del aspecto teórico de las obras de Vilar, a veces complejas aunque claras, hay en sus libros la presencia de un gran narrador de historia, como lo son los historiadores que sucesivamente han escrito en la Historia de Cataluña.
A lo largo de su vida, Pierre Vilar fue objeto de muchos y diversos homenajes. Así el de la Universidad de Salamanca (Premio Nebrija); así, en Barcelona, una institución que lleva su nombre.
¿Leer a Vilar? Es bueno hacerlo y tal vez, en especial, en ese hermoso libro autobiográfico que lleva por nombre Ecrits sur l’histoire. ~
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