Tabarnia para respirar

Tabarnia no busca hacer despertar a los independentistas. Está hecho para el antiindependentismo: para que pueda respirar aire fresco.
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El caso de Tabarnia (el proyecto satírico de independizar de Cataluña las provincias de Tarragona y Barcelona, donde es mayoría el antiindependentismo) demuestra que para el independentismo el nacionalismo catalán será siempre civíco y el español étnico. El artículo del exvicepresidente Junqueras sobre los genes catalanes, el famoso “som millors” de Jordi Cabré, la exconsejera Dolors Bassa diciendo que los niños que esnifan droga en Cataluña son “andaluces” y vienen de “otras partes del Estado”, la condescendencia hacia las regiones pobres de España son ejemplos de supremacismo (¿quién robó los bienes de Sijena?: “gente fastidiosa no catalana, inmigrantes de zonas miserables de Murcia y Almería”). Pero si el nacionalismo catalán se autodenomina cívico, habrá que creerle. Decirlo es serlo.

Para el independentismo catalán, cualquier gesto nacionalista español, desde una pulsera con la bandera a cuatro fachas desaliñados echando bilis, es un nacionalismo étnico. En cierto modo es como el discurso del privilegio: uno carga siempre con la culpa de sus antepasados. Supongo que para quien basa su discurso en la genética no es algo muy descabellado.

Hay independentistas que dicen que el proyecto de Tabarnia es balcanizador, supremacista y etnicista, que se basa en fronteras inventadas y fomenta un populismo económico. Pero es una copia tal cual, poco original, del discurso nacionalista catalán mayoritario. También dice que no dan los números (¡claro que no dan! Como no dan en el independentismo). Hay momentos muy graciosos en las redes sociales: independentistas apelando a la indivisibilidad de Cataluña para criticar Tabarnia. Es la moral del pedo de Sánchez Ferlosio: solo huelen mal los de otros. Si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato, es un pato o no dependiendo de si es catalán o español.

Tabarnia no va a servir de mucho contra los más dogmáticos: el independentismo catalán más reaccionario y cerril es incapaz de ver que Tabarnia usa sus mismas herramientas retóricas, pero sin creerlas. Uno de los preceptos indepes es que todo lo que está en el procés es democrático, todo lo que está fuera de él no. Es un heurístico fantástico para moverse por un mundo complejo. Tabarnia realmente no busca hacer despertar a los independentistas. Está hecho para el antiindependentismo: para que pueda respirar aire fresco. Son muchos años de olor a cerrado (o a pedo). 

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).


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