La Editorial Limusa publicó un libro titulado Literatura hispanoamericana. Se trata de un libro de texto que deberá servir para que los estudiantes de preparatoria y sus maestros finjan durante un año que les interesa leer.
En un país que se afana laboriosamente en la formación de lectores, es muy simpático que la invitación a hacerlo se exprese en párrafos como los que siguen, copiados tal cual:
En el Perú, César Vallejo representa la fuerza de las nuevas estéticas fincada en una poesía de tonos dramáticos como dramática fue la vida misma del poeta, desterrado por sus ideas políticas, son éstas, parte fundamental de sus temáticas.
A Juana de Ibarborou la vemos crecer, madurar y envejecer a lo largo de sus libros de poemas porque ella es el eje central de su poesía.
Alfonsina Storni es un alma convulsa y apasionada. En ella confluyen sentimientos encontrados; el amor y el rechazo al hombre, la necesidad del varón y el orgullo de mujer que se opone a la sumisión crean una poesía que atrae precisamente por la angustia que la contradicción ofrece. Su vida terminó en un cansancio infinito y en una búsqueda obsesiva de la muerte, se suicidó metiéndose al mar.
La nueva realidad social [posterior a la revolución] necesitaba una forma de expresión representativa de sus nuevas perspectivas. Una de esas perspectivas fue el pueblo, la clase menos favorecida surge a la literatura en forma tridimensional.
Confieso que he vivido es desde su título, una declaración de principios porque efectivamente la obra de Neruda refleja eso, un caudal de experiencias de vida que son las que dan intensidad a su obra.
Octavio Paz es un poeta exigente que se obliga así mismo mucho más allá de un instante de inspiración; pretende vivir con intensidad la experiencia poética para recuperar la totalidad de ella. El hombre, Adán expulsado del Paraíso, busca la reconciliación de su cuerpo con su alma y de ésta con Dios a través de la poesía; y como el vehículo de la poesía es la palabra, en ella cifra Paz la magia y el encanto de lo poético.
El futuro no existe, ni en la novela Pedro Páramo ni en los cuentos de El llano en llamas porque la narrativa de Rulfo es fatalista. Presenta a una sociedad corrompida por la ambición, el sexo, la miseria, la guerra, la impiedad y la traición, por eso es un mundo irredento, degradado socialmente. El mundo de Rulfo no sólo es México, es la sociedad contemporánea en general.
El libro es de la autoría de la Dra. Lourdes Franco Bagnouls, coordinadora del “Seminario de Edición Crítica de Textos” del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
¿Se puede no ser fatalista?
(Barcelona, 1973) es editora y periodista.