Noposí, mi estimado –me dijo el taxista filósofo mientras, a vuelta de rueda y mirando hacia todos lados en prevención del “cristalazo”, atravesábamos el populoso barrio de Tepito en el heroico, jadeante vochito, o quizá bochito, pues nunca he sabido cómo hay que decirles a esos automovilitos–, este barrio además de bravo, según canta su veraz leyenda, ¿a poco no?, es también como quien dice una progresista corte de los milagros, pues aquí, como ya decía mi abuelita (y lo decía con orgullo, pues era originaria de acá mero), aquí pueden robarle a usted los calcetines sin quitarle los zapatos, así de desarrollada y sofisticada tienen buti de tepiteños la técnica inventada por el dios Caco. Lo cual además se dobletea con otra avanzada técnica que es la del comercio, ya que por la misma razón aquí puede usted comprar de todo, desde precisamente calcetines, hasta, pongamos por caso, un yate con alberca incluida y licencia para cruzar en magnificiente crucero de placer los meridianos y los paralelos con lujosa amante de ocasión al lado y papa algo más que la foto. Con decirle que ahora hasta resultó la novedá de que también puede usted comprar datos. Posí, mi buen, como lo oye: datos, desde los oficiales hasta los personalísimos. Y déjeme contarle al respective del asunto que aquí, según informó el IFAI, o séase el Instituto Federal de Acceso a la Información, cualquier secuestrador, sea profesional o amateur, puede adquirir, por un puñado de dolarucos, miles de datos de la familia de usted y de su domicilio y su teléfono y sus huellas digitales y la clave y las cifras de su cuenta de banco, con lo cual la delincuencia organizada, o de la otra (que no canta mal las rancheras), lo puede asaltar o secuestrar limpia y rápida y hasta delicadamente a usted o a cualquiera de sus seres queridos en menos tiempo que el de un parpadeo. Ahí tiene usted, mi buen, para que luego no se diga que el país no progresa: podemos decir, con un orgullo paralelo al de mi abuelita, que tenemos una delincuencia de todos los niveles, incluidos los mejores del mundo, desde los elementales robo y venta de calcetines hasta el refinado fraude milloneta y el supertecniquísimo secuestro de tal o cual miembro de su parentela de usted, si es que no, ya de una vez, de la parentela completa… Noposí.
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.