El año que inicia continuará la consolidación de las hiperciencias y sus espectaculares herramientas tecnológicas. Luego de los avances en las ciencias tradicionales (física, química, biología) a partir del siglo XVII, comenzó un proceso de hibridación entre aspectos de estas disciplinas durante la segunda mitad del siglo XX, aparentemente distantes, que resultó en hiperciencias como la cibernética y las biotecnologías.
En 2019 recordaremos la inteligencia múltiple de Leonardo da Vinci, cuyo deceso acaeció el 2 de mayo de 1519. Leonardo fue pionero de la cibernética que rige nuestros días. También recordaremos el gran logro de Dmitri Mendeléyev, pues hace 150 años (el 17 de febrero según el calendario juliano que imperaba en Rusia o el 1 de marzo según el gregoriano) inició su pesquisa de los secretos del orden periódico de las propiedades de los elementos químicos, tanto los naturales como los creados por el ser humano. Sin duda, el principal desafío que no podremos soslayar a lo largo de este año y los que vienen será encontrar soluciones factibles, contundentes, encaminadas a resolver los graves problemas de contaminación ambiental y destrozo de cadenas ecológicas. En el año de la tabla periódica, se puede observar en su versión actual la manera como hemos expoliado los recursos naturales de la Tierra.
A pesar de los tropiezos iniciales y la hostilidad de quienes tienen fobia a cualquier innovación, los transportes autónomos seguirán perfeccionándose. La transición ha iniciado de hecho, pues actualmente muchos vehículos son modelos muy automatizados. Cuentan con sistemas de asistencia inteligente, cibernético, mediante los cuales pueden ajustar y controlar la velocidad del vehículo, mantener el carril durante el camino y a una distancia prudente respecto de los otros vehículos cercanos. A la vuelta de la esquina se encuentran los sistemas de IA que no sólo serán útiles, sino también fieles, incluso entretenidos y empáticos compañeros de viaje.
Una segunda hiperciencia, la biotecnología, está nutrida por las biologías celular y molecular, por las herramientas de ingeniería genética, por los sistemas de cómputo y por la robótica aplicada a la manipulación de microorganismos. En este campo los avances recientes han sido espectaculares, pues con novedosos métodos más baratos y con mayor capacidad de intervenir la carta genética es probable que este año veamos la comercialización de diversos organismos vegetales editados con la técnica CRISPR/Cas9, cuyo nombre resume los tiempos hipermodernos en que vivimos: Repeticiones Palindrómicas Cortas en Grupos y Regularmente Interespaciadas, y sus Proteínas Nucleasas Asociadas. Cada vez habrá más alimentos modificados específicamente con dicha técnica que puedan ser consumidos por personas con diversas intolerancias o alergias.
Otra de las hiperciencia que ha dado mucho de qué hablar en los últimos años, la física de altas energías, guardará silencio a lo largo de este año y el que sigue. Su preciada máquina, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), así como los detectores que lo acompañan, serán sometidos a una profunda revisión con objeto de perfeccionar partes obsoletas y desgastadas y, al mismo tiempo, poner a prueba nuevos diseños. Aun así, hay una física más allá del bosón de Higgs, fascinante, espectacular y trascendente que sigue su curso y sobre la cual tuve oportunidad de platicar con las lideresas y líderes de proyectos antes del cierre, a fines de 2018. En próximas entregas veremos cuál es el futuro inmediato del viaje al interior del átomo.
Con respecto de la astrofísica, disciplina que ofrece casi a diario una noticia más increíble que la anterior sobre alguna hazaña en el espacio, 2019 será un año para ultimar detalles de instrumentos como el telescopio James Webb. Entre las misiones programas por la NASA destacan las pruebas de vuelo de naves construidas por las empresas privadas SpaceX y Boeing, las cuales se llevarán a cabo en junio y agosto, respectivamente, si todo marcha sin contratiempos.
Sin duda, el alunizaje de la sonda china Chang´e-4 en la cara oculta de nuestro satélite natural es el inicio de una nueva carrera por la conquista del espacio sideral que se extenderá a lo largo de 2019 y los años por venir.
Un lanzamiento que puede llegar a ser trascendental en el futuro cercano ocurrirá entre octubre y noviembre de este año, cuando la Agencia Europea Espacial ponga en órbita CHEOPS. Este telescopio se dedicará a observar planetas fuera de nuestro sistema solar, cuyo tamaño es mayor al de la Tierra y menor al de Saturno. Mediante el uso de fotometría de ultra alta precisión observará estrellas brillantes que, según estudios anteriores, se sabe que existen planetas de esta clase orbitando a su alrededor.
escritor y divulgador científico. Su libro más reciente es Nuevas ventanas al cosmos (loqueleo, 2020).