Bertolucci: La brutalidad y la belleza

Un repaso a la filmografรญa del director italiano (1941-2018), gran agitador de conciencias.
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Al leer las reacciones a la muerte de Bernardo Bertolucci uno tiene la sensaciรณn de que era un director mรกs citado que visto. Salvo su pelรญcula escรกndalo โ€“El รบltimo tango en Parรญsโ€“ y sus dos pelรญculas prestigiosas โ€“Novecento, algo mรกs difรญcil por su longitud, y El รบltimo emperadorโ€“, el resto de su filmografรญa permanece mรกs o menos desconocida. Quizรก por su condiciรณn errรกtica, fallida y fruto de unas dรฉcadas en la que tanto la sexualidad y la violencia como, quizรก, la polรญtica, eran en general mรกs convulsas.

Su carrera tiene cuatro รฉpocas. En la primera ejerciรณ de gran cronista de la violencia de su paรญs. Se convirtiรณ en agitador de conciencias (y tambiรฉn, de paso, del bajo vientre) en unos aรฑos dorados para el cine โ€“finales de los sesenta, primeros setentaโ€“ en los que lo que se exhibรญa en las pantallas tenรญa algo en comรบn: era adulto. Pasรณ a ser el gran cineasta de lo exรณtico y espiritual โ€“al fin y al cabo el comunismo es otra forma de religiรณn exรณticaโ€“ y acabรณ siendo el รบltimo defensor romรกntico de las revoluciones sociales del 68, el รบltimo hippie, los restos de la conciencia social del pasado.

Es divertido, antes de abordar sus pelรญculas como director, rastrear su pasado oculto en dos pelรญculas claves en la historia del cine italiano: en Accatone, de Pasolini, fue ayudante de direcciรณn. De su trabajo con Pasolini extrajo el amor por el realismo crudo (mรกs crudo aรบn que el neorrealismo) y la poesรญa: Bertolucci supo, en sus mejores momentos, ser tan veraz y tan lรญrico como el maestro. En Hasta que llegรณ su hora, el spaghetti western definitivo de Sergio Leone, firmaba el guiรณn, coincidiendo con otro heterodoxo brillante, Dario Argento. Su aportaciรณn no es banal. Ademรกs de la gran construcciรณn de una ciudad como metรกfora, como mito โ€“que retomรณ en su obra maestra, Novecentoโ€“, supo sacarle partido plรกstico a la violencia.

En una filmografรญa larga en el tiempo pero espaciada en pelรญculas no es difรญcil extraer sus grandes logros. De la primera รฉpoca destaca El conformista, una obra con pulso, nervio, en la que trata los conflictos ideรณlogos a travรฉs de un personaje algo retorcido: fascista con pasado homosexual. En ella apuntala no solo sus constantes (cine polรญtico pasado por el filtro de cine espectรกculo) sino que convierte a Vittorio Storaro y a Ennio Morricone en sus colaboradores principales para posteriores pelรญculas. En la extraรฑรญsima La estrategia de la araรฑa adapta a Borges sin el encanto esotรฉrico del escritor argentino. Pero es su siguiente obra, menos polรญtica y mรกs sexual, que inaugura su siguiente periodo, la que le sitรบa en el podio del cine-escรกndalo. El รบltimo tango en Parรญs es una pelรญcula perversa, violentรญsima, en la que apenas tiene el espectador nada amable a lo que agarrarse. Es curioso el diรกlogo que establece esta cinta con la muy tardรญa Soรฑadores, dirigida treinta aรฑos despuรฉs a partir de un guion ajeno y donde no parece haber rastro del nihilismo destructivo, de pelรญcula de terror, de la anterior. Como si pidiera perdรณn por algo mรกs que el (supuesto) abuso al que sometiรณ a la actriz Maria Schneider.

Lo mejor de El รบltimo tango en Parรญs es que le dio fama y fortuna para rodar Novecento: junto con El Gatopardo, una de las pelรญculas mรกs ambiciosas, complejas y mรณrbidas del cine europeo. Se trata de un fresco excesivo, pasadรญsimo y probablemente el mรกs brutal retrato de la capacidad destructiva del fascismo, que en este caso tomaba con el rostro anguloso y raro de Donald Sutherland.

Tras la extraรฑa (y de nuevo morbosa) historia de un incesto en La luna โ€“una de las pelรญculas mรกs interesantes de su filmografรญaโ€“ y la muy fallida comedia La historia de un hombre ridรญculo, Bertolucci toca el cielo โ€“en forma de lluvia de ร“scarsโ€“ con la acadรฉmica y algo aburrida El รบltimo emperador, biopic sobre el emperador Puyi donde aporta, a un material algo frรญo, su capacidad tรฉcnica, apoyada en la fotografรญa de su socio Storaro. Esta pelรญcula abre su trilogรญa espiritual, que sigue con El cielo protector, quizรก su gran pelรญcula oculta: una imposible adaptaciรณn de Paul Bowles en la que consigue transmitir (gracias, de nuevo, a Storaro y al mรบsico Ryuichi Sakamoto) la sensaciรณn asfixiante, irrespirable, del Marruecos beatnik a travรฉs de esa pareja infiel, destrozada, terminal. Le sigue la muy menor Pequeรฑo Buda que da paso al รบltimo ciclo de Bertolucci: una serie de pelรญculas donde a pesar de la decadencia mantiene cierta coherencia temรกtica.

En eso Bertolucci es un cineasta como pocos. Siempre fiel a sรญ mismo. Siempre intentando molestar un poco. En esas รบltimas pelรญculas retrata de manera obsesiva la belleza tanto en el rostro de la candorosa Liv Tyler de Belleza robada como en el cuerpo exuberante de Eva Green en Soรฑadores, en la magnรฉtica Thandie Newton de Asediada o en la enfermiza presencia de Tea Falco de Tรบ y yo, su รบltima pelรญcula. Son historias sobre mujeres rodeadas de hombres sedientos de deseo. Como si el aliento de la muerte lo persiguiera y sintiera que al final para รฉl โ€“viejo comunista, guarrete y provocadorโ€“ la belleza era el รบltimo gran asidero.

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Fernando Navarro (Granada, 1980) es guionista y crรญtico musical. Ha escrito entre otras 'Toro', 'Verรณnica', 'Bajocero' y Venus'. 'Segundo premio' (Isaki Lacuesta y Pol Rodrรญguez, 2024) es su รบltimo guion. En 2022 publicรณ la novela 'Malaventura'.


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