En una de sus mejores películas de tiempos recientes, Jim Jarmusch plantea un juego de cajas chinas entre el personaje de la cinta, la ciudad donde transcurre y el homenaje al poeta WIlliam Carlos Williams. Es una historia simple que no se aleja del estilo del director, un cine de lo esencial compuesto de gestos mínimos, diálogos breves e imágenes contundentes, con un tono característico de humor seco.
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En la entrega de esta semana, el largometraje más reciente de Jim Jarmusch.