Diez teorías pervertidas

¿Es posible que las películas contengan intenciones subrepticias implantadas conscientemente por sus creadores? Esta segunda semifinalista del concurso por el Pase Anual Cinépolis aborda diez cintas y sus mensajes ocultos. 
AÑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

¿Es posible que las películas contengan significados profundos e intenciones subrepticias implantadas conscientemente por sus hacedores? Numerosos estudiosos recurren a su ojo avizor para desarrollar teorías, interpretaciones y disquisiciones en torno a ciertos filmes. El teorizador más activo es sin duda Slavoj Zizek quien, por ejemplo, establece que Titanic no es una historia de amor, sino una siniestra variación de Captains Courageous de Rudyard Kipling. (El filósofo esloveno presenta en The Pervert’s Guide to Cinema exploraciones desde un enfoque psicoanalista de inspiración lacaniana que no tienen desperdicio). A continuación se recogen otras diez teorías pervertidas que bien pueden ser fascinantes o chocantes, pero en ellas es innegable encontrar un riguroso escrutinio que habla del alcance narrativo del lenguaje cinematográfico. Veamos:

1- The Dude es Jesucristo.Pese a que los hermanos Coen establecen que el personaje The Dude está inspirado en Jeff Dowd, un activista radical que devino en productor de películas independientes y consumidor de White Russians, David Atchison, investigador de la Facultad de Artes de la Universidad de Leeds, insiste en que el origen es otro: Los hermanos Karamazov. Atchison menciona que el episodio en que Iván Fedoróvich relata el regreso de Jesucristo y su encuentro con un inquisidor español quien encarcela al profeta, detonó la creación de The Dude. “Esto me lo confesó Ethan durante la presentación de su libro Gates of Eden. La idea de la parusía se enquistó en su cabeza y de ella nació The Big Lebowski”. Para Atchison, el paralelismo de The Dude con Jesucristo es claro: un pacifista de larga cabellera, desenfadado, enfrentado a los nihilistas y miembro de la Santísima Trinidad junto a Walter y Donny, sus amigos del boliche. (The Big Lebowski, 1998. Dir.: Joel y Ethan Coen)

2- Driver, más que un psicótico, un hombre lobo.En Drive, la personalidad dividida de su protagonista, Driver, domina la estructura narrativa de la película. Esto obedece, por acaso, al daltonismo del director Nicolas Winding Refn, necesitado de contrastes, o a la psicosis que atormenta al personaje interpretado por Ryan Gosling. Para Jean-Claude Valencia, psicólogo francés y miembro del European Society for the Study of Western Esotericism, estos giros psicóticos responden a otra cuestión: la hiperestilización del concepto 'hombre lobo'. “Driver está maldito y lo sabe. Un impulso oscuro lo hace conducir por las noches en busca de mujeres. Esta sombra jungiana lo hace buscar otra cosa distinta a la sangre, al sexo y al amor”, señala. “En su violenta metamorfosis Driver se convierte en un gran amonestador cuya misión es delirante: proteger una primitiva pureza casi religiosa que él mismo cree encarnar; Driver busca un alivio moral con consecuencias mortales…” El aullido en la canción Nightcall de Kavinsky del soundtrack quizás secunde a Valencia. (Drive, 2011. Dir.: Nicolas Winding Refn)

3- El suicidio más hermoso. Christopher McCandless es un joven que, tras graduarse con honores por la Universidad de Emory, dona sus ahorros, destruye sus tarjetas de crédito y documentos de identidad y emprende, catartizado, un viaje por Norteamérica con rumbo a la salvaje Alaska para encontrarse a sí mismo en medio de la tierra salvaje. Ikrame Hyams, crítica de arte egresada del Tisch School of the Arts, considera que Into the Wild es la película que retrata el suicidio más hermoso del cine. “(…) if you want something in life, reach out and grab it”, aconseja un Christopher ebrio de vida a Tracy, una hermosa chica con la que se negó a hacer el amor. Y Christopher predicó con el ejemplo, fue a por lo que más quería en la vida y lo consiguió: la muerte: aislado en esos bellos páramos come por error una planta venenosa que le da fin a su existencia. “La búsqueda de sí mismo fue la gran mentira que Christopher se dijo. Ese viaje es su gran evasión, un viaje que emprende por miedo a enfrentarse a un mundo de posibilidades como les pasa a muchos jóvenes hoy en día, confundidos, dispersos”. Christopher es entonces un hikikomori invertido. “El hombre que se interna en los nevados paisajes de Alaska con la intención de hacer una fogata en To Build a Fire de Jack London quería la muerte tanto como Christopher”, apunta Hyams. “Jack London is king”, dice el joven en una escena de la película. Nadie más indicado que él para decirlo. (Into The Wild, 2007. Dir.: Sean Penn)

4- La huída de Travis Bickle. El final de Taxi Driver es altamente especulativo. Nora McCarthy, periodista, crítica de arte y profesora en la Universidad de Albany-SUNY, propone una lectura interesantísima. Después de cortarse el cabello a lo mohawk, Travis se apersona en una manifestación del senador Palantine para matarlo. Su propósito se malogra por la intervención de un agente del Servicio Secreto y huye, va a su apartamento y de ahí parte en su taxi con rumbo a un barrio deprimido del este de Manhattan para confrontar a Sport y liberar a Iris de su proxeneta a balazos. Para McCarthy, la película termina cuando Travis viaja en su coche. Ergo, el asesinato de Sport no tiene lugar, ni la liberación de Iris, ni el resto del epílogo. ¿Por qué? Porque Travis padece de bovarismo. “Es la huída de Travis a un mundo inexistente de sentimientos y aspiraciones sociales imposibles producto de un terrible desencanto con la vida real”, cuenta. “No pudo matar al padre simbólico de Betsy, tampoco podrá matar al de Iris. Travis no va a rescatar a Iris. Travis huye, se fuga de sí”. En suma, Travis reconoce que su realidad no le alcanza para igualar el retrato ambicioso que tiene de sí mismo. (Taxi Driver, 1976. Dir.: Martin Scorsese)

5- El distanciamiento de Christopher Nolan.  “A Nolan no podrían importarle menos los comics. Incluso dudo que haya leído uno en su vida”, sentencia William Pollard, quien figuró como miembro de la junta directiva del San Diego Comic-Con International desde 1984 a 2009, al hablar sobre la trilogía de Batman dirigida por el británico-americano. Desde su óptica, Christopher Nolan se apoya hábilmente en David S. Goyer, experto en comics, y en su hermano Jonathan, quien imprime la huella psicologista en las historias, para así dar rienda suelta a su máximo interés creativo: el desarrollo técnico y estilístico. “Este distanciamiento es la clave del éxito de la saga que empezó con Batman begins. Nolan no está adaptando nada, ni le interesa. Él está haciendo una película bajo sus propios términos y condiciones. Al final es Batman quien se está adaptando a Nolan, y los resultados son magistrales.” ¿Hay duda de esto último? (The Dark Knight Rises, 2012. Dir.: Christopher Nolan)

6- El susurro curativo en Lost in Translation. Florence Norton y Ken Guideon, neurólogos del National Institute of Mental Health lideraron un estudio en la Universidad de Georgetown para descifrar qué le susurra Bob a Charlotte al momento de despedirse hacia el final de la película Lost in Translation. Sus pesquisas arrojan que lo que sale de la boca de Bob es, simple y llanamente, ruido blanco. Para Norton y Guideon, es evidente que Charlotte padece desórdenes por déficit de atención e hiperactividad, a juzgar por las ensoñaciones, movimientos lentos, aburrimiento y confusión que la distinguen durante todo el metraje. A decir de los investigadores, Bob emite este ruido blanco para hacerle un bien a Charlotte: experimentos demuestran que el ruido blanco es capaz de mejorar el funcionamiento cognitivo de pacientes afectados por esta condición. (Lost in Translation, 2003. Dir.: Sofia Coppola)

7- The Shining. El análisis Imperfect Symmetries: A Guide to The Shining de Jason Francois, es el algoritmo más delirante para encontrar la salida al laberinto de esta obra maestra de Kubrick. (The Shining, 1980. Dir.: Stanley Kubrick)

8- Las heridas metafísicas de Tarantino. Marsellus Wallace, el gánster en Pulp Fiction, tiene en la parte trasera del cuello una tira adhesiva sanitaria. A mediados de los noventas se rumoraba con efervescencia que el contenido luminoso del famoso maletín era el alma de Marsellus, alma que había abandonado su cuerpo por medio de esa herida. En Inglourious Basterds, el teniente Aldo Reine, quien exige le tributen cien cabelleras escalpadas, presenta una impresionante cicatriz de oreja a oreja. Aunque Tarantino nos hace creer que no hay nada detrás y que es tarea de la audiencia teorizar al respecto para “personalizar” la experiencia de sus películas, Martin Polonsky, teórico de cine y ex miembro del consejo directivo del American Film Institute, insiste en que estas heridas se relacionan de forma orgánica y cumplen un sentido más amplio que el de ser solo golpes de efecto, artificios o herramientas argumentales. “Tienen un rico propósito metafísico”, dice. “Hay una intención de comunicación, de vocalizar un alivio espiritual en un mundo-pastiche donde el nihilismo, la banalización y la frivolidad son más estridentes.” Que las heridas de Marsellus Wallace y Aldo Reine se localicen en el chakra Vissudha, no es accidental después de todo. (Pulp Fiction, 1994. Inglourious Basterds, 2009. Dir.: Quentin Tarantino)

9- El oso Lotso, el tirano rosado. A David Lawrence, sociólogo y catedrático del London School of Economics, le resulta estimulante el personaje de Lotso en Toy Story 3: “Lotso en su variante humana nos evoca a un dictador en toda regla, un tirano que hace del resentimiento una ideología; un líder enconado que logra establecer un sistema que manipula a sus seguidores, aniquilando su consciencia y reduciendo su capacidad autocrítica al mínimo, manteniéndolos en un estado anímico infantil, transformando a los domesticados en activos y feroces adláteres defensores del encierro.” En esta lógica, el vaquero Woody representa al héroe que traerá democracia y libertad, al que se podría parangonar con el presidente norteamericano Woodrow Wilson durante los tiempos de la Primera Guerra Mundial. Lawrence nota algo interesante: el deterioro en los juguetes en posesión del niño Sid Philips en la primera entrega de la trilogía, no existe en los juguetes que habitan en Sunnyside, al contrario, acusan la misma calidad que los juguetes de Andy. ¿Por qué? “Eso demuestra que nadie es inmune al envilecimiento, ninguna persona y ningún sistema. El peligro sigue ahí, es constante. Los vigías de la democracia no pueden descansar.” Lotso es el único juguete en Toy Story que no logra redimirse: líderes así están condenados a terminar en el vertedero de la historia. (Toy Story 3, 2010. Dir.: Lee Unkrich)

10- La burla de David Lynch.El periódico The Guardian considera a David Lynch el mejor director de cine del mundo. En 2001 recibe el reconocimiento al mejor director en Cannes por Mulholland Drive, y, al año siguiente, una nominación al Óscar. A Lynch se le admira por su discurso surreal y arcano simbolismo provenientes de las aguas profundas del inconsciente. Bruce B. Lemkin, psicoanalista e investigador de desórdenes de sueño del Centro Médico de la Universidad de Columbia considera que la intención del realizador en Mulholland Drive es la masturbación recíproca. “Al invitar al espectador a desentrañar un misterio inexistente, y el espectador al aceptar dicha invitación, se genera un acuerdo de mutua estimulación en la que se busca la validación del binomio creador de alto vuelo – crítico de aguda percepción”. Lemkin avanza un poco más: “La teorización y el sobreanálisis en el cine son algo inútil, sin provecho ni sustancia. Es absurdo buscar interpretaciones, el lenguaje cinematográfico no da para tanto.” Esta sentencia de Lemkin, además de ser una forma de autocoitus, invalida el esfuerzo de la presente lista.(Mulholland Drive, 2001. Dir.: David Lynch) 

+ posts

Guionista egresado con Mención Honorífica de la carrera de Ingeniería Industrial y de Sistemas por el Tecnológico de Monterrey.


    ×

    Selecciona el país o región donde quieres recibir tu revista: