Entre las revistas norteamericanas, en años recientes Esquire parece haber perdido cierta relevancia. Los cambios de estilo en sus portadas son síntomas muy claros de lo que aflige a esta famosa revista: con el paso del tiempo, Esquire se ha convertido en un Frankenstein sobre-diseñado –diferentes fuentes, una plétora de fotografías en plano holandés, textos repletos de rallones y micro fotografías– con escaso contenido.
Sin embargo, si algo ha caracterizado a esta publicación son sus secciones recurrentes: el famoso “What I´ve Learned”, una entrevista, presentada en fragmentos, que ofrece breves dosis de sabiduría; la relativamente sexista “Funny Joke From a Beautiful Woman”, que se explica sola. No obstante, ninguna de estas se compara con su anual lista de óscares alternativos, en la que el equipo de Esquire otorga galardones en categorías que ellos mismos inventan.
Sus elecciones son la antípoda de la ceremonia que se celebrará en dos días: honestas, a veces implacables, y muy entretenidas.
– La redacción
