Shara de Naomi Kawase

Reseรฑa de Shara, una cinta queย observa cรณmo cambian las vidas de una familia japonesa en Naraย despuรฉs de una tragedia.
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El suceso que retrata la primera secuencia de Shara es una suerte de big-bang a partir del cual ya nada serรก igual: Dos hermanos juegan en un patio casero en una pequeรฑa ciudad japonesa. Salen corriendo a la calle, uno persiguiendo al otro. Doblan una esquina, luego otra, y entran a un parque. Quien iba adelante se pierde entre los รกrboles, y cuando su hermano regresa a contar lo sucedido, alguien pregunta si serรก posible que se lo hayan llevado los dioses. No lo vuelven a ver. Cinco aรฑos despuรฉs, la madre estรก embarazada de nuevo, y aunque el padre y el hijo sobreviviente lo echan de menos, el niรฑo desaparecido no es un tema de conversaciรณn.

La familia vive el duelo con todo recato. La cรกmara sigue de cerca a los personajes como si conviviera con ellos en la casa, la escuela o en las calles angostas de Nara, la ciudad  donde viven. La madre cuida su embarazo, el padre trabaja como director de un festival de mรบsica y baile callejero, y Shun recorre las calles por las que jugรณ con su hermano.

Hay una clave para descifrar el mundo interno que Shara desea revelar, un detalle que en un inicio no significa demasiado, pero que mรกs tarde abre puertas para la imaginaciรณn y la interpretaciรณn. En un templo budista, una congregaciรณn estรก sentada alrededor de un monje que pega con un delgado martillo en un gong de piso, y produce un sonido constante que acompaรฑa la meditaciรณn. Es un timbre metรกlico recurrente en la pelรญcula: suena al principio, justo antes de ver a los niรฑos jugar en el patio; en el parque donde uno de ellos se pierde; en el templo budista a mitad del film; y al final, cuando ha nacido el nuevo integrante de la familia y la cรกmara regresa al patio de la primera secuencia. La continuidad de un sonido tan simple invita a la reflexiรณn y funciona como hilo conductor. El sonido del gong en los momentos clave ofrece una especie de catarsis para el espectador, marca la apertura y el cierre de un ciclo; asimismo, para los personajes hay un momento similar. En un intento de reconciliaciรณn con la muerte, el padre, despuรฉs de preparar una tabla con una espesa tinta negra, se sienta frente a un pergamino y pinta dos รญconos, uno sobre otro, mientras lo observan Shun y su esposa embarazada. La figura de arriba significa "sombra", la de abajo, "luz". En vez de hablar, callan. La mirada se centra en el pergamino.

Ademรกs de ser testigos del proceso luctuoso que vive una familia, para ojos occidentales cada detalle de la vida cotidiana es nuevo. Nos deleita la arquitectura, el diseรฑo urbano y el interior de las viviendas japonesas, la comida y la convivencia, sobre todo la convivencia. Cรณmo le habla el padre a su hijo, de quรฉ manera la madre muestra su amor. Intercambian menos palabras y pocos gestos. Se entienden de una forma que nos es ajena, y a primera vista pareciera que no hay ternura, que no se comprenden, y poco a poco nos damos cuenta que ese no es el caso. La brecha cultural entre ellos y nosotros es asombrosa.

 Naomi Kawase escribe, dirige y actรบa el papel de madre. Se podrรญa decir entonces que Shara es una versiรณn de su ser mรกs รญntimo, una cinta femenina, tersa y reconfortante, porque aunque el tema es perturbador, la manera de llevarlo a cabo es suave y elegante. No es cuestiรณn de poner el dedo en la yaga sino de curar. Es una pelรญcula maternal, y el hecho de que Kawase interprete el papel de madre en su propia obra subraya esta sensaciรณn.

 

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(ciudad de Mรฉxico, 1979) Escritor y cineasta


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