Fusiones y confusiones

Se habla de fusionar al Fondo de Cultura Econรณmica con otras dos dependencias de gobierno, sin embargo, las fusiones editoriales traen consigo problemas mayรบsculos y tienden a desdibujar a una buena editorial.
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Se habla de fusionar el Fondo de Cultura Econรณmica, la Direcciรณn General de Publicaciones de la Secretarรญa de Cultura y la cadena de librerรญas Educal, S. A. de C. V. Las tres se ocupan de libros, pero de modos operativos muy distintos. Afortunadamente, no se habla de fusionar tambiรฉn la Direcciรณn General de Bibliotecas de la misma secretarรญa, que tambiรฉn se ocupa de libros.

En el mundo empresarial, las fusiones han sido una forma fรกcil de construir gigantismos y aumentar el poder de los altos ejecutivos. Muchas fusiones resultan contraproducentes y los conglomerados acababan soltando empresas adquiridas, porque no es fรกcil uniformar contabilidades, sistemas de producciรณn, canales de venta, proveedores, tecnologรญas, sindicatos. Mรกs de una vez ha sucedido que una empresa mediana y prรณspera deja de serlo cuando se vuelve parte de un conglomerado y que, al soltarla despuรฉs de arruinarla, no recobre su antigua prosperidad.

La moda llegรณ al mundo editorial y las consecuencias fueron peores. El patrimonio invisible de una buena editorial es su fisonomรญa. Un catรกlogo editorial de perfil distintivo atrae mรกs que un catรกlogo amorfo. Su conjunto de tรญtulos publicados integra una constelaciรณn de figura reconocible y llama la atenciรณn de lectores y autores. Ademรกs, facilita muchas cosas en el diseรฑo, la producciรณn y la administraciรณn; como es obvio en el caso de una buena colecciรณn; por ejemplo: los antiguos Breviarios del Fondo de Cultura Econรณmica. Una buena editorial o colecciรณn que pierde su fisonomรญa se vuelve menos atractiva, vale menos.

Las fusiones editoriales tienen problemas prรกcticos mayรบsculos: cambiarse o no a otro lugar de trabajo, celebrar nuevos contratos autorales y laborales, despedir personal o retenerlo y mezclarlo bajo nuevos jefes, cambiar de imprentas y encuadernadores. Pero, sobre todo, integrar catรกlogos.

Para amortiguar este รบltimo problema, se han inventado los โ€œsellosโ€ dentro del catรกlogo global. La editorial adquirida se vuelve un sello del grupo, para conservar su identidad o, al menos, su nombre. Pero la fisonomรญa se va desdibujando y el atractivo para los lectores y autores se esfuma. La editorial Joaquรญn Mortiz fue central para la nueva literatura mexicana. Cuando la historia literaria reconozca a los editores creadores, Joaquรญn Dรญez-Canedo serรก celebrado con justa razรณn. Pero ยฟquรฉ se hizo su legado cuando se redujo a sello del Grupo Planeta? Una reliquia, de la cual se conservan los tรญtulos mรกs vendidos, pero no su papel central.

Algo peor sucederรญa con el Fondo de Cultura Econรณmica integrado al catรกlogo de la Secretarรญa de Cultura. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (su antecesor) no reeditaba: nunca tuvo interรฉs en desarrollar un fondo editorial permanente; ni posibilidades de hacerlo, porque en el sexenio siguiente vendrรญan otros a empezar de cero. Fusionar un catรกlogo de fisonomรญa definida con un paquete sexenal amorfo darรญa como resultado un paquete amorfo mรกs grande, de corta vida y destino incierto. El patrimonio invisible del Fondo desaparecerรญa.

Lo importante en la cultura lo han hecho personas con vocaciรณn, talento y oficio. Personas que no subieron burocrรกticamente; que, en el mismo puesto y con el mismo tรญtulo o con ninguno, produjeron cada vez mejor, en ciclos creadores de diez, veinte o treinta aรฑos. Por el contrario, mejorar burocrรกticamente es ante todo recibir un puesto como un peldaรฑo para subir a otro. En la burocracia, quedarse a hacer las cosas bien es anquilosarse, vegetar, exponerse a ser barrido como el odioso detentador de un feudo.

El Fondo de Cultura Econรณmica fue creado por Daniel Cosรญo Villegas y Arnaldo Orfila Reynal a lo largo de cinco sexenios (1934-1965). Cuando empezaba el sexto, el presidente Gustavo Dรญaz Ordaz le dio un golpe mortal: el despido arbitrario de Orfila por haber publicado Los hijos de Sรกnchez de Oscar Lewis, que supuestamente denigraba a Mรฉxico. Logrรณ recuperarse, gracias a buenos directores que, desgraciadamente, estuvieron de paso, porque el puesto se volviรณ sexenal y sujeto al capricho del presidente en turno.

El Fondo ha sido una instituciรณn muy querida, dentro y fuera de la instituciรณn y del paรญs. Quizรก por eso ha sobrevivido a los malos tratos presidenciales. El mรกs reciente (del presidente electo) fue despectivo: no dignarse anunciar el nombramiento del prรณximo director. Acabรณ siendo este el que proclamรณ que lo aceptaba, como haciendo un favor, aunque, segรบn รฉl mismo, carece de experiencia para desempeรฑarlo. En declaraciones anteriores habรญa manifestado aspiraciones mรกs ambiciosas: ser el secretario de Cultura. Quizรก para consolarse, hablรณ de tomar tambiรฉn el control de Educal y las publicaciones de Cultura.

Ni Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador ni Paco Ignacio Taibo II sabรญan que la Ley Federal de las Entidades Paraestatales exige que en el Fondo, como en todas las paraestatales, el director general debe โ€œser ciudadano mexicano por nacimientoโ€. Taibo no naciรณ en Mรฉxico. Nombrarlo serรญa un atropello legal, fรกcilmente impugnable.

Ojalรก que el Fondo quede en manos mejores, con vocaciรณn y experiencia editorial. No merece el desprecio de ser dado como premio de consolaciรณn. ~

Este texto aparecerรก en la ediciรณn impresa de diciembre de 2018

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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