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Lo que pasa cuando Leo Messi tiene prisa

De todas las versiones del futbolista argentino, hay una en la que parecen condensarse todas las distintas etapas de su carrera.
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Con el tiempo, nos hemos ido acostumbrando a una versiรณn de Leo Messi que dista mucho de la original, la de sus primeros y convulsos aรฑos. Si la comparaciรณn con Maradona fue inmediata se debiรณ a algo mรกs que al hecho de que ambos fueran argentinos, zurdos y presumieran de melena. Habรญa algo en el joven Leo que recordaba persistentemente al Maradona mรกs veces admirado, el de los cuartos de final contra Inglaterra en Mรฉxico 86, el inmortalizado por la narraciรณn de Vรญctor Hugo Morales del gol mรกs famoso de la historia del fรบtbol.

Habรญa en aquel Messi, por tanto, algo elรฉctrico, voraz, imparable, de ir superando obstรกculos segรบn se presentaban. En 2007, con apenas veinte aรฑos, dejรณ un gol parecido al de Diego, casi calcado,  pero la propia leyenda le puso inmediatamente en su sitio: โ€œFue un gran gol… pero el mรญo no fue en la Copa del Rey contra el Getafeโ€. Para mรกs INRI, el Barcelona perdiรณ aquella eliminatoria. Era Messi por entonces un prometedor escudero en medio de la evidente decadencia de Ronaldinho. No goleaba como Eto’o, no poseรญa la jerarquรญa de Deco y Rijkaard no se atrevรญa aรบn a concederle el trono del brasileรฑo, asรญ que hubo que esperar a que llegara Guardiola para que Messi diera el paso adelante en el escalafรณn de su club y de paso en el del fรบtbol mundial.

Si algo aprendiรณ Messi de Guardiola fue a tranquilizarse. Durante sus primeros aรฑos, las lesiones habรญan sido una constante, hasta el punto de hacerle perderse la final de la Champions League de 2006. Pep dibujรณ un equipo en el que Messi dejaba de ser un extremo voraz y pasaba a controlar el juego desde el medio, con todo el horizonte por delante para decidir quรฉ jugada convenรญa. La clave de la convivencia de aquel equipo, uno de los mejores de la historia, consistรญa en que todos los jugadores sabรญan que tenรญan que cumplir exactamente una funciรณn, como piezas de ajedrez… y que solo Leo podรญa saltarse las reglas con la condiciรณn de que esa libertad llevara al triunfo, como ocurriรณ tantรญsimas veces.

Gracias a un Leo Messi imparable, el Barcelona ganรณ seis tรญtulos en un solo aรฑo y todavรญa aรฑadirรญa una Champions League mรกs en 2011, arrollando a un gran Manchester United. El problema era que Messi ya no era el niรฑo que habรญa descubierto a Guardiola con un punto de admiraciรณn. A los problemas musculares le siguieron los estomacales, la relaciรณn con el tรฉcnico se volviรณ tensa y la economรญa del esfuerzo llegรณ a un punto sospechoso: Messi no solo no se comรญa el campo con carreras y eslaloms imposibles sino que a menudo deambulaba por el mismo, como ausente, trotando o directamente andando, pensando en el partido mรกs que disputรกndolo.

Con las primeras derrotas โ€“especialmente en la รฉpoca del Tata Martinoโ€“ surgieron las primeras crรญticas al รญdolo: las imรกgenes de Leo vomitando en medio de los partidos se multiplicaron por las distintas cadenas de televisiรณn. Su declive parecรญa anunciado a los 27 aรฑos, como las grandes estrellas del rock. Nada mรกs lejos de la realidad. Se podrรญa decir que Messi se reinventรณ como se ha reinventado Roger Federer, pero lo cierto es que ha insistido en la fรณrmula: aรบn menos esfuerzos, aรบn mรกs eficaces.

El Barcelona ganรณ otro triplete en 2015 con una versiรณn extraordinaria de su estrella aunque siguiera corriendo menos kilรณmetros en el partido que su propio portero. Messi siguiรณ siendo un goleador porque no puede ser otra cosa, pero pasรณ a ser un verdadero dictador del juego coincidiendo con la retirada de Xavi y los problemas fรญsicos de Iniesta. Se acostumbrรณ a jugar en tres posiciones distintas y aรบn tuvo tiempo de dejar para la memoria algรบn gol imposible, maradoniano, como el de la final de Copa ante el Athletic de Bilbao.

Asรญ hasta nuestros dรญas. El Messi de 31 aรฑos, padre de tres criaturas, no es el hombre mรกs trabajador del mundo. No tiene por quรฉ serlo. Pongรกmoslo de otra manera: su trabajo consiste precisamente en no desgastarse, en aparecer y no estar continuamente. Muchos lo confundirรกn con desidia, pero es simplemente ahorro. Eclipsado por los triunfos recientes del Real Madrid y de su gran nรฉmesis todos estos aรฑos, Cristiano Ronaldo, Messi sabe cuรกndo y dรณnde aparecer y, por lo que se vio el pasado miรฉrcoles ante el Chelsea, tiene prisa.

Puede pasarse cualquier partido de liga caminando y aun asรญ marcar un gol de falta, asistir a dos compaรฑeros y tirar tres veces al poste. Esa versiรณn de Messi, insisto, sigue siendo sublime. Pero hay una versiรณn aรบn mejor. La versiรณn del Messi que recuerda de alguna manera al de su juventud. El Messi que corre en la presiรณn detrรกs del rival y le arrebata el balรณn, como en el 2-0 ante el Chelsea. Ese gol tiene todo lo mejor de las distintas etapas de Messi y las resume a la perfecciรณn: el hambre, la lucha, la resistencia en el choque uno contra uno, el doble regate en velocidad dejando atrรกs a dos rivales… y el pase a la nada, al espacio, al hueco que sabe que va a ocupar un compaรฑero que aรบn ni siquiera aparece en nuestras pantallas mientras observamos en casa. El Messi clarividente, el anticipador, el ajedrecista.

Todavรญa tendrรญa tiempo Leo de marcar un tercer gol por debajo de las piernas de Courtois, en lo que pareciรณ una jugada perfectamente planeada, pero la obra ya estaba por entonces culminada y enmarcada. No basta ya con decir que โ€œMessi es Maradona todos los dรญasโ€, como repetรญa el prestigioso periodista deportivo espaรฑol Santiago Segurola sino que quizรก habrรญa que especificar que a veces, en algunas ocasiones, Maradona era como Messi. Solo que, como dirรญa el Diego, esas ocasiones las reservaba para los grandรญsimos escenarios y no para los octavos de final de eliminatorias encarriladas.

https://www.youtube.com/watch?v=URSVNmnuAGo

Hablarle a Messi de retos es absurdo porque siempre se ha tenido que enfrentar al mismo desde que era casi un niรฑo: convertir a Argentina en un sucedรกneo de su Barcelona triunfal. Con todo, parece que la รบnica manera de convencer a algunos nostรกlgicos de que, efectivamente, es el mejor jugador de la historia, es deslumbrar en el Mundial de Rusia de este verano y hacer a Argentina campeona. Porque llevarla a la final en 2014, como la llevรณ a la final de hasta tres Copas de Amรฉrica, parece que no basta. La perfecciรณn o nada. De ahรญ, quizรก, la prisa, aunque sea puntual. De ahรญ, quizรก, el miedo de todos sus rivales.

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(Madrid, 1977) es escritor y licenciado en filosofรญa. Autor de varios libros sobre deporte, lleva aรฑos colaborando en diversos medios culturales intentando darle al juego una dimensiรณn narrativa que vaya mรกs allรก del exabrupto apasionado.


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