El Real Madrid ha ganado cuatro de las รบltimas cinco Champions League โla รบnica competiciรณn que le interesaโ y eso le permite ciertas excentricidades. De otra manera, serรญa difรญcil de entender todo lo que estรก sucediendo a lo largo de esta temporada. La alegrรญa con la que todo el club enfila el camino hacia el abismo desde que dejara marchar a Cristiano Ronaldo en verano por una cantidad muy inferior a su valor de mercado es sorprendente en quien presume, probablemente con razรณn, de ser el mejor equipo de la historia.
A una plantilla claramente mermada y sin sustitutos, se le aรฑadiรณ a los pocos meses la destituciรณn del encargado de planificar el aรฑo deportivo, es decir, el entrenador. Se podrรญa entender por su clara falta de sintonรญa con algunos miembros del vestuario, su escaso carisma ante los medios y la ausencia de resultados… pero sorprende la tranquilidad con la que se estรก tomando el entorno madridista la รฉpoca Solari, incluso jaleando la apariciรณn de tal o cual canterano como si el Bernabรฉu se hubiera convertido en el Camp Nou de los aรฑos setenta.
La falta de ambiciรณn es gigantesca. Comprensible por las razones mencionadas, pero chocante en el exceso. En agosto ya era complicado pensar que esta plantilla pudiera competir por tรญtulos, pero si ademรกs decides enviar a Isco permanentemente a la grada, le retiras la confianza a Asensio, no cuentas con Bale en las escasas ocasiones en las que no estรก lesionado y decretas que Marcelo tiene la culpa de todo lo que pasa, resulta que del equipo tetracampeรณn no te quedan ni los restos. A lo sumo, una versiรณn muy reducida, fruto quizรก de la edad y los excesos mundialistas, del medio del campo, es decir, de Casemiro, Modric y Kroos, pero es que Casemiro, Modric y Kroos pueden sostener a un equipo ganador y llevarlo al tรญtulo, pero no pueden crear un campeรณn desde la nada.
El caso es que el Madrid se ha acostumbrado a la inferioridad y se resigna a ella, pensando que, quizรก, si los astros se alinean, llegarรก la quinta Champions en seis aรฑos. Es posible, pero muy poco probable. Con Lucas Vรกzquez, Vinicius y Benzemร en la delantera, serรญa una heroicidad histรณrica y que nadie vea aquรญ un ataque a estos tres jugadores, los mรกs destacados durante los รบltimos dos meses en el equipo blanco, sino la constataciรณn de que igual incluso las mejores versiones de los tres, en este momento de sus carreras, no es suficiente para competir con los mรกs grandes.
A nueve puntos del Barcelona en liga a falta del partido de este fin de semana, habrรญa sido de esperar que el Madrid se tomara la semifinal de Copa mรกs en serio, como una oportunidad de recuperar el cetro abandonado hace cinco aรฑos y dejar bajo la manga el comodรญn que puede salvar una mala temporada. No fue asรญ. Desde luego, el equipo jugรณ mejor que su rival y dispuso de mรกs oportunidades, pero la facilidad con la que quedรณ fulminado por tres zarpazos sueltos y su incapacidad cara a la porterรญa contraria es preocupante. Aรบn mรกs lo es el hecho de que la aficiรณn parezca acostumbrada y que perder 0-3 contra el eterno rival se haya convertido en algo habitual y no en la ofensa competitiva que de hecho es.
Este Madrid ha decidido fiar su suerte a lo que haga un chico de dieciocho aรฑos reciรฉn llegado al fรบtbol europeo y eso es mucho decir salvo que el chico se llame Ronaldo Nazario y estรฉs jugando la liga holandesa. De Vinicius no sabemos si es bueno o si es muy bueno pero malo, como insinรบan muchos de sus detractores, no es. Pocos jugadores hemos visto a esa edad con la madurez suficiente para echarse el equipo a las espaldas y hacerlo con inteligencia, yendo mรกs allรก de la acciรณn puntual cara a la galerรญa.
Vinicius sabe asociarse, sabe desbordar cuando asรญ lo pide el partido y no deja de ofrecerse. Disfruta del balรณn pero sobre todo disfruta del juego, algo que le diferencia por completo de jugadores como Robinho, solo pendientes de observarse en el resumen televisivo de turno. Ahora bien, Vinicius no basta, como no basta Lucas, pese a su entrega y su trabajo. Lo de Benzemร va por dรญas, asรญ que mejor no pronunciarse, pero no es el francรฉs un hombre que suela ganar los partidos รฉl solo. En cuanto a Reguilรณn, tiene pinta de ser un excelente lateral. El problema para el Madrid es que estรก ocupando el lugar del que ha sido el mejor lateral zurdo del mundo durante la pasada dรฉcada y eso son palabras mayores.
Lo curioso es que, aunque las sensaciones del Madrid no son en absoluto positivas e incluso arrojan sombras sobre el futuro partido contra el Ajax de Amsterdam โsi el Girona fue capaz de ganar en el Bernabรฉu en un partido clave, ยฟpor quรฉ no iba a hacerlo el equipo de Erik Ten Hag?โ, las que dejรณ el Barcelona tampoco fueron precisamente las mejores, teniendo en cuenta que tiene una eliminatoria mรกs que complicada contra el Lyon en la que solo le vale la victoria en casa (o un improbable 0-0 y penaltis) para pasar a cuartos de final.
La deriva del Barรงa, sostenido tan solo por las genialidades de sus atacantes, serรญa tema para tratar aparte en otro momento, pero valgan aquรญ algunos apuntes: no es ya que no quede nada del equipo dominador de la รฉpoca Guardiola sino que los jugadores se han acostumbrado a una especie de mediocridad โsobradaโ que le vale en las competiciones locales pero es carne de tragedia en cuanto tiene que viajar por Europa. Estรก claro que Valverde se siente cรณmodo en el repliegue y el contraataque y la directiva se ha gastado mรกs de 300 millones en configurar un equipo a su medida: rรกpido, vertical, efectivo… y desconectado del juego durante 80 de los 90 minutos.
De acuerdo que las bajas de Iniesta y Xavi son demasiado importantes como para superarlas de un aรฑo para otro y no hay duda del mรฉrito que supone seguir ganando tรญtulos cada temporada. Ahora bien, cualquier equipo que pueda inyectar 300 millones a su plantilla y ademรกs tenga a Messi, va a ser competitivo. Si no lo es, la catรกstrofe es mayรบscula. Durante buena parte de la primera mitad y despuรฉs del 0-1, el Barcelona fue un pelele en el Bernabรฉu… y eso es intolerable. Donde otros aรฑos recurrรญa al pase y la posesiรณn para defenderse, este miรฉrcoles prefiriรณ echarse para atrรกs todo lo posible y dejar que el rival rematara incluso en el รกrea pequeรฑa, como si de un Leganรฉs asustado se tratara.
Si el Madrid no remontรณ el partido fue porque el Madrid no estรก para esas cosas y porque el Barcelona tiene al mejor portero del mundo, pero desde luego dio todas las facilidades. No hubo centro del campo como tal, con Busquets y Rakitic permanentemente superados y en inferioridad, y los centrales no subieron diez metros la presiรณn sino que recularon aรบn mรกs. La รบnica tรกctica consistรญa en despejar a balonazos confiando en que Dembรฉlรฉ o Suรกrez o Messi consiguieran pillar una y lanzarse contra la porterรญa contraria con รฉxito. Asรญ llegรณ el 0-2 y aรบn tuvo que empujar Varane el esfรฉrico.
En resumen, el ganador jugรณ un partido grotesco โy no es ni mucho menos el primeroโ y el perdedor asumiรณ su derrota con una naturalidad pasmosa. Ni un rasgo de lo que ha hecho a estos dos clubes los mรกs poderosos en lo que va de siglo: ni el Barcelona se preocupรณ en jugar al fรบtbol ni el Madrid tirรณ de orgullo para levantar lo imposible. Si esto es una transiciรณn o serรก una constante es imposible saberlo. Paradรณjicamente, tiene pinta que lo del Madrid tiene mejor arreglo: basta con gastarse sus correspondientes 300 millones y recordar que en el Bernabรฉu nadie te puede ganar 0-3 como si no pasara nada. Lo del Barcelona, mientras sigan llegando los tรญtulos y a Messi le aguanten las piernas, permanecerรก asรญ. Y asรญ, Europa parece una quimera.
(Madrid, 1977) es escritor y licenciado en filosofรญa. Autor de varios libros sobre deporte, lleva aรฑos colaborando en diversos medios culturales intentando darle al juego una dimensiรณn narrativa que vaya mรกs allรก del exabrupto apasionado.