El hoyo negro del poder

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Hugo Hiriart

Capitán Nemo. Una introducción a la política

México, Océano, 2014, 110 pp.

No puede decirse que la novela de aventuras Capitán Nemo. Una introducción a la política constituya una singularidad dentro de la vasta obra narrativa de Hugo Hiriart porque toda ella está compuesta de singularidades, que incluyen: una novela de caballería (Galaor), el registro minucioso de un mundo fantástico (Cuadernos de Gofa), el relato del arribo de extraterrestres a México (La destrucción de todas las cosas), una suerte de novela de detectives (El actor se prepara), una reflexión sobre el arte de narrar (El agua grande) y una novela carnavalesca sobre el acelerado proceso del deterioro nacional (El Águila y el Gusano).

Decir que se trata de una novela de aventuras es decir poca cosa. Capitán Nemo es una novela iniciática. Respecto a las novelas de aventuras, Fernando Savater, en su clásico La infancia recuperada, distingue las novelas de iniciación (“crónica de las peripecias que ocurren a un personaje en su camino hacia la luz y la madurez”) de las novelas iniciáticas, en las que “el iniciado es el lector”.

La trama de este tipo de novelas es un vehículo para introducir al lector en un determinado conocimiento que, en el caso de Capitán Nemo, es el fangoso mundo de la política. “Como a todo el mundo, nos disgusta la política, no nos gustan los partidos y aun menos los políticos.” Sin embargo, la política no se reduce al ámbito estrecho de partidos y políticos, la política está en todos lados y es inevitable: “Donde haya cualquier grupo organizado, por chico que sea, habrá disputa por tener la primacía y con ella autoridad y ventaja.” Está en nuestra naturaleza, dice el narrador de esta novela, “siempre está ahí, fatal, ineludible”.

Capitán Nemo, así, es una novela de iniciación a la política, a su necesidad. Una novela que hace de la confrontación de ideas y posiciones su principal motor. Novela donde el anarquismo libertario que Julio Verne imaginó para el protagonista de 20,000 leguas de viaje submarino se transforma en este libro en el despotismo fascista de Nemo, capitán del Nautilus, enfrentado a la sabiduría vitalista del profesor Aronnax, que aquí lleva el peso de representar las ideas democráticas. Esa confrontación política (democracia versus dictadura) se desarrolla en un teatro fantástico: el mítico submarino creado por Nemo para alejarse de los hombres.

Hugo Hiriart, para que no quepa duda de que ese submarino es una trasposición apenas disimulada del gran teatro del mundo, subraya su carácter imposible. Se trata de una nave tan grande que para abarcarla se necesitan varios días a bordo del globo o el tren que la recorren por dentro. Con esos elementos, inmensa nave submarina –que es la Tierra– y personajes confrontados –Nemo dictador contra Aronnax demócrata–, Hiriart procede con cautela y gracia a introducir a sus jóvenes lectores (Capitán Nemo es una novela escrita para jóvenes, aunque nada en su presentación así lo indique) en las razones que sustentan una y otra posición, sin dejar por ello de ser en ningún momento una entretenida novela de aventuras, que incluye un viaje peligroso, romance, una lucha contra un calamar gigante y una rebelión dentro del submarino entre los rebeldes y los defensores del statu quo.

Capitán Nemo es un libro que busca iniciar a sus lectores en los misterios de la política. No exagero al llamar misterios a los rituales cívicos y por momentos carniceros de la política, porque ella representa al máximo las pasiones de los hombres, sus bajezas y sus aspiraciones más nobles. La política sirve (mejor dicho: debería servir) para organizar a las sociedades y conducirlas a su bienestar. Para Hugo Hiriart, empero, en el centro de la política se encuentra la lucha por el poder, “que obnubila la razón y es similar a la pasión de los celos”. ¿Y qué es el poder? La capacidad de supeditar la voluntad de los demás a la voluntad del que lo detenta. El poder democrático, al ser colectivo, diluye su esencia caprichosa en una élite gobernante, insuficientemente representativa y en muy pocos casos justa, es cierto, pero preferible siempre al poder unipersonal, “capaz de atropellar y asesinar, no por desenfreno o codicia, sino por generosidad, por sus ideales”.

En otros libros Hugo Hiriart ha introducido a sus lectores en los orbes del sueño, del arte y la imaginación; en este aborda un asunto tan espinoso como el amor y lo hace como acostumbra: con ingenio, elegancia narrativa y un muy disfrutable sentido del humor. El lector –sobre todo, el lector joven– no podrá salir de esta breve novela tal y como en ella entró. Habrá sido iniciado en una de las tareas más apasionantes, tristes y necesarias de la vida: la política, cuya sustancia la constituye ese hoyo negro que llamamos poder. ~

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