El juego de los abalorios

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Oulipo, el Taller de literatura potencial, la littรฉrature ร  contraintes, la literatura de la restricciรณn, que naciรณ en noviembre de 1960 porque a Raymond Queneau le apeteciรณ unir la matemรกtica y la creaciรณn literaria y hacer de las constricciones formales el mรกs fรฉrtil reino de la libertad creadora, supuso para la narrativa contemporรกnea el triunfo mรบltiple del ludismo que habรญa impuesto la Vanguardia, de la conciencia creativa (pues dirigiรณ la mirada del narrador al proceso de creaciรณn y no tanto al texto creado), de la retรณrica entendida como ejercicio de estilo y de la parodia como estรฉtica transgresora.

El Oulipo no fue la mera tendencia ร  la mode que maquinaron unos tipos en un club privรฉ de fumadores de textos, sino algo asรญ como un acta notarial que, al abrirse, desvela la herencia de la vanguardia. Oulipo es el asociacionismo libre y el absurdo irracional elevados a los altares por Dadรก y su guerra contra el clichรฉ, es el collage del cubismo que fragmenta y sobrepone, la poรฉtica de los ready made y los assemblages (¡la bendita dignificaciรณn de los objetos cotidianos!), y su fiesta del lenguaje y de la imaginaciรณn. Y es asimismo el sueรฑo ilรณgico, los automatismos psรญquicos y el azar del surrealismo, la banalidad cotidiana del pop arty la aboliciรณn algorรญtmica de la contingencia,  la ciencia del futurismo tendiรฉndole una mano a la narrativa. Del Oulipo surgieron esos deliciosos Ejercicios de estilo (1947) de Queneau, rama escindida del frondoso รกrbol del Atlas de littรฉrature potentielle(Gallimard, 1981) –que algรบn dรญa habrรญa que traducir al espaรฑol porque no es material anecdรณtico sino un enjundioso manifiesto de la narrativa contemporรกnea–, pero tambiรฉn dos obras maestras de la ficciรณn del XX, La vida instrucciones de uso (1978) de Georges Perec y Si una noche de invierno un viajero (1980) de Italo Calvino. Traemos ahora a colaciรณn la aventura oulipiana porque se acaba de rescatar del olvido una novelita de Queneau, Hazard y Fissile, esencial para entender su poรฉtica del artificio verbal y la sensata chifladura, y en un volumen se han compilado textos e imรกgenes en homenaje a Perec, el sacerdote de la enigmรญstica cotidiana, el oficiante de una metaliteratura lรบdica, en fin, el big boss del word business.

Duchamp concibiรณ en 1921 aquel cรฉlebre ready madedadaรญsta titulado Why Not Sneeze, Rose Sรฉlavy?, formado por una pequeรฑa jaula para pรกjaros que contiene un termรณmetro, un jibiรณn y 152 dados de mรกrmol que parecen azucarillos, como un ejercicio de creaciรณn libรฉrrima que liquidara cualquier vestigio de convencionalismo. Aรฑos mรกs tarde, como hiciera Jean Tinguely con sus mรกquinas improvisadas e imposibles construidas con cachivaches inconexos, Queneau armรณ siguiendo los pasos de Duchamp una novelaneo o tardo o postdadaรญsta, Hazard y Fissile (“Hazard” remite, claro, a “hasard”, azar en francรฉs), que funciona como un assemblage narrativo por combinaciรณn  absurda y pretendidamente espontรกnea o azarosa de elementos: un gorila pillando un taxi, un enano amarillo, una chica-de-gรกnster llamada Jacqueline Pi1416, un diminuto hombre de cristal, un boxeador negro de una secta vudรบ que habla once idiomas que empiezan con to diecisiete pulpos de Guinea

Improvisaciรณn, espontaneidad, heterogeneidad, ludismo extremo y, cumple decirlo, provocaciรณn en el mejor sentido del tรฉrmino, provocaciรณn al lector para que colabore y se sienta partรญcipe de la creaciรณn del texto (“Le rรดle du lecteur est capital. Queneau le met dans son jeu, exige sa collaboration. La littรฉrature potentielle serait donc celle qui attend un lecteur, qui l’espรจre”, dice Jacques Bens en “Queneau oulipien”, recogido en el Atlas de littรฉrature potentielle, p. 24), para que lo acompaรฑe en su juego de pergeรฑar mil y una historias posibles que luego el narrador autoconsciente trunca y deja al azar. En algรบn sentido prefigura el menรบ narrativo que Calvino, otro miembro distinguido del club oulipiano de acrรณbatas del lenguaje (“ratas que deben construir ellas mismas el laberinto del cual se proponen salir”, se llegaron a llamar a sรญ mismos), le propone al lector en Si una noche de invierno un viajero, iniciando relatos que parodian autores de la tradiciรณn y abren el apetito pero frustrando sus desenlaces haciendo que un efecto placebo acabe con el hambre textual. Y es que la experimentaciรณn nacida del Oulipo actรบa como un juego de abalorios, que engarza cuentas (cuentos, gรฉneros, vocablos, nombres, referencias) combinadas al azar o siguiendo directrices pactadas, como un puzzle, un jukebox en el que suena la melodรญa que uno elige ร  la carteo una de esas mรกquinas tragaperras que juega a alinear imรกgenes de frutas de colores en un visor rectangular, como aquel edificio de Parรญs, 13, Rue del Percebe, elevado a la enรฉsima potencia literaria, por el que el lector se deja llevar de la mano de un narrador traslรบcido que atraviesa los distintos tabiques traspasando al mismo tiempo las disparejas vidas de papel que el maestro Perec ensambla en forma de contrapunto en su novela La vida instrucciones de uso (1978). Pueden conocer su “cocina de la escritura” en el artรญculo de Jean-Luc Joly, “Las ‘novelas’ del artista contemporรกneo”, incluido en Pere(t)c. Tentativa de inventario –pรกginas 45-66, y en las pรกginas 387-395 del Atlas de littรฉrature potentielle (“Quatre figures pour La vie mode d’emploi”)–, los borradores razonados del protocolo de permutaciones y series que sostiene la novela, esquemas y bocetos que sin duda revisten interรฉs a la hora de conocer los procedimientos creativos del Oulipo.

Pere(t)c. Tentativa de inventario es el catรกlogo de una exposiciรณn que recoge de forma primorosa la idiosincrasia oulipiana de Perec, su devociรณn por la imagen y la experimentaciรณn formal, su lucidez envidiable: intentar acabar de una vez con abstracto y figurativo” o la importancia de “la contingencia en materia de creaciรณn”, seรฑala en el artรญculo “Defensa de Klee”, de 1959, incluido en el volumen. Tambiรฉn registra su bendito eclecticismo, hijo del collage vanguardista –“mi Historia deposita residuos que van apilรกndose: fotos, dibujos, carpetas, […] cajas, gomas, postales, libros, polvo y chucherรญas: lo que yo llamo mi fortuna”, escribe en Especies de espacios (1974)–, o cierta feliz y proustiana obsesiรณn por trascender el objeto cotidiano –“Hay muchos objetos en mi mesa de trabajo. El mรกs viejo es sin duda mi estilogrรกfica; el mรกs reciente es un pequeรฑo cenicero redondo que comprรฉ la semana pasada”, escribe en Pensar/Clasificar (1986)– situรกndolo, como hizo Yves Tanguy en cuadros como Dรญas de apatรญa (1937), por ejemplo, o como hicieron algunos otros surrealistas, en una escenografรญa para la que no necesariamente habrรก obra teatral.

Descubrirรก el lector hojas de cuaderno en las que el autor parisino ensaya sin descanso series lรฉxicas, ejercicios combinatorios, listados joycianos, tal vez lipogramas de ecomo el que alcanzรณ en esa novela รบnica que es La disparition (1969), convertida en espaรฑol en un lipograma de aque lleva por tรญtulo El secuestro, en fin, gimnasias verbales con las que ejercitarse, desde la vigilia de la razรณn, en el inconsciente del lenguaje, en su desautomatizaciรณn, en su proscripciรณn de la rutina. Fueron esos los objetivos del Oulipo, y esos fueron los logros irrepetibles de Raymond Queneau y de Georges Perec, por encima de todo: recordarnos que la literatura se hace con palabras, que no con ideas, y que las palabras se bastan y se sobran, pues ellas mismas transcriben mundos posibles, y ellas mismas son ya la historia que el lector busca. El Oulipo siempre pidiรณ la palabra. ~

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(Barcelona, 1964) es crรญtico literario y profesor de la Universidad Pompeu Fabra.


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