Aurelia Valero Pie
Josรฉ Gaos en Mรฉxico. Una biografรญa intelectual
Mรฉxico, El Colegio de Mรฉxico, 2015, 490 pp.
En la dedicatoria de รltima Tule (1942), uno de sus libros mรกs americanos, Alfonso Reyes decรญa a Josรฉ Gaos que su “amistad y compaรฑรญa habรญan sido preciosamente providenciales”. Se referรญa Reyes a un afecto comprobable en las mรบltiples entradas de sus Diarios dedicadas al filรณsofo asturiano a partir de 1939, que registran meriendas y cenas semanales y visitas frecuentes a la Capilla Alfonsina, pero tambiรฉn al largo exilio de Gaos en Mรฉxico, hasta su muerte en 1969. No porque se haya repetido deja de ser cierta la afirmaciรณn de que sin Josรฉ Gaos son inconcebibles la filosofรญa, la historia, la historia de la filosofรญa, la filosofรญa de la historia e, incluso, la filosofรญa de la filosofรญa en la Amรฉrica Latina del siglo XX.
Finalmente ha aparecido la biografรญa de Josรฉ Gaos que pedรญa a gritos la comunidad de historiadores mexicanos. Su autora es la joven historiadora Aurelia Valero Pie, egresada de El Colegio de Mรฉxico, quien ademรกs de haber rastreado las fuentes adecuadas en el Archivo Gaos de la unam, el Fondo de Cultura Econรณmica o la Secretarรญa de Rela- ciones Exteriores, ha repasado con cuidado y belleza la vida del filรณsofo en este paรญs. No de otra manera se debรญa escribir sobre un pensador para el que la literatura y el arte fueron siempre resonancias de la filosofรญa. Hay un tono ensayรญstico en esta biografรญa que rinde honores no solo a Gaos sino a toda la impronta de Ortega y Gasset en Amรฉrica.
Aunque Valero Pie (ciudad de Mรฉxico, 1980) se propuso reconstruir los treinta aรฑos del exilio de Gaos en Mรฉxico, los primeros capรญtulos del libro se detienen en la atareada vida del filรณsofo en el Madrid de la Segunda Repรบblica. En la “Nota personal” que Gaos enviรณ a la Casa de Espaรฑa en 1938, antes de su contrataciรณn, decรญa que “habรญa estudiado en Madrid con Ortega y Morente”, pero en realidad el director de su tesis doctoral sobre el psicologismo de Husserl fue Xavier Zubiri. Luego de graduarse con “Premio Extraordinario” en 1928 en la Universidad de Madrid, fue profesor en la Universidad de Zaragoza y en 1933 regresรณ a su alma mรกter como profesor de Introducciรณn a la Filosofรญa en la Facultad de Filosofรญa y Letras.
A diferencia de otros discรญpulos de Ortega, como Fernando Vela y Marรญa Zambrano, Gaos escribiรณ poco en Revista de Occidente, si bien llegรณ a aparecer una nota suya sobre Maimรณnides en 1935 y la editorial del mismo nombre publicรณ las primeras muestras de su prometeica labor de traducciรณn: Hegel, Husserl, Scheler, Kierkegaard, Spranger, Hessen, Huizinga… Antes de su arribo a Mรฉxico, Gaos se habรญa destacado, sobre todo, como profesor y lรญder acadรฉmico. Militante del psoe desde muy joven, fue nombrado rector de la Universidad de Madrid en 1936 y comisario de la delegaciรณn espaรฑola en la Feria de Parรญs de 1937.
El centro de la biografรญa de Valero lo ocupa la obra filosรณfica y acadรฉmica de Gaos en Mรฉxico. Fue aquรญ que este alumno de Ortega, sin renegar nunca de su maestro, a pesar de la divergencia ideolรณgica que los distanciรณ desde 1936, produjo sus investigaciones fundamentales y pudo articularlas con las otras dos dimensiones de su trabajo: la traducciรณn y la enseรฑanza. El traslado a Mรฉxico fue para Gaos una reubicaciรณn profunda de su pensamiento, que implicรณ la integraciรณn a una comunidad intelectual nueva y, tambiรฉn, una revisiรณn de su idea de la filosofรญa. A partir del contacto con la obra de Antonio Caso y, sobre todo, de Samuel Ramos, de quien elogiรณ El perfil del hombre y la cultura en Mรฉxico (1934) y Hacia un nuevo humanismo (1940), la filosofรญa serรก para Gaos una herramienta del saber sobre la condiciรณn nacional y, a la vez, una forma de intelecciรณn autorreferente, es decir, una filosofรญa sobre la filosofรญa misma.
Si al adentrarse en una reflexiรณn sobre Mรฉxico y lo mexicano la filosofรญa de Gaos continuaba la ruta abierta por Ortega en sus Meditaciones del Quijote (1914), en las que se indagaba un “problema espaรฑol”, la apuesta por una “filosofรญa de la filosofรญa” lo separaba de su maestro, enfrascado en el deslinde entre razรณn histรณrica y razรณn vital. Como bien puntualiza Valero, Gaos nunca abjurรณ del magisterio de Ortega en pรบblico y, de hecho, lo defendiรณ de las crรญticas de Eduardo Nicol y quienes le reprochaban su silencio durante la Guerra Civil o su tardรญa complicidad con el franquismo. La posiciรณn polรญtica de Ortega, a los ojos de Gaos, se justificaba por su temprano llamado a una renovaciรณn del liberalismo, frente a las amenazas totalitarias del fascismo y el comunismo. Sin embargo, en apuntes privados, despuรฉs de la muerte de Ortega, Gaos cuestionรณ la falta de sistematicidad y el poco rigor especulativo del autor de La rebeliรณn de las masas (1929).
La traducciรณn y la enseรฑanza cumplieron funciones complementarias en la obra de Gaos en Mรฉxico. Ademรกs de sus propias contribuciones a la filosofรญa, en textos como Confesiones profesionales (1958), De la filosofรญa (1962) o Del hombre (1970), tradujo para el Fondo de Cultura Econรณmica De Leibniz a Goethe (1945) de Wilhelm Dilthey, La experiencia y la naturaleza (1948) de John Dewey, La filosofรญa desde el punto de vista de la existencia (1953) de Karl Jaspers, Ideas relativas a una fenomenologรญa pura y una filosofรญa fenomenolรณgica (1949) y Meditaciones cartesianas (1985) de Edmund Husserl y, desde luego, El ser y el tiempo (1951) de Martin Heidegger.
Su titรกnico proyecto de traducciรณn describiรณ un desplazamiento teรณrico entre el historicismo juvenil, a lo Dilthey, o la teorรญa de los valores, a lo Scheler, y la fenomenologรญa de Husserl y el existencialismo de Heidegger, que fijaron los referentes de su madurez, junto con el permanente interรฉs en la filosofรญa de la historia y la historia de la filosofรญa de Hegel. La misiรณn pedagรณgica de Gaos en Mรฉxico hizo escuela a travรฉs de Leopoldo Zea y el grupo Hiperiรณn, pero tambiรฉn marcรณ distancias con los neokantianos del Cรญrculo de Amigos de la Filosofรญa Crรญtica, encabezados por Francisco Larroyo y Guillermo Hรฉctor Rodrรญguez que, a su juicio, practicaban una asimilaciรณn mecรกnica de la escuela de Marburgo.
Tan importante fue el magisterio de Gaos para las nuevas generaciones de filรณsofos mexicanos como para las de historiadores. Sus seminarios en la unam y El Colegio de Mรฉxico, condensados en el libro Historia de nuestra idea del mundo (1973), como ha recordado recientemente Andrรฉs Lira en sus Estudios sobre los exiliados espaรฑoles (2015), tendรญan un amplio arco temรกtico que lo mismo reconstruรญa la edificaciรณn de la catedral de Chartres que las ideas morales en el teatro de Moliรจre. La historia moderna de las ideas se naturaliza en Mรฉxico y, acaso, en Amรฉrica Latina, con Josรฉ Gaos. Discรญpulos suyos como el propio Zea, Monelisa Pรฉrez-Marchand, Luis Villoro, Francisco Lรณpez Cรกmara, Victoria Junco, Bernabรฉ Navarro, Vera Yamuni, Marรญa del Carmen Rovira y Fernando Salmerรณn dejaron escritos algunos de los tรญtulos ineludibles sobre la historia intelectual en Mรฉxico que va de la Nueva Espaรฑa a la Revoluciรณn.
Josรฉ Gaos en Mรฉxico es tambiรฉn un ensayo sobre Mรฉxico en Josรฉ Gaos. La idea del exilio no como destierro sino como “transtierro” logrรณ captar una experiencia de inmersiรณn en la circunstancia mexicana que no solo pasรณ por la familiaridad con sus filรณsofos sino por una lectura sumamente favorable del Mรฉxico poscardenista. Gaos valorรณ positivamente los sexenios de Manuel รvila Camacho, Miguel Alemรกn Valdรฉs y Adolfo Ruiz Cortines, que, a su juicio, “respetaron el legado revolucionario”, y escribiรณ una carta elogiosa a Adolfo Lรณpez Mateos, antes de que asumiera la presidencia en 1958. Ese Mรฉxico de la Revoluciรณn Institucionalizada le parecรญa el “paรญs polรญtico y socialmente ejemplar” de entonces, aunque no dejara de atisbar con “repugnancia y miedo” los efectos de la modernizaciรณn y el industrialismo sobre la afrancesada capital del paรญs que lo deslumbrรณ en el otoรฑo de 1938. ~
(Santa Clara, Cuba, 1965) es historiador y crรญtico literario.