Los Dukay, de Lajos Zilahy

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Lajos Zilahy, hoy poco menos que olvidado, autor de El desertor (1930), El alma se apaga (1932) o El pรกjaro de fuego (1934), fue uno de los narradores mรกs leรญdos del XX, convirtiรฉndose, con Knut Hamsun, Somerset Maugham y Pearl S. Buck, en un verdadero long-seller en lengua espaรฑola desde los aรฑos cincuenta. Se tradujo mucho, y su obsesiรณn por la crรณnica social de las elites y su infinita capacidad de observaciรณn hicieron de รฉl uno de los nombres ineludibles de la ficciรณn de posguerra. Pese a no ser su obra mรกs popular, Zilahy deslumbra con Los Dukay (1949), novela de verdadero talento en la que el narrador hรบngaro despliega su irreprimible ironรญa y su capacidad para convertir las maneras del folletรญn y las conquistas de la novela-rรญo realista en una inapelable muestra de literatura contemporรกnea, ambigua, cรณmplice y resabiada. En apariencia, Los Dukay es una grande histoire que continรบa la vieja tradiciรณn de la novela realista, empecinada en levantar fastuosas sagas con la ayuda de las ramas de intrincados รกrboles genealรณgicos y de la mano firme de un narrador omnisciente extraordinariamente competente, que jamรกs olvida los pormenores ni se pierde en su propia narraciรณn, ni se inmiscuye en ella ni se desordena a la hora de proceder a narrar la historia comme il faut.

Sin embargo, el lector advertirรก sin esfuerzo, desde sus primeros capรญtulos, que Los Dukay fue escrita en un momento en que la lecciรณn de Proust en En busca del tiempo perdido habรญa sido ya bien asimilada, y en que el estilo realista podรญa todavรญa resultarle รบtil al novelista, pero las actitudes no eran ya las mismas que tuvieron Balzac o Zola porque las vanguardias histรณricas no tuvieron lugar en vano. Asรญ, se dirรญa que la gran novela de Zilahy pertenece a la tradiciรณn sin mรกs trรกmite ni mรกs cuestiรณn, cuando lo cierto es que nos las habemos con una gran novela del XX (y no con una novela del XIX escrita y publicada en el XX): dirige la orquesta verbal un narrador autoconsciente que se complace en desperdigar por las pรกginas de su novela ciertos guiรฑos a la tradiciรณn, se advierte en la novela una ironรญa fina que le pide a gritos al lector su complicidad con lo que Zilahy estรก en realidad llevando a cabo, una suerte de reescritura satรญrica en segundo grado, desenfadada y teรฑida de parodia, de la novela realista decimonรณnica.

La historia de los Dukay es la crรณnica del crepรบsculo de una de las grandes familias aristocrรกticas en declive, entre 1919 y 1949, algo asรญ como los Rougon-Macquart que concibiรณ Zola pero pasados por el cedazo de la vanguardia โ€“Klee o Tzara andan en boca del narradorโ€“ y de la frivolidad de la Europa de posguerra y de los Estados Unidos que ya han conocido el crack de Wall Street y la brillantina glamourosa de Mr. Gatsby. El tono del relato, a medio camino entre disciplinado con los topos que la tradiciรณn le obliga a manejar y ciertamente jocoso, hace posible que el narrador se permita bromear y convertir bastantes episodios y actitudes de sus criaturas, los Dukay, en divertidos pasajes de soap-opera. Una delicada heroรญna del relato confiesa en su diario personal, intercalado en la narraciรณn principal, estar โ€œperdida y preparรกndome para la muerte como un bello e ilimitado viaje, envuelta en las suaves manos de mis mรกs poderosos soporรญferos. He vivido casi veinticinco aรฑos. La vida no reserva ya nada para mรญโ€ (p. 265), y el narrador se lo pasa en grande dรกndole al lector lo que el lector espera de unos personajes que conforme avanza el relato se van convirtiendo en arquetipos, como esta lรกnguida damisela cumpliendo pre-mortem con el guiรณn que por su condiciรณn le corresponde. โ€œMis amores con este Shelley sin hache fueron como una tormenta de verano; efluvios de lluvia, vientos, relรกmpagos y despuรฉs alegres risasโ€ (p. 267), el lรฉxico y el tono elegidos para la ocasiรณn y puestos en boca de una joven que, como los demรกs personajes, interpreta en la novela su propio papel. Imposible leer en serio esta deliciosa parodia de un gรฉnero entero y de una poderosa tradiciรณn narrativa. Los Dukay se le antoja al lector como una alta comedia de salรณn en la que los personajes se saben personajes y no viven sino actรบan. No falta ninguna convenciรณn que se precie de su nombre, la niรฑa bien de la familia, los dimes y diretes entre mesas camilla, trivialidades, terciopelos, mayordomos y criadas โ€“incontables guiรฑos al universo proustiano de Guermantesโ€“, Rere, el hermano idiota de la familia Dukay โ€“que trae a la memoria al entraรฑable Benjy de El ruido y la furia de Faulkner, el hermano idiota de la familia Compsonโ€“, atildados petimetres de la Belle ร‰poque, el Conde Dupi, pater familias achispado y dotado de una rara habilidad para el escapismo cuando la escena se oscurece, la algodonosa Zia, la hija pequeรฑa, que no comprende que la casa de muรฑecas en la que vive toda la familia se viene abajo, y pomposas declaraciones histรณricas de un narrador descreรญdo e hilarante, que advierte que โ€œen aquellos tiempos, el mundo se componรญa de seis Estados: Inglaterra, Rusia, Francia, Alemania, Italia y los Habsburgo. El resto no contabaโ€, y que se apresura a seรฑalar, conteniรฉndose la risa, que tambiรฉn โ€œestaban los Estados Unidos, que no podรญan ser tomados en serio aunque no fuese mรกs que porque su presidente, un individuo de cabeza redonda llamado Theodore Roosevelt, usaba lentesโ€, (p. 105). Carga el narrador las tintas del humor, que en ocasiones alcanza el sarcasmo, y dibuja con trazo caricaturesco una aristocracia de vodevil, con destierros reales en Madeira, novelescos viajes en el Orient Express, romanticismos desmitificados (โ€œel amor brota del deseo sexual del cuerpo, cuidadosamente envuelto en los velos de la poesรญa o en las usadas zapatillas del matrimonioโ€, [p. 681]) y estrafalarios diรกlogos de sainete (โ€œMe encuentro ante una decisiรณn definitiva โ€“dijo el rey, luchando con una pata de polloโ€“, quiero salir para Hungrรญa maรฑana por la maรฑanaโ€, [p. 256]).

Entren en Los Dukay, lean y disfruten de la gran farsa literaria, de la parodia de casi todo, escrita por uno de los mรกs grandes narradores del XX, maestro de los principales novelistas hรบngaros de hoy y maestro de ceremonias a la hora de releer la tradiciรณn sin ingenuidad y con impagable ironรญa.~

 

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(Barcelona, 1964) es crรญtico literario y profesor de la Universidad Pompeu Fabra.


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