Querido Nick Cave:

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La semana pasada viajรฉ por trabajo de la Ciudad de Mรฉxico a un hotel frente al mar. Durante esos siete dรญas de soledad me dediquรฉ a leer tus novelas ya escuchar tus canciones. Ahora que he regresado a la vida real, a casa, con mi pareja, a trabajar, me siento complacida; como si hubiese tenido un romance con una versiรณn de ti de la que me he apropiado. Un affair que ha terminado y del que me queda una resaca afortunada.

No soy crรญtica literaria, ni me interesa. Apenas tengo experiencia dando clases de literatura y escribiendo breves ficciones. La muerte de Bunny Munro, sin embargo, me ha internado en un pequeรฑo universo donde lo putrefacto apesta al fondo de la superficialidad del protagonista. Una novela en la que los afectos, el machismo, la moral y la paternidad son crucificados como creo que muchos  escritores de tiempo completo desearรญan conseguir.

Me sorprende tu capacidad para crear obstรกculos en la vida de los personajes: cรณmo los arrastras hacia lo mรกs profundo de su personalidad, para crear lo siniestro; orillรกndolos hasta el absurdo para crear uno de los mรกs atractivos ejemplos del humor negro que he leรญdo.

Y me seduce esa libertad que tambiรฉn estรก en tus canciones, pero que en esta segunda novela aprovechas para provocar nรกuseas y risas; esa actitud que describes en 20,000 dรญas en la tierra cuando dices que escribir es un contrapunto, como โ€œjuntar dos imรกgenes dispares y buscar de quรฉ manera la chispa vuela. Es como dejar a un niรฑo pequeรฑo en la misma habitaciรณn con un, no sรฉ, un psicรณpata mongol o algo asรญ, y sentarse para ver quรฉ sucede. Luego metes un payaso, digamos, en un triciclo, y otra vez esperas, observas y si aquello no funciona: le disparas al payaso.โ€

Tu escritura es precisa y tus imรกgenes insolentes. Conoces bien a tus personajes, se nota en las palabras que usan y los gestos con los que actรบan. Son obscenos, tiernos y tangibles. La grotesca adicciรณn al sexo de Bunny es tan creรญble como la inocencia de Bunny Junior; y es, en consecuencia, inevitable no involucrarse sentimental y รฉticamente con ellos. He detestado a Bunny tantas veces, sobre todo cuando se aproxima a las mujeres, como su hijo me ha conmovido, sobre todo deseando encontrarse con el fantasma de su madre.

Me parece que mรกs de una vez atraje la miradas de las personas a mi alrededor cuando me llevรฉ una mano a la boca de ansiedad. Lo cual es bastante de lo mucho que espero de la literatura: tales estremecimientos que uno olvida que lo que estรก experimentando es, de hecho, un texto. De pronto estamos tan a la expectativa de las mรกs cabronas construcciones del lenguaje, que olvidamos lo importante que es entrar de lleno a una historia.

En una ocasiรณn, tal vez porque no habรญa comido nada, un ligero pero contundente temblor agitรณ mi cuerpo durante el capรญtulo en el que Mushroom Dave pone en peligro la vida de Bunny Junior, a quien para entonces ya querรญa yo adoptar. Ahรญ me di cuenta de que el tรญtulo no especifica de quรฉ Bunny se trata. Al final del capรญtulo tuve que cerrar un momento el libro para dar una serie de respiraciones como las que fueron necesarias para Bunny. En otras ocasiones, durante el progreso, casi teatral, del delirio al que sometes al imbรฉcil de tu antihรฉroe, se me escaparon algunas mentadas de madre.

Para no solo besarte el trasero, me parece necesario decir que te engolosinaste, no mucho, solo un poco, en la fantasรญa final de Bunny, la historia transitaba estupendamente por la crueldad y el ridรญculo de su vida real. Aun asรญ creo que el final es brutal.

Y aunque estoy segura de que rรญos de feministas enfurecidas te recriminan la apropiaciรณn de tantas vaginas, sobre todo la de Avril Lavigne, o que Bunny se masturbe hasta en el funeral de su esposa, el machismo en el libro no hace al libro machista. Me parece que La muerte de Bunny Munro representa la decadencia de muchas generaciones, embutida muchas veces en un problema de sexo y gรฉnero. Bunny Munro es un demente mรกs complejo que eso.

Pecando de fan: eres un tremendo narrador de la perversiรณn, pero tambiรฉn del apego.

Gracias por acompaรฑarme esa semana. Me queda, por suerte, el drama de tus discos para escucharlos a solas en casa, y el audio-libro de la novela que tรบ mismo narras y musicalizaste con Ellis, que aunque muero de ganas por escuchar, me he prometido no hacerlo hasta el prรณximo viaje, cuando nos volvamos a encontrar.

Gracias Nick Cave.

 

 

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