Un Balzac de la mente

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Oliver Sacks

En movimiento. Una vida

Traducciรณn de Damiร  Alou

Barcelona, Anagrama, 2015, 378 pp.

Hasta avanzados sus cuarenta aรฑos, cuando se quitaba la bata blanca se enfundaba en un traje de cuero y recorrรญa en moto, en los fines de semana, cientos de kilรณmetros, a veces por el desierto. Tuvo pasiรณn toda su vida por la nataciรณn y hasta los cincuenta aรฑos por el levantamiento de pesas, obteniendo el rรฉcord estatal de California en 1961 de una sentadilla completa con 272 kilos, pero llegรณ a sentadillas de otro orden con mรกs de cuatrocientos kilos, y fue apodado doctor Sentadilla. Para lograrlo tenรญa que engordar y muscularse debidamente, y disfrutaba de dietas de cuatro o cinco hamburguesas y dos batidos grandes de chocolate. En Santa Mรณnica acudรญa a Muscle Beach. Bebiรณ lo suyo, se drogรณ (lsd, cannabis, semillas de dondiego, metanfetamina) y llegรณ a necesitar una drรกstica desintoxicaciรณn. Hasta pasados los setenta comiรณ rรกpido y mal. Era tรญmido y poco dado a hablar, salvo de los aspectos de su profesiรณn, que eran variados. Homosexual, en un mundo como la Inglaterra de su juventud (que empujรณ a muchos al suicidio, como al gran matemรกtico Turing, tras la castraciรณn quรญmica), abandonรณ toda sexualidad desde los cuarenta aรฑos hasta los 75. Se psicoanalizรณ durante casi cincuenta aรฑos y llegรณ a escribir casi mil diarios, de extensiones muy diversas, ademรกs de numerosos libros por los que es mundialmente conocido. Naturalmente, hablo del maravilloso neurรณlogo Oliver Sacks, un Balzac de la mente.

Nacido en Londres en 1933, falleciรณ en Nueva York este verano, a causa de un cรกncer. Cuando cumpliรณ los ochenta aรฑos escribiรณ un bello artรญculo, que obtuvo una enorme difusiรณn, de gran sabidurรญa y vitalidad, sobre todo si sabemos que padecรญa dolores agudos y limitaciones como la pรฉrdida, reciente, de la vista en un ojo. Cuando le diagnosticaron, poco despuรฉs, un cรกncer terminal, se despidiรณ de sus lectores con una carta que habla del amor a la vida y al conocimiento, que en รฉl fueron la misma aventura. Hijo de mรฉdicos muy cultos, Oliver Sacks estuvo desde niรฑo atraรญdo por la ciencia y la literatura. Ha contado su infancia y adolescencia en El tรญo Tungsteno, un libro que es tambiรฉn una pequeรฑa historia de la quรญmica, y que relata la crueldad del internado de Braefield, donde durante la guerra estuvo con uno de sus hermanos dieciocho meses, alejado de un Londres bombardeado. La palabra historia, en el sentido de relato, es fundamental en sus obras y en la manera que tuvo de enfrentarse al conocimiento, y fue determinante en el perfil de sus investigaciones y en su relaciรณn con los demรกs. De joven fue muy lector de literatura inglesa de los siglos XVII y XVIII, asรญ como de libros cientรญficos. Y siempre le acompaรฑรณ la mรบsica. Sacks se marchรณ de Inglaterra a los veintisiete aรฑos y, aunque volviรณ en visitas mรกs o menos extensas, pasรณ el resto de su vida en Estados Unidos, primero en California y luego (desde 1965) en Nueva York.

De su experiencia como motero dice: “A veces tenรญa la impresiรณn de estar inscribiendo una lรญnea sobre la superficie de la tierra, y otras de encontrarme inmรณvil sobre el suelo, y que todo el planeta giraba en silencio debajo de mรญ.” Su carrera como mรฉdico e investigador se caracteriza en sus comienzos por sus intentos de vincular la neuropatologรญa y la neuroquรญmica. Era un hombre de gran capacidad de trabajo, de notable inteligencia y originalidad, aunque, como confiesa, en 1966 nadie pensaba que llegarรญa a los 35 aรฑos. “Pero a base de psicoanรกlisis, buenos amigos, la satisfacciรณn del trabajo clรญnico y la escritura, y, por encima de todo, buena suerte, contra todas las expectativas he logrado rebasar los ochenta.” El psicoanรกlisis (con exactitud: el doctor Shengold) le enseรฑรณ a prestar atenciรณn, “a escuchar quรฉ hay mรกs allรก de la conciencia o las palabras”. Lo ha dicho en numerosas ocasiones, y en sus memorias parece evidente que esta es la cualidad distintiva de su mente: “Yo pienso en tรฉrminos narrativos e histรณricos.” No ha sido un teรณrico, como su admirado Elmann, por ejemplo. Heredero, entre otros del gran neuropsicรณlogo A. R. Luria, Sacks siempre fue fiel a la experiencia.

La originalidad de sus enfoques hizo que sus primeras obras, a pesar de la buena recepciรณn por parte de algunos (muchos de ellos, escritores, como el mismo Auden), se vieran con sospecha o como literatura. En parte le ocurriรณ con su libro Migraรฑa, cuyas peripecias editoriales y problemas con sus colegas arrojan mucha luz sobre las dificultades del conocimiento para abrirse paso. Las pรกginas dedicadas al que serรญa uno de sus libros mรกs importantes, Despertares, nos enfrentan a un mรฉdico tan atrevido como intuitivo y aventurero, ademรกs de dueรฑo de una capacidad de entrega notable a la individualidad de cada paciente por encima de la abstracciรณn de la enfermedad. Hay que subrayar que Faber & Faber rechazรณ este libro, como otros proyectos de Sacks. En 1966 comenzรณ a visitar a los pacientes del hospital Beth Abraham, vรญctimas de encefalitis letรกrgica, la famosa enfermedad del sueรฑo, que habรญa matado a millones de personas en todo el mundo en la dรฉcada de 1920. Como es sabido, Sacks administrรณ a estos enfermos l-dopa, con la que George Cotzia habรญa medicado a pacientes de Parkinson (que sufren de deficiencia en dopamina). El resto es sabido, por el libro o por la pelรญcula Despertares, dirigida en 1990 por Penny Marshall y protagonizada por Robert De Niro y Robin Williams (que hace de Sacks). Nuestro autor repasa la escritura y ediciรณn de buena parte de sus libros, marcados por su interรฉs en la propiocepciรณn, “inconsciente, invisible, pero posiblemente mรกs vital que cualquier otro sentido o que todos juntos”, la plasticidad del cerebro y su capacidad compensativa, en contra de la idea tradicional, desde Broca, de atribuir a la corteza funciones fijas. Sacks dedicรณ su vida a analizar el aprendizaje y los efectos de la prรกctica, a profundizar, siempre desde la clรญnica y el ejemplo, en lo que el genio de Elmann teorizรณ como darwinismo neural, que significa que estamos destinados, “nos guste o no, a una vida de singularidad y autodesarrollo, a crear nuestros propios caminos individuales a travรฉs de la vida”. Y eso es lo que hizo el gran Oliver Sacks y supo contarlo admirablemente, con una profunda mirada de agradecimiento. ~

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(Marbella, 1956) es poeta, crรญtico literario y director de Cuadernos hispanoamericanos. Su libro mรกs reciente es Octavio Paz. Un camino de convergencias (Fรณrcola, 2020)


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