Una trilogía de la libertad

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Anne Wiazemsky (Berlín, 1947–París, 2017) era una joven pelirroja de ojos grandes y labios redondos cuando Robert Bresson –que la conoció a través de la actriz Florence Delay– la eligió para protagonizar junto a un burro Au hasard Balthazar. Bresson se enamoró de ella, como se enamoraba de todas las actrices de sus películas, al menos mientras filmaban: él era sexagenario y ella una adolescente cuando se conocieron. Wiazemsky, cuya vida cambió ese rodaje, del que escribió que fueron los días más felices de su vida, escribió una novela deliciosa y tierna, en la que también se adivinan las aristas de Bresson y sus arrebatos. En La joven (El Aleph, 2008) contaba cómo con esa película su vida de estudiante cambió “profundamente el curso de mi vida”. La escritora y actriz murió el 6 de octubre en París víctima de un cáncer, según anunció su hermano Pierre.

Esa fue la primera de las más de quince películas en las que trabajó Wiazemsky (dirigidas por Godard, Ferreri, Pasolini o Garrel). A partir de los años ochenta, los directores dejaron de llamarla. En esos periodos de paro, empezó a escribir y un amigo hizo llegar sus textos a Gallimard. Desde su debut con Des filles bien élevées en 1987, todos sus libros se han publicado en esa editorial. Con Canines (1993) ganó el Goncourt des lycéens. En 1998 le fue concedido el Grand Prix du Roman de la Academia Francesa por Une poignée de gens, donde investigaba sobre sus orígenes rusos. Ya se había adentrado por el camino de la autobiografía con Hymnes à l’amour (1996), sobre una amante de su padre. A su madre le dedicó Mon enfant de Berlin (2009). En Sept garçons (2002), una novela de iniciación, está plasmada la relación de complicidad con su hermano Pierre, dibujante que firma con el pseudónimo de Wiaz. Su último libro, Un saint homme, reconstruye la relación de amistad que mantuvo con un cura. Su vida, antes de Bresson y el cine, ya daba para novela: su padre era diplomático y descendía de príncipes rusos. Su madre era hija de François Mauriac. Se conocieron en Berlín, donde ella era voluntaria de la Cruz Roja. La familia vivió en Caracas y Ginebra antes de establecerse definitivamente en París. El padre, Yvan, murió de cáncer en 1964.

Con Un año ajetreado Wiazemsky era un trabajo diferente a los anteriores: “Al principio, tenía un proyecto más vasto que iba a llamarse Fragmentos. Pero me di cuenta de que no podía contarlo todo en una misma obra. Así que elegí centrarme en un año de mi vida, en el año en que mi vida dio un vuelco: el año en que conocí y me casé con Jean-Luc Godard. Un año lleno de dudas, dificultades y miedo a comprometerme. El libro sucede un año después de los acontecimientos de La joven. Es suficiente para que sean dos libros muy diferentes: Anna ya no es una niña, es una mujer”. Ese libro, que en España publicó Anagrama, contaba todas esas cosas (el encuentro con Godard, su historia de amor, el matrimonio en Suiza, la inicial desaprobación de la familia, etc.) y ofrecía un relato del despertar a la vida de una joven en circunstancias privilegiadas. También encerraba un retrato de Godard: un hombre enamorado, inseguro, lleno de arrebatos y fascinado por el maoísmo. El morbo por conocer detalles de la intimidad de Godard y otros cineastas, escritores, etc. (François Truffaut, Jean Moreau) podría explicar parte del éxito del libro (que en España no fue mucho, tristemente). Pero es mucho más: es una novela de iniciación, el retrato de una época y unas circunstancias; una novela sobre el amor, el cine, los conflictos generacionales y las relaciones familiares, que transcurría durante el curso académico 1967/1968.

Un an aprés no se tradujo. Puede leerse como la segunda parte de Un año ajetreado: cuenta cómo la relación entre Godard y Wiazemsky se va deteriorando mientras en París estalla la revolución de mayo del 68. Es también el lado privado de la historia. La pareja va y viene de las revueltas en París al rodaje de Simpathy for the Devil en Londres; de las agitadas calles de París a las cenas con cineastas. Wiazemsky comparte el desgaste del amor. Le redoutable, de Michel Hazanavicius, que se estrena hoy, está basada en las dos novelas godardiandas de Wiazemsky. El final de Un an aprés anuncia la separación –después del intento de suicidio del cineasta– en una elegante elipsis: “A nuestro caminos profesionales, que ya habían comenzado a separarse, iba a añadirse lentamente una concepción diferente de la vida, del amor y de la muerte. Nuestra separación definitiva llevó más de un año, casi dos. Fue extremadamente dolorosa para mí y para él, aunque yo tomara la iniciativa. El triste final de nuestra historia fue banal y privado, dejé de ser un testigo privilegiado de la historia. No lo escribiré”.

Wiazemsky cumplió su promesa. Esas tres novelas de Wiazemsky –La joven, Un año ajetreado y Un an aprés– componen una especie de trilogía sobre el anhelo de libertad de una joven y permiten trazar una analogía entre las expectativas y la realidad sobre el amor y la revolución.

PS: La mayoría de sus novelas están sin traducir al español. 

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(Zaragoza, 1983) es escritora, miembro de la redacción de Letras Libres y colaboradora de Radio 3. En 2023 publicó 'Puro Glamour' (La Navaja Suiza).


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