Ánchel Conte: La ‘Razón feita d’amor’

Se puede resumir la figura del escritor Ánchel Conte (1942-2023) a su compromiso: vital y literario, con sus alumnos, con una lengua, con la historia, con las personas.
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El pasado 22 de noviembre falleció en Almería el escritor aragonés Ánchel Conte Cazcarro (Alcolea de Cinca, Huesca, 15 de octubre de 1942). Comenzó sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza y los culminó en la Universidad Central de Barcelona, en la que se licenció (1965) y, posteriormente, se doctoró en Historia (1980). Se dedicó a la enseñanza desde finales de los años sesenta del pasado siglo hasta 2003, año en que se jubiló. Compaginó la docencia con la investigación sobre historia medieval y la literatura.

Tras un año en Perugia (Italia), su primer destino fue la villa pirenaica de Aínsa (en el recién creado Centro Libre Adaptado, institución semiprivada, participada por la Diputación Provincial de Huesca, con el objeto de que los niños y adolescentes de los pueblos del Sobrarbe pudieran estudiar sin tener que marcharse de sus pueblos). Allí fue donde don Ángel, como lo llamaban, oía a sus estudiantes hablar en las distintas modalidades del aragonés de cada valle, de cada pueblo, y, en lugar de corregirlos o reprenderlos, como era habitual en aquel entonces, los animaba a que se expresaran en su lengua, insistiéndoles en abrir los corrillos y comprobar que, aunque con variantes, hablaban la misma lengua. Él mismo aprendió de sus alumnos y, al poco tiempo, comenzó a escribir poemas en aragonés. Resulta curioso que este escritor emplee el aragonés para todas sus obras literarias, tanto la poesía como la prosa (cuentos y novelas), y el castellano para la obra historiográfica, en la que destacan sus estudios sobre los templarios y los moriscos aragoneses (y andaluces, en sus últimos años).

Profesor, político, poeta, narrador, etnógrafo, folclorista, periodista, activista cultural, social, Ánchel Conte constituye una personalidad poliédrica y complicada de definir en unas pocas líneas. Militante del Partido Comunista desde muy joven, homosexual, fundador de la mítica publicación aragonesista Andalán, junto a José Antonio Labordeta y Eloy Fernández Clemente, pariente suyo, cuyo primer número se presentó en Aínsa en 1972, y en la que escribía artículos en aragonés. Esta presentación supuso su expulsión por parte del ínclito gobernador civil de la provincia de Huesca, Víctor Fragoso del Toro, del centro educativo en el que trabajaba, por “comunista y maricón”.

Ese mismo año, 1972, presenta una serie de poemas a José Antonio Labordeta, con el título de No deixez morir a mía voz, que el poeta, cantautor y político da a conocer a José Batlló y aparece en la colección El Bardo ese mismo año. Se trata, sin duda, de un hito en la publicación en aragonés normalizado. Había publicado en 1967 una serie de poemas en la revista Argensola. Ánchel Conte junto a Francho Nagore y Eduardo Vicente de Vera fueron los primeros autores en publicar en un aragonés reformado, la llamada fabla aragonesa.

A partir de aquí comienza una larga carrera de traslados: fue acogido por la familia Labordeta en su colegio privado Santo Tomás de Aquino de Zaragoza, donde se preparó las oposiciones a enseñanzas medias, que aprobó: primero fue destinado a Teruel (1974-1977), donde reorganizó el Partido Comunista en la provincia; después fue destinado al Instituto Ramón y Cajal de Huesca (1977); finalmente, pidió traslado a Barcelona, donde leyó su tesis doctoral (1980) y obtuvo la plaza de catedrático hasta su jubilación en 2003, y donde fue profesor altruista de aragonés del Centro Aragonés de la ciudad.

Desde ese mítico poemario de 1972, ha ido publicando, muy espaciadamente, su poesía: O tempo y os días (1996) y E zaga o mar o desierto (2002). Solo en los últimos años incrementó este ritmo: Luna que no ye luna (con poemas compuestos entre 2011 y 2013), publicado en la editorial Eclipsados (2014) y reeditado, aumentado y revisado, en Los libros del gato negro en 2015 y en 2016, en una tercera edición; Digo sinse dicir (Digo sin decir, 2017), publicado en Jaca, a cargo de la Librería General, por iniciativa de Pedro Pérez Palomar; Paisaches (2022), una preciosa antología de poemas sobre sus paisajes queridos (Alcolea, Vera), pero también sobre el cuerpo como paisaje, y, finalmente, aparecerá póstumamente otro libro de poemas.

En prosa, ha publicado dos libros de relatos (O rafe d’o espiello, 1997 y De ordo sacerdotalis, 2004) y dos novelas (O bolito d’as sisellas, 2000, y Aguardando lo zierzo, 2002).

Si tuviera que destacar algún aspecto de la obra y la vida de Ánchel Conte me inclinaría por destacar su compromiso: vital y literario, con sus alumnos, con una lengua, con la historia, con las personas. Ánchel fue, ante todo, un hombre bueno que quiso hacer que este mundo fuera mejor para todos y, en gran medida, lo hizo buscando siempre la belleza, amando cualquier manifestación artística y mostrando su pasión por la vida, el amor y la amistad.

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Es profesor titular de Literatura de la Universidad de Zaragoza, especialista en Siglos de Oro y en literatura aragonesa.


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