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Fuente: Wikimedia Commons

Gaviotas en Barberini

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a Giancarlo

 

Aún no sé si me oyen o en su graznar continuo

me cubren con su lengua de arrecifes.

                                   No hay casa sin abismos,

no aquí donde los cuartos se avecinan.

Todo queda reunido, despoblado, imposible

de acomodar o de otorgarle un sitio.

No lo hay, no hay lugar, ningún lugar

es el lugar que recordamos

con la constancia de los hijos.

                                   Quiénes,

qué parte sobrevive, o qué se impone, tensa,

se adiestra como flecha.

                           Qué hemos visto,

qué verán las gaviotas, cansadas de su estepa,

o de los dientes que al volar les brotan.

 

Es difícil dar forma,

encontrarnos en dos o en tantos tiempos,

tantas palabras a la vez,

no estar agradecido

de una casa sin ecos. ~

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(Sevilla, 1954) es filólogo y poeta.


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