Hombres de África, hombres de América Latina

Una escritora de México y un escritor de Zimbabwe han hecho un ejercicio literario sobre las vivencias de la masculinidad en distintas lenguas y geografías. 
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Siempre he tenido un profundo respeto por el oficio de la edición y la traducción, por cómo nos conectamos con los otros a través del lenguaje y, sobre todo, por la poesía, un género que ha sido un vaso comunicante entre escritores y escritoras de diversas lenguas y regiones. En 2018, disfruté de una nueva experiencia: fui invitada a colaborar con un poema en una antología proyectada en Zimbabwe, África. El responsable de la idea fue el escritor y traductor Jack Little, quien ha traducido a autores mexicanos al inglés y los ha publicado a través de su editorial Ofi Press Mexico. 

Little me puso en contacto con el artista, editor y escritor de Zimbabwe Tendai Rinos Mwanaka, nacido en 1973 en Nyanga, una villa remota al Este de Zimbabwe. Se considera un artista multidisciplinar ya que entre sus intereses principales está la escritura de diversos géneros (poesía, ficción, reseñas musicales, ensayos) e, igualmente, la fotografía y el collage. En el 2018 fundó el sello independiente y autofinanciado Mwanaka Media & Publishing en Zimbabwe con el objetivo de publicar a diversos autores provenientes de distintos países africanos y que sus libros pudieran ser adquiridos a través de plataformas como Amazon y African Book Collective. Su editorial se financia a través de las ventas de los libros, así como de las ventas de su trabajo literario personal, publicado en su propio sello editorial. 

De esa conexión surgió la antología: Writing grandmothers: Africa and Latin america Vol.2. Este libro fue  un lugar de encuentro para hablar de nuestras raíces maternas en dos idiomas, tanto español como inglés, y, a su vez, una forma de conocer la obra de escritores de varios países de Latinoamérica y África. Hicimos una buena amistad y en 2024, Mwanaka tuvo la idea de seguir con una serie de volúmenes en torno al encuentro con la traducción, la cultura y las tradiciones de escritores latinoamericanos (hispanoamericanos en particular) y africanos. Existía un motivo: la buena respuesta de los lectores a los primeros dos volúmenes de las antologías: Writing language, culture and development: Africa and Asia Vol. 1 y el ya mencionado  Writing grandmothers: Africa and Latin America Vol.2. El interés más genuino de Mwanaka como editor es el de conocer y apreciar la literatura de diferentes geografías, por lo que publica recopilaciones que contienen diversos estilos y visiones.

Esta vez iba a colaborar como editora invitada en Men: An anthology of African and Latin American writers, Volume 3. Autores de dos continentes y de países tan lejanos geográfica y hasta culturalmente nos iban a contar cómo se vive la masculinidad en sus lugares de origen. Pero ¿qué implicaba editar una antología viviendo los dos editores en localidades tan lejanas? Algunos de los obstáculos a los que nos enfrentamos eran de índole meramente práctica: la diferencia de horario y nuestra comunicación diaria en inglés a través de email, además del poco tiempo para seleccionar los textos, editar y traducir. Mwanaka decidió realizar la traducción para los autores de África que no escribieran en inglés. Los autores de Latinoamérica se quedaron en español, el idioma de quien esto escribe, con el fin de llegar a más lectores hispanohablantes que eventualmente podrían interesarse también en los textos en inglés provenientes de África. En el caso de la antología Writing language, culture and development: Africa and Asia Vol. 1 fue distinto porque se realizó una traducción bilingüe por decisión de los editores correspondientes. Al igual que las anteriores, nuestra antología sería impresa por demanda para disminuir costos y mantener nuestra independencia. 

Acordamos las bases de la convocatoria: en primer lugar, a quién estaba dirigida, tomando en cuenta un criterio medular compartido por Mwanaka y yo, que no es otro que la escritura como una forma de describir y entender el mundo. Se trataba entonces de  escritores(as) y artistas que compartieran este punto de vista, además de la disposición de abordar las temáticas principales alrededor de la masculinidad. La antología constituiría  una reflexión acerca de las vivencias de los hombres, de cómo perciben sus entornos y de las luchas actuales en cuanto a la no discriminación por razones de raza, género u orientación sexual. Por supuesto, otro punto clave sería el de la relación con las mujeres en sus lugares de origen, en un contexto de desafío de  los estereotipos rígidos y tradicionales sobre los roles de género.

 La masculinidad no es un asunto exclusivo de los hombres; también las mujeres serían bienvenidas porque su punto de vista resultaba indispensable. Nos interesaba que la convocatoria, lanzada en redes sociales para manos continentes en español y en inglés, estuviera abierta a diversos géneros literarios: poesía, prosa, ficción, cuento e ilustración (pintura o collage), opciones estéticas  que han sido desde hace varios años de interés de Mwanaka. No importaba el género de la persona ni la edad; tampoco si había publicado antes ni que el texto fuera inédito. Los dos criterios clave: que la nacionalidad del autor o autora correspondiere a algún país de África o de Latinoamérica y que sus textos se acercaran a la temática requerida. Los países de los que recibimos un mayor número de colaboraciones fueron Kenya, Honduras, México, Uganda, Malawi, Venezuela, Nigeria y Cuba. La respuesta a la convocatoria fue maravillosa, aunque tuvimos que rechazar textos inscritos en discursos de odio (homofobia, racismo, xenofobia, misoginia), un criterio unánime entre los editores. La mayoría de los autores y autoras oscilaban entre los 25 y 50 años, la poesía se impuso como género durante la selección y predominaron los hombres de manera absoluta porque la participación de mujeres fue muy poca (apenas recibimos cinco textos, suponemos que por el título de la convocatoria). Una vez cerrada, Mwanaka y yo nos propusimos realizar una minuciosa selección: él se enfocó en su región, yo me dediqué a la mía.

El intercambio cultural significó acercarme a problemáticas que también existen a este lado del océano Atlántico. Llamó mi atención “Absentia”, un cuento de Clemency Madyangove (Zimbabwe) que relata el retorno del protagonista después de siete años: su ciudad se ha convertido en un lugar donde los agentes de control de pasaportes son amables, la ciudad ya no está desolada y seca y las familias viven con tranquilidad en lo que él llama el Reino de Ekhaya; no obstante la alegría, también expresa lo difícil que fue abandonar a su esposa e hija cuando emigró para mejorar su condición y la de su familia. En el poema “Man of War” Martin Chrispine (Malawi) habla de los niños y jóvenes que son enviados a la guerra; mientras los campamentos están llenos de soldados, los campos agrícolas están vacíos, la gente en sus hogares pasa hambre y los reclutas luchan por causas que ni siquiera conocen. La contraparte a tanta violencia serían los textos de Archie Swanson (Suráfrica), quien  relata la forma en que ve envejecer a su padre y las maneras de dar amor a través del tiempo y de las distintas formas de la paternidad.

 Como ya indiqué, estos autores no están lejos de nuestra región en cuanto a los conflictos y las experiencias que se desprenden de estos. Es el caso del autor Luis Cárdenas (Venezuela), que en su poema “Los enamorados no tienen nada que perder” describe cómo un hombre vive la ternura cuando ya no posee nada que puedan quitarle en un país al que se le ha arrancado todo. En el poema “Torre para servir”, Nelson Roque Pereira (Cuba) se refiere a la lucha de su pueblo y a la hambruna en las calles y hogares, haciendo un retrato de la violencia familiar y callejera como algo cotidiano. 

Igual ocurre entre las escritoras. En un breve ensayo, “Me and the dudes”, Natisha P. Parsons (Sudáfrica) muestra cómo ha experimentado sus relaciones de violencia con los hombres, sometidos a la presión social que se ejerce sobre ellos desde niños para que sigan replicando modelos machistas a lo largo de su vida. Natalia Gómez (México) retrata en el poema “A las dos de la mañana” el drama de los feminicidios, caso parecido al de Nyasha Celeste Makombe (Zimbabwe), quien insiste en su poema “The note” en la necesidad de que las nuevas generaciones de hombres no sigan con los mismos estereotipos de violencia, odio y  silencio hacia las mujeres.

La antología Men: An anthology of African and Latin American writers, Volume 3  ha sido un ejercicio vital que nos permitió conectar personas y sociedades y derribar fronteras idiomáticas, convirtiéndonos en intermediarios entre espacios, realidades y culturas geográficamente distantes. Como ya es sabido, el oficio de la edición y el de la traducción permiten crear nuevas versiones de las obras y con ello enriquecer el diálogo intercultural, con  textos que de otra manera no hubieran sido accesibles a los lectores.  Es preciso resaltar la importancia de ejercicios como el de esta  antología, que, más allá de ser un producto cultural internacional sobre un asunto de interés actual, constituye un acto de transmisión y afirmación estética. El trabajo de selección, traducción y edición de esta antología, desde una editorial independiente y autogestiva, nos ofreció tanto a Tendai Mwanaka como a mí la posibilidad de cartografiar otras lenguas y territorios con absoluta e irrenunciable libertad, un verdadero viaje de ida y vuelta a través  del análisis de los textos y de las experiencias humanas que expresan.


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