Un cuento de Alice Munro 

Los buenos libros tienen un misterio que nunca terminas de atrapar. Eso pasa con los cuentos de la escritora canadiense, que falleció el 13 de mayo.
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En 2021 se tradujo Algo que quería contarte, volumen de cuentos de Alice Munro, publicado originalmente en 1974 y que, según anunciaba la editorial, estaba inédito como libro, pero seguramente, algunos de los cuentos ahí reunidos formaban parte de alguna de las antologías publicadas en España al calor del Nobel, que ganó en 2013. Ese volumen reúne trece cuentos, está traducido por Eugenia Vázquez Nacarino, que es una de las escritoras-mediadoras que más leo: traduce a Lucia Berlin, a Zadie Smith y a Cynthia Ozick, entre otros. De ese libro recuerdo que me gustó mucho “Cómo conocí a mi marido”, un cuento sobre un tema que me produce muchísima curiosidad: cómo terminan nuestras vidas convirtiéndose en lo que son. Hay elementos de azar, malentendidos, decepciones, antes de una cuasi resignación. 

Cuando andaba leyendo ese libro, mi hija mayor me preguntó por la autora y al decirle yo quién era ella me preguntó si yo iba a ganar el Nobel. Le dije que no y ella me pidió que le hiciera una trenza. Como me acordaba de ese momento, el otro día, cuando murió Alice Munro, se lo dije a la salida del colegio. ¿De qué se ha muerto? ¿Era tu amiga? ¿Cuántos años tenía? De viejita, no, 92. A los dos pequeños les pareció que no era tan vieja: ¡la bisabuela tiene 93 y está viva!, dijo la pequeña. 

Después, fui al garaje donde desde cierto incidente doméstico tengo mis libros en cajas. Encontré con sorprendente rapidez la caja en la que están los libros de Munro, tres, pensaba que serían solo dos. Además de Algo que quería contarte, estaban Secretos a voces y Demasiada felicidad –los dos traducidos por Flora Casas–; sé que en mi habitación de la casa de mis padres está La vida de las mujeres, ese del que se dice a veces que es la única novela de Alice Munro, pero en realidad son cuentos interconectados. Abrí los dos que tenía menos frescos por los índices –en uno está al final, en otro al principio–. “Ficción” me llamó desde Demasiada felicidad. Estaba cansadísima y leí la primera parte del cuento y la mitad de la segunda un poco como queriendo ver el truco del mago. “Ficción” es un cuento aparentemente sencillo pero complejo; eso pasa mucho con Munro, que se ha librado de la abuelización por canadiense, hay un malentendido entre la apariencia y la esencia: parece sencilla y es compleja, parece blanca, pero tiene bastante mala leche. El cuento tiene dos partes, en la primera, contada desde el punto de vista de la protagonista, asistimos a la ruptura de un matrimonio: la mujer, profesora de música, ve cómo su marido se enamora de otra delante de sus ojos. Esa otra tiene una hija.

En la segunda parte, varios años después, la mujer abandonada de la primera parte está felizmente casada, tiene una familia reconstituida y extensa que incluye exmujeres, hijos de nuevas parejas, etc. Conoce a una joven que ha publicado un libro de cuentos, “no una novela. Eso ya supone una decepción. Parece mermar la autoridad del libro, da la impresión de que la autora se queda a las puertas de la literatura en lugar de encontrarse acomodada dentro”. Hay una foto de la autora con una chaqueta “Entallada, austera, muy escotada. Aunque prácticamente no tiene nada de lo que presumir en esa zona”. La protagonista lee uno de los cuentos: va sobre el amor de una alumna a su profesora de música y sobre un matrimonio que se rompe. El cuento de Alice Munro habla sobre el proceso de convertir la materia prima, recuerdos, experiencia biográfica, en literatura, tiene algo de alquimia, y es un proceso de ida y vuelta: se da cuando se convierte en cuento, y vuelve a producirse cuando al leerlo, despierta recuerdos en quien lo lee. El cuento de Alice Munro es ficción, no es un ensayo, así que eso está enseñado, mostrado, para nada hay una reflexión sobre eso. El final es una pirueta que le resta gravedad: “Todo aquello podría acabar como una historia divertida que algún día contaría. No le sorprendería nada”. 

Anoche me decía un amigo que a veces se aprende más de los libros malos que de los buenos: a los malos se les ven más las costuras, se adivina mejor el andamiaje. Los buenos libros tienen un misterio que nunca terminas de atrapar. Eso pasa con los cuentos de Alice Munro.

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(Zaragoza, 1983) es escritora, miembro de la redacción de Letras Libres y colaboradora de Radio 3. En 2023 publicó 'Puro Glamour' (La Navaja Suiza).


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