No hay nada nuevo en la frase: la memoria es veleidosa. Es un hecho estudiado desde hace tiempo –intuido por la filosofรญa, documentado por la ciencia– que el recuerdo es mรกs fabulaciรณn que testimonio fidedigno. Por eso me detengo antes de nombrar culpables. Alguien se quedรณ con ese libro. En mi mente veo al culpable con prรญstina verdad, y por lo mismo, desconfรญo.
Recuerdo bien la portada. Blanca. Una foto en un recuadro en la esquina inferior izquierda: en ella son cuatro o cinco hombres con uniformes militares los que despliegan una bandera pirata. En blanco y negro. Pura vida, se llama el libro. El autor, francรฉs contemporรกneo, hizo una gira por Cuba y Centroamรฉrica en busca de los pasos de un personaje deslumbrante: William Walker. El libro era una mezcla de investigaciรณn histรณrica y crรณnica personal. Era preciso. Cada vez que lo recuerdo me parece mejor escrito.
Apuntรฉ una de sus frases en un cuaderno con fruiciรณn adolescente: era compacta y expresiva, veraz y al mismo tiempo misteriosa. Decรญa algo sobre los hรฉroes, sobre nuestra manera de relacionarnos con ellos, de crearlos. La apuntรฉ en un cuaderno negro. El cuaderno se perdiรณ en una mudanza, me parece. (Curiosa convenciรณn esa que hace que todo lo valioso se pierda en una mudanza). Algo decรญa el autor, Patrick Deville, sobre lo trรกgico que resultan los monumentos a los hรฉroes, sobre lo humanos y fallidos que son. Eran dos o tres clรกusulas, una frase larga. Era el epรญgrafe perfecto, y ahora no tengo el libro en el que la subrayรฉ porque alguien se lo quedรณ.
Creo que el libro fue robado en un principio. No recuerdo quiรฉn fue el ladrรณn original, ni el lugar vandalizado, pero es claro que ese era un libro marcado por el sesgo. Tengo la impresiรณn de que en el lomo tenรญa la estampa de una biblioteca. Crimen bรกrbaro, robarle a una biblioteca; ladrรณn que roba a ladrรณn. Haberlo perdido, visto ahora en retrospectiva, no parece del todo injusto.
William Walker se declarรณ emperador en Centroamรฉrica. Creo que en un territorio por Nicaragua u Honduras. Estuvo circulando ahรญ, con un grupo de insurrectos y narcisistas, buscando empezar una colonia. Lo intentรณ tambiรฉn en Baja California, pero fallรณ. William Walker habรญa leรญdo a Byron, y si no recuerdo mal, el fervor insurreccionario estallรณ en รฉl despuรฉs de la trรกgica muerte de su prometida. Segรบn yo se la llevรณ el bacilo de la tuberculosis, pero no estoy seguro. No recuerdo bien cรณmo muriรณ el pirata William Walker, pero habrรก sido en una escaramuza. Bien podrรญa enmendar mis impresiones, hacer una bรบsqueda y ofrecer datos certeros. Pero quรฉ poco combinan los datos verificados en la red con los recuerdos de un libro perdido.
Del retrato de este personaje surgรญa en el libro perdido un ensayo titilante sobre las empresas trรกgicas pero empecinadas; sobre la necedad y el idealismo equivocado. Cada vez que lo recuerdo me parece mejor argumentado, magistral. Sucede que no he vuelto a hallar el libro, ni ese ejemplar ni uno distinto. Alguna vez vi una copia en el original francรฉs: Patrick Deville, Pura Vida. Y por respeto a la nostalgia decidรญ esperar y seguir buscando aquel otro monumento. Quizรก lo que sucede es que no quiero volver a leerlo, vaya a ser que el monumento que le he ido fabricando me haya quedado muy distinto.
(ciudad de Mรฉxico, 1980) es ensayista y traductor.