Imagen: Freedom House

El creciente deterioro de la democracia

Según el informe Libertad en el Mundo 2021, de Freedom House, la democracia se encuentra bajo asedio aun en países con una historia de respeto a los derechos y las libertades fundamentales. Esta tendencia se ha exacerbado con la pandemia de covid-19.
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La democracia se encuentra bajo asedio, y esto no es solo visible en estados con gobiernos autoritarios, sino en países con una trayectoria de respeto a los derechos y libertades fundamentales. A decir de Freedom House, en los últimos 15 años ha venido registrándose un deterioro de los derechos políticos y de las libertades civiles, de modo que hoy menos de una quinta parte de la población mundial vive en países totalmente libres.

De acuerdo con el informe Libertad en el Mundo 2021 de esta organización internacional, la pandemia de covid-19 exacerbó el deterioro democrático global, no solo porque varios gobiernos recurrieron a restricciones de libertades que en algunos casos impusieron de forma arbitraria o violenta, sino porque los líderes populistas, lejos de manejarse con transparencia, promovieron información falsa o engañosa y respondieron agresivamente a los datos desfavorables y las opiniones críticas. De México se dice que los funcionarios del gobierno fueron acusados ​​de una gestión inadecuada e incompetente, incluida la opacidad sobre el verdadero número de víctimas del virus, que se estimó mucho más alto que las cifras oficiales.

Un caso de especial relevancia es el de Estados Unidos, que en 2005 era uno de los países mejor clasificados del mundo, con un puntaje de 94 sobre 100 –a la par de Alemania y Francia–, pero que hoy califica con 83 (una caída de 11 puntos), ubicándose en los mismos niveles que Panamá y Mongolia.

Según el reporte, si alguien jugó un papel importante en la degradación de la calidad democrática de esa nación, fue Donald Trump. Además de las protestas masivas del último año, que fueron acompañadas de violencia y brutalidad policial, no pasó inadvertido su intento de anular la voluntad de los votantes estadounidenses, el cual es considerado “posiblemente el acto más destructivo de su tiempo en el cargo”, pues sembró dudas entre una parte significativa de la población y dañó seriamente la credibilidad de un país que se autodenomina “líder del mundo libre”.

Por lo que hace a México, Freedom House lo ha catalogado como un país “parcialmente libre”, con una puntuación de 61 sobre 100, solo arriba de Venezuela, Honduras, Guatemala o Nicaragua entre los países latinoamericanos. Esto, merced a las “graves deficiencias” relativas al estado de derecho, a la violencia perpetrada por la delincuencia organizada, la corrupción, las violaciones a los derechos humanos y la impunidad.

El reporte dice que los grupos criminales ejercen una poderosa influencia en la política del país a través de amenazas y violencia, y advierte que sus miembros siguen buscando infiltrarse en los gobiernos locales para saquear las arcas y asegurar su propia impunidad. Aunque el dato no se menciona en el apartado sobre México, desde el inicio de su administración el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró como terminada la llamada “guerra contra el narcotráfico” y dijo que para su gobierno no era prioritario arrestar a figuras criminales de alto perfil. En el marco de esa nueva estrategia, los asesinatos atribuidos al crimen organizado han alcanzado un máximo histórico de 69 mil 163 muertes en 2019 y 2020.

En la misma línea, señala el reporte que la autocensura ha aumentado y muchos medios en zonas violentas evitan la publicación de historias sobre crimen organizado. No ha pasado por alto, tampoco, que el número de crímenes de periodistas en razón de su trabajo informativo ha valido que el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) considerara a México el país más peligroso para ejercer el periodismo en 2020. A este deterioro de la libre expresión se suma que desde la agencia estatal Notimex se ha exacerbado la polarización, pues a su interior se han patrocinado y coordinado ataques contra reporteros y medios percibidos como hostiles en el actual gobierno.

Diversos hallazgos hicieron caer a nuestro país un punto en cuanto a la calidad de la democracia, respecto a 2020. Estos incluyen acciones encabezadas por el titular del Ejecutivo, a quien se atribuye una marcada inclinación a rechazar las críticas e insultar a supuestos oponentes, incluidos miembros y organizaciones de la sociedad civil que cuestionan las políticas estatales.

Uno de los casos que ilustran esa actitud es que el gobierno se ha resistido a los llamados para abordar seriamente el tema de la violencia de género, al punto en que se han recortado los fondos a diversos programas de apoyo a las mujeres y descalificado a las manifestantes feministas, acusándolas de estar alineadas con la oposición política.

Freedom House parece advertir una excesiva centralización del poder en el presidente, quien ha echado mano de “referendos extralegales informales” con baja participación, a los que llama consultas ciudadanas pero que en realidad son ejercicios sesgados en los que se impone la voluntad de un hombre. Esto, dice la organización, ha redundado en que los grandes proyectos de López Obrador hayan estado acompañados de acusaciones de corrupción, así como de controversias.

Aunque se reconoce que México ha sido una democracia electoral desde 2000 y la alternancia en el poder es una realidad tanto a nivel federal como estatal, nuestro país no es ajeno a la recesión democrática que parece estarse profundizando y traduciendo en un declive de las libertades, pues quienes deberían ser los primeros en protegerlas no están haciendo lo suficiente para ese fin.

Como lo acota bien este informe, la democracia no ha sido derrotada, pero sí se encuentra bajo asedio.

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Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).


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