Elecciones, expectativas y embrollos

Las dos opciones más probables son una renovación del “Gobierno Frankenstein” con mayor dependencia de los nacionalistas o una repetición electoral.
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El Partido Popular ha obtenido una victoria insuficiente: ha ganado 47 escaños con respecto a noviembre de 2019, pero la sensación es de decepción. Lo que cuentan son las expectativas; es una victoria pírrica. Han fallado encuestas y análisis. El PSOE ha resistido mejor de lo que indicaba la mayoría de los sondeos, en parte porque le ha ido muy bien en Cataluña y porque ha perdido menos de lo esperado en Andalucía. El Partido Popular ha ganado por poco en número de votos y parece quimérico que Feijóo obtenga apoyos para la presidencia del gobierno. Tampoco parecen viables variantes de la gran coalición entre los dos partidos principales, que se han visto reforzados en estas elecciones: PP y PSOE obtuvieron un 49% de los votos en noviembre de 2019; ahora representan un 65%. Los escenarios más probables son una investidura de Pedro Sánchez, con los votos del PSOE y Sumar y los nacionalistas, y la abstención de Junts, o una repetición electoral, que es casi una tradición en España desde que el sistema de partidos cambió en 2015. Si en la legislatura anterior la gobernabilidad dependía de ERC y Bildu, ahora dependerá de ERC, Bildu y Puigdemont. Esto certifica que Cataluña sigue condicionando la política nacional y también que la forma más fiel de contar la realidad española sigue la estética de Luis García Berlanga.

Hemos pasado del bipartidismo a un sistema de dos bloques, como ha escrito Cristina Losada: una división que bloquea y hace que el país sea difícil de gobernar. Vox ha tenido un mal resultado: ha perdido 19 escaños y quizá no se recupere. La izquierda ha aguantado mejor de lo previsto: un 44,03% de voto frente a un 45,39% de la derecha. Ha habido movilización como respuesta a la movilización en la derecha y ha habido voto útil dentro de cada bloque, mejor coordinado en la izquierda. También parece que se ha producido un voto dual en el País Vaso y Cataluña que ha favorecido al PSOE. La alianza con Sanchez en la pasada legislatura ha perjudicado a ERC (en votos: se hicieron leyes a su medida) y ha beneficiado a Bildu. Teruel existe se ha quedado sin representación. Si los de Puigdemont contribuyen con su abstención a la investidura de Sánchez pedirán algo a cambio; ERC también exigirá contraprestaciones por su apoyo, y no querrá que sean menos importantes que lo que pida Junts. No parece fácil conjugar los intereses electorales de ERC y Junts, por un lado, y de Bildu y PNV por otro. En esa negociación, apelar al miedo a Vox o a un presidente del PP no funcionaría para Sánchez. La situación ya sería distinta. 

Ignacio Varela ha argumentado que sería la validación de la tesis de Pablo Iglesias: la derecha no podría gobernar en España porque el PSOE siempre podría pactar con los demás contra ella. Como dice David Jiménez Torres, sería una reedición del pacto del Tinell, que excluía al PP en Cataluña. En la campaña de 2019, Pedro Sánchez negó los pactos que luego hizo. Ahora sus electores parece que aceptan esos pactos. La estrategia se apoya en Vox: el PP no puede gobernar sin ellos y a la vez la posibilidad de que pacte con Vox le restaría apoyos. (No hay que ser deterministas: el equilibrio del bloque de izquierda y confederalistas también es frágil, como hemos visto en las elecciones, y quizá no tenga mucho margen de crecimiento.)

El adelanto electoral de Pedro Sánchez ha resultado muy eficaz. Evitó tensiones en el PSOE y contribuyó a que el PP desaprovechara el impulso de su victoria en las autonómicas y municipales. Se enredó en un mes de negociaciones con Vox: la situación era difícil, pero daba la sensación de que llegaba a acuerdos y de que a la vez se sentía incómodo con ellos. La gestión en Extremadura fue un desastre. Esos acuerdos, la forma en que se han alcanzado y la estridencia de Vox han podido alejar a votantes algo más centristas. La campaña del PP fue conservadora: trataba de no perder la ventaja. Los mejores momentos, además de operaciones como la de la alcaldía de Barcelona, se debieron al líder y no al partido: en particular, el debate con Sánchez. La campaña del presidente del gobierno, poco ortodoxa, muy criticada y personalista, ha funcionado: el PSOE ha perdido las elecciones, pero ha ganado dos escaños y puede gobernar. Fiel a sí mismo, el presidente del Gobierno no saludó al partido ganador, ni tuvo palabras de reconocimiento para quienes no le han votado. Las dos opciones más probables son una renovación del “Gobierno Frankenstein” con mayor dependencia de los nacionalistas (con concurso del experimento caótico-supremacista de Junts) o una repetición electoral.

Una versión algo más breve de este artículo salió en El Periódico de Aragón.

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Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es escritor y editor de Letras Libres. Su libro más reciente es 'El padre de tus hijos' (Literatura Random House, 2023).


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