Foto: Igor Wagner/dpa via ZUMA Press

Malas noticias: ¡han triunfado!

Milei prometió revertir las que considera las causa del ocaso argentino. Seis de cada diez argentinos apoyaron la idea. Ahora deberá pasar de la teoría a la realidad.
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En un giro sorpresivo de la trama, Javier Milei se impuso por el 55.6% de los votos en la segunda vuelta al candidato peronista y ministro de Economía Sergio Massa, que logró un 44.3%. Casi 12 puntos de diferencia contundentes. El outsider libertario nacido de los paneles televisivos es ahora el nuevo presidente. Argentina no defrauda a la hora de generar giros extraordinarios en su historia cotidiana.

Milei recolectó 29.9% de los votos en la primera vuelta, pero solo unificando su rechazo al populismo encarnado en el kirchnerismo con Juntos por el Cambio (JxC) logró el impulso que lo condujo a la victoria. El enemigo común unifica, pero no resuelve dilemas. El tercio original obliga a lograr consensos para asumir el cargo con una mínima posibilidad de realizar una gestión tranquila, ni siquiera exitosa.

En su discurso del día del triunfo, Milei agradeció al “presidente” Macri y a su competidora en la primera vuelta, Patricia Bullrich, por el apoyo recibido y admitió que la fiscalización logró la victoria. “Los votos estaban, había que cuidarlos”, sentenció. De este modo selló una alianza que va a ser necesaria porque luego de la euforia, las cifras indican que Argentina enfrenta una instancia tenebrosa en el futuro inmediato.

La situación es desesperante. La pobreza alcanza a 40% de los argentinos y llega a 56% en los infantes; la inflación está en 143% anual, la deuda externa creció desde el inicio del actual gobierno de 277,827 millones de dólares a 419,291 millones, que incluyen 130,798 millones de pasivos internos atados a una tasa efectiva de hasta 254% anual. La deuda con los importadores –es decir los dólares que retuvo el Estado y adeudan los productores y comerciantes– suma más de 25,000 millones. Como si los nubarrones en el horizonte no fueran lo suficientemente espesos, en los próximos días la justicia estadounidense debe dictar una orden de ejecución por 16,000 millones por el juicio perdido por la nacionalización parcial de la petrolera YPF. De no depositar ese monto en efectivo, el gobierno podría afrontar un embargo internacional hasta cubrir el monto de la sentencia.

Estos números indican que Milei debe proceder a un recorte del déficit primario que alcanza 3.2%, y el fiscal de 1.6% respecto al PIB. En 2024, Argentina tiene vencimientos de deuda y bonos por 69,000 millones de dólares y hoy las reservas suman 38,000 millones, aunque las reservas líquidas se sitúan en un índice negativo de 11,000 millones.

En diciembre vencen acuerdos de congelamiento de precios en más de 5,000 productos de la canasta básica, y dos horas después de ser derrotado Sergio Massa dejó el cargo de ministro de Economía luego de autorizar un aumento en los combustibles de 100%, lo cual suma más presión sobre el escenario que sigue a las elecciones y definirá cómo evolucionará hasta el 10 de diciembre, fecha en que asumirá Milei.

Para un observador externo, es curioso que haya una competencia para hacerse de un problema de esta magnitud. No obstante, la campaña fue feroz y por momentos descarnada. El ganador fue Milei y ahora deberá hacerse cargo del timón del Titanic con el iceberg a la vista y las calderas a toda potencia. Todos decían tener la solución, Milei fue el único que podrá probarlo.

El nuevo presidente necesitará de mucha potencia política para revertir el panorama hostil, y mucha más para ejecutar los cambios profundos que prometió en su campaña. El cierre del Banco Central, de ministerios y la dolarización deben hacerse con leyes y, como se mencionó semanas atrás, La Libertad Avanza (LLA, el partido de Milei) no tiene el número para hacerlo en solitario.

Milei no solo necesitó a JxC para ganar, necesita de ellos para poder gobernar. El nuevo presidente carece de experiencia en la gestión pública y para el manejo de las “picardías” propias de las administración política de una nación compleja, extensa y con escenarios regionales extremadamente diferentes.

La figura del ministro de Economía no será la de un delegado, porque las ideas de Milei, que es economista, irán por encima de la decisión de un subalterno. En el resto de las carteras en donde no tiene solvencia, dependerá en mucho de las figuras que nombre, de su experiencia y capacidad de gestión. Allí no puede descansar siempre en los equipos que lo acompañaron en la campaña, que por lo general son figuras con poco o ningún recorrido en el manejo del Estado.

Se entiende ahora el reconocimiento a Macri y Bullrich la noche de la victoria, que se amplió a una convocatoria más amplia a miembros de otras fuerzas con la promesa de no revisar que hicieron en el pasado. En ese discurso, el flamante presidente asumió su debilidad de origen.

El haber tenido que apoyarse en el JxC lo condiciona a futuro. Las ideas de Macri y Bullrich son más moderadas que las de Milei y necesita de ambos para gobernar. Apoyarse en el peronismo en su conjunto le está vedado por la deuda política que adquirió en la segunda vuelta y porque sus propuestas de cambio colisionan con los preceptos básicos del credo justicialista, centrados en el estado hiperpresente y los manejos opacos.

En ese proceso además deberá manejarse con cuidado para que la veteranía política de Macri y la necesidad de contar con cuadros para gestionar el Estado no terminen convirtiendo su triunfo en una fagocitación. Milei ganó la presidencia y cargará el costo político de las medidas que tome. Sus aliados no estarán tan expuestos al desgaste que causa el ejercicio del poder en la primera línea.

El acercamiento con Macri le dio a Milei una racionalidad y una contención que le pone límites a sus ideas y modales más desbocados. JxC no podría convivir con ideas excéntricas de la primera etapa de su campaña, como la venta de órganos o la libre portación de armas. El ex y el nuevo presidente buscaron un punto medio para avanzar a la segunda vuelta y ese posicionamiento es lo que debería preservarse para que LLA pueda contar con el apoyo de JxC en los próximos meses.

La debilidad de origen de Milei no es una especulación sino una cuestión numérica. Su 29.7% de la primera vuelta transmutó en un 55,69% tras la alianza con JxC. Pero su triunfo se limita al poder ejecutivo nacional. En el resto de los poderes y escalones del entramado estatal carece de representantes.

El partido de Milei no tiene un solo gobernador y apenas logró ganar en algunas intendencias aisladas de menor rango. El peronismo manejará 9 de las 24 provincias. JxC controlará 10 y el distrito de la Ciudad de Buenos Aires y otras 4 estarán en manos de fuerzas locales.

El peronismo quedará con 107 diputados de 257. Juntos por el Cambio 93 y LLC con 37. Se necesitan 129 para logra la mayoría por lo que, sumando a ambas fuerzas y suponiendo que la alianza se sostenga, logran superar por 1 banca el número crítico. Aun así hay que ver si el alejamiento de algún legislador descontento con esa coalición o con alguna propuesta en concreto pone en riesgo esa superioridad.

Por eso queda por ver qué sucederá con los integrantes de JxC que se opusieron a un pacto con Milei y que en algunos casos llamaron a votar en blanco o dieron su apoyo a Massa. Es el caso de los 15 legisladores de la Unión Cívica Radical y de otros grupos menores como el ARI y la Coalición Cívica que podrían poner en duda hasta 20 bancadas en la cámara baja.

No obstante, hay que considerar también que el peronismo entrará en ebullición, y el proceso de culpar al kirchnerismo por la derrota puede dar lugar a rupturas dentro de su bloque de legisladores y a una redefinición de la postura de los cuatro diputados del Frente Renovador de Massa, que acostumbra votar con el peronismo.

En la cámara alta la situación es aun más compleja. El peronismo tiene 34 bancas y está a 2 votos de la mayoría; LLA tiene 7 bancas y con las 31 de JxC llega a 38. Los 6 votos de fuerzas provinciales abren el juego a pactos en los que la relación de Milei con los estados federales puede resultar decisiva.

En donde no caben dudas es en la idea de convocar a plebiscitos para sortear la oposición dentro del Congreso. El 29.98% de los votos de LLC de la primera vuelta es su capital político y no es suficiente. Es innecesario exponerse a una derrota en la búsqueda de consensos en solitario para plantearle una disputa abierta al Congreso.

Así pues, por donde se aborde el análisis, Milei debe apoyarse en JxC. Tuvo que hacerlo desde la misma noche de la victoria, porque con su renuncia Massa demostró que sigue vigente la tradición peronista de minar el camino del oponente cuando es vencido. Otros dirigentes de esa corriente y de la izquierda ya advirtieron que resistirán en las calles a las medidas que aún no tomó.

Los rumores incluso hablan de una entrega anticipada del mando. La venganza por la derrota será entregarle a Milei una bomba económica y social que además suma una campaña fallida del oficialismo que costó 2 puntos del PIB.

En otro párrafo de su discurso, Milei anticipó que “no habrá lugar para el gradualismo, para las tibiezas”. Para acelerar las reformas vuelve a quedar en dependencia hacia la coalición, porque deberá confrontar al peronismo y las corporaciones sindicales, empresarias y políticas que serán objeto de su ofensiva.

En la misma noche en que el libertario logró cumplir su meta política debía enfrentar el comienzo del asedio sobre su gestión. El romance con la mayoría de los votantes y con sus nuevos socios políticos solo tendrá una noche de luna de miel. Al despertarse en la mañana del 20 de noviembre le esperaba ya el rostro desfigurado de una Argentina afeada desde que está atrapada en una crisis que es crónica y viene durando más de siete décadas.

Lo mismo para el resto de los argentinos que votaron por la salida del peronismo kirchnerista: la realidad los va a golpear cuando se despeje la resaca de los festejos. Lo que se viene no se soluciona con citas bíblicas o slogans efectivos. Inclusive con una mayoría contundente y el apoyo de sus nuevos aliados, el nuevo gobierno deberá trabajar para que los sueños no se transformen en pesadilla.

Milei y sus votantes deberán cumplir con la promesa de revertir lo que consideran la causa del ocaso argentino. Seis de cada diez argentinos apoyaron la idea y le propinaron al peronismo la peor derrota electoral en su historia.

La buena noticia es que lograron ganar de manera contundente.

La mala noticia es que ganaron y ahora deberán pasar de la teoría a la realidad.

Ojo con lo que deseas, porque puede cumplirse. ~

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Escritor y periodista argentino.


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