En MĆ©xico, el presidente LĆ³pez Obrador ha construido un relato para convencer al pĆŗblico de que su gestiĆ³n de la crisis sanitaria es impecable e inmejorable. SegĆŗn esta narrativa, el gobierno actuĆ³ a tiempo y bien, el presidente ha tomado las decisiones con āestricto apego a la cienciaā, y garantiza que habrĆ” suficientes camas y ventiladores en los hospitales. AdemĆ”s, la estrategia āquĆ©date en casaā estĆ” funcionando y el comportamiento de la gente āha sido ejemplarā. En suma, āvamos bienā y āsaldremos adelanteā, esto a pesar de que los adversarios del presidente, los āconservadoresā, distorsionan a diario la informaciĆ³n en los medios, desean que haya muchos muertos y conspiran para que le vaya mal a MĆ©xico.
El choque de este relato con la realidad ha sido tremendo. Los reclamos contra el gobierno se incrementan en todos los frentes. Desde las primeras semanas de la epidemia, la sociedad tuvo que actuar por su cuenta y ha volteado a ver a las autoridades locales. Los gobernadores, nulificados polĆticamente y humillados por el presidente durante todo 2019, se volvieron nuevamente relevantes. Algunos comenzaron a tomar medidas que han recibido mĆ”s aprobaciĆ³n que las del presidente. No todo en MĆ©xico es AMLO: tambiĆ©n existen 32 liderazgos locales que deben cumplir con su responsabilidad y rendirnos cuentas.
ĀæCĆ³mo han comunicado los gobernadores mexicanos? A grandes rasgos, podrĆamos decir que hay cuatro categorĆas:
Desastrosa: destacan Miguel Barbosa (Puebla); CuauhtĆ©moc Blanco (Morelos), y CuitlĆ”huac GarcĆa (Veracruz), con una comunicaciĆ³n marcada por la improvisaciĆ³n y la irresponsabilidad, que confirma que no son aptos para ocupar un cargo ejecutivo.
RĆgida: pondrĆa aquĆ como ejemplos a Claudia Pavlovich (Sonora), Alfredo Del Mazo (Estado de MĆ©xico) y Alejandro Murat (Oaxaca), con mensajes muy acartonados, al estilo PeƱa Nieto. El contenido de sus mensajes no es necesariamente malo, pero su estilo impersonal no les ayuda a construir mĆ”s credibilidad ante la audiencia.
Adecuada: entre estos, pondrĆa a mandatarios como Marco Antonio Mena (Tlaxcala) y Claudia Sheinbaum (Ciudad de MĆ©xico), que dan mensajes que informan a la sociedad de la situaciĆ³n y las medidas tomadas por sus gobiernos con claridad y un tono polĆticamente neutral. Es notable como la Jefa de Gobierno ha mejorado respecto al pĆ©simo manejo de crisis anteriores.
Confrontacional: en esta categorĆa estĆ”n los gobernadores Jaime Bonilla (Baja California), Silvano Aureoles (MichoacĆ”n) y Enrique Alfaro (Jalisco), quienes se han destacado por tener una comunicaciĆ³n de choque, que no ha temido entrar en conflicto con la narrativa oficial y desmentir a los funcionarios federales.
Vale la pena detenerse en el caso mƔs llamativo, el de Alfaro. Sus mensajes tienen fortalezas y debilidades. Entre las primeras estƔn:
- Asertividad. Alfaro habla de manera clara y comunica bien sus ideas y decisiones, lo que transmite liderazgo y control.
- Responsabilidad. El gobernador asume directamente la responsabilidad de la crisis. Habla con autoridad, da direcciĆ³n y sentido de urgencia.
- Realismo. El jalisciense sabe que mĆ”s vale una mala noticia cierta que una buena noticia falsa. Eso es indispensable en momentos en los que la gente necesita saber la verdad y lo contrasta con la comunicaciĆ³n del presidente.
Entre las debilidades, considero que el discurso de Alfaro tiene cuatro:
- PolitizaciĆ³n. Al gobernador le gusta compararse favorablemente con otros estados y con el gobierno federal. La forma en la que lo hace es burda, porque no estĆ” hablando de una competencia de Ć”rboles sembrados, sino de seres humanos enfermos y muertos. Ćl no debe decir si hace su trabajo mejor que nadie, el pĆŗblico debe llegar a esa conclusiĆ³n: show, donāt tell.
- Triunfalismo. La frase āvamos bienā y sus variantes deben ser absolutamente erradicadas del discurso de cualquier funcionario. El dolor, el miedo y la incertidumbre en salud e ingresos que viven tantas personas vuelve ofensiva cualquier seƱal de triunfalismo.
- Rudeza. Al gobernador Alfaro se le pasan un poco las cucharadas de firmeza y a veces parece un militar regaƱando al pelotĆ³n. La crisis ha puesto en evidencia la falta de carĆ”cter de muchos liderazgos polĆticos, pero el otro extremo tambiĆ©n es contraproducente.
- Necesita mĆ”s empatĆa. El discurso del mandatario sĆ tiene contenido que refleja cercanĆa, pero su estilo no estĆ” alineado con esas palabras. DeberĆa hablar menos del gobierno y de sĆ mismo, y mĆ”s de los gobernados. Con ello, su comunicaciĆ³n mejorarĆa sustancialmente y potenciarĆa sus fortalezas.
En suma, la enorme oportunidad para los gobernadores estĆ” en una comunicaciĆ³n empĆ”tica, asertiva y transparente. Eso podrĆa fortalecer su conducciĆ³n de la crisis y darĆa a MĆ©xico la esperanza de que no todos sus liderazgos polĆticos se ponen a pelear con actores y cantantes o a hablar de flamboyanes y mangos en medio de la desesperaciĆ³n y la incertidumbre de millones.
Especialista en discurso polĆtico y manejo de crisis.