Alta madrugada. Puedes estar durmiendo profundamente. De pronto alguien toca la puerta de tu casa. Si eso ocure en Venezuela, tienes razón en asustarte: pueden ser los funcionarios del Sebin, la tenebrosa policía política, que vienen por ti. Llegan sin que medie la orden de un juez y te sacan a golpes. Esa modalidad de coacción es conocida en la jerga revolucionaria como “Operación Tun Tun”. Uno de sus más entusiastas propulsores es el vicepresidente del PSUV (partido de gobierno), Diosdado Cabello. Es frecuente que en su programa de televisión semanal este militar amenace a alguien con la “Operación Tun Tun”. Cabello es una suerte de Atila.
Esta semana, la “Operación Tun Tun” volvió por sus fueros. Los agentes del Sebin se llevaron de su residencia al líder de Voluntad Popular Leopoldo López, a quien le habían dado el beneficio de casa por cárcel hace menos de un mes. Y También se llevaron al alcalde del Área Metropolitana de Caracas, Antonio Ledezma, quien había recibido el beneficio hace dos años. Las dictaduras son volubles. Cambian de opinión. Cuando necesitan demostrar cuán crueles pueden llegar a ser, no vacilan. Se acabó la fiesta. Los venezolanos vieron perplejos cómo los esbirros cargaban con los dirigentes políticos como si fuesen insectos repugnantes. O militantes de una célula terrorista de ISIS.
Era de esperarse que Nicolás Maduro mostrase sus colmillos. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos acaba de imponerle duras sanciones. Algo que sólo ha ocurrido con Robert Mugabe (Zimbabwe), Bashar Al Assad (Siria) y Kim Jong-un (Corea del Norte). Maduro ha ingresado a un selecto club de personas no gratas. Un humorista venezolano habló de la “Operación Trump Trump” como la otra cara de la “Operación Tun Tun”. El gobierno de Maduro responde con su receta de siempre: infundir miedo.
La “Operacion Tun Tun” es un método emblemático al que recurre el poder en Venezuela para alimentar las cárceles: hay casi 450 presos políticos. La cifra es más alta que la reportada durante la anterior dictadura que vivieron los venezolanos (la del general Marcos Pérez Jiménez), según recordó Luis Almagro hace poco. Y la estadística irá en aumento. Puede que mañana, los agentes del Sebin llamen a la puerta de la casa de la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, o de la dirigente María Corina Machado. Nadie se salva de la furia de Atila.
(Caracas, 1963) Analista política. Periodista egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV).