La OTAN y el legado de Kosovo

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Los conflictos balcรกnicos que se iniciaron en 1991 con la fragmentaciรณn de Yugoslavia y han culminado en la provincia serbia de Kosovo son, a la vez, profundamente anacrรณnicos y radicalmente modernos. Son el รบltimo paso de la destrucciรณn de los imperios coloniales y el primero de un nuevo tipo de confrontaciones propias del mundo globalizado que emergiรณ despuรฉs de la caรญda del muro de Berlรญn.
La demanda de independencia que formularon los albaneses kosovares despuรฉs de Dayton, y que alimentรณ el surgimiento del Ejรฉrcito de Liberaciรณn de Kosovo (ELK), se enlaza a travรฉs del tiempo con el primer levantamiento, en 1820, de un pueblo balcรกnico โ€”Greciaโ€” en contra de los turcos otomanos que lo habรญan dominado por siglos. Lentamente, a partir de entonces, las naciones de los Balcanes recobraron la independencia que habรญan perdido a manos de turcos y austrohรบngaros. En este largo proceso, el surgimiento de Yugoslavia, un solo paรญs que aglutinaba a seis repรบblicas compuestas por una multiplicidad de grupos รฉtnicos, fue la excepciรณn mรกs que la regla. El conglomerado pudo mantener la unidad gracias al sistema diseรฑado por el nuevo rรฉgimen, que otorgaba prerrogativas a los principales grupos nacionales (entre ellas, la autonomรญa a la provincia serbia de Kosovo, que contenรญa un alto porcentaje de albaneses musulmanes) para mantener un cierto equilibrio de poder. En segundo tรฉrmino, la supervivencia de Yugoslavia entre fines de la Segunda Guerra y el inicio de la dรฉcada de los noventa se debiรณ a la presencia carismรกtica de Josip Broz Tito, que usรณ el inmenso prestigio de su triunfo militar contra los nazis y sus aliados croatas para consolidar al nuevo Estado balcรกnico.
ย ย ย ย ย Yugoslavia empezรณ a agonizar en 1980, cuando Tito muriรณ. Diez aรฑos despuรฉs, el renacimiento del nacionalismo serbio como un instrumento polรญtico en manos de Slobodan Milosevic iniciรณ la fractura del paรญs. La lucha de los albaneses kosovares por su independencia es tan sรณlo la รบltima y natural consecuencia de la fragmentaciรณn de Yugoslavia.
ย ย ย ย ย Las guerras balcรกnicas de los aรฑos noventa son tambiรฉn el primer conflicto moderno posterior a la Guerra Frรญa. No ha habido una sola huella del enfrentamiento ideolรณgico caracterรญstico del mundo bipolar que desapareciรณ en 1989. Serbios, croatas y musulmanes han blandido el nacionalismo, las diferencias รฉtnico-religiosas, la tradiciรณn y el peso de la historia remota, muy anterior al periodo comunista. La Organizaciรณn del Tratado del Atlรกntico Norte (OTAN) olvidรณ convenientemente el pasado comunista de Slobodan Milosevic y sus tรกcticas estalinistas, que sumieron a los serbios en una propaganda monocorde โ€”Milosevic acallรณ a los medios de difusiรณn independientes, incluyendo a la prensaโ€” que convirtiรณ, en la mejor tradiciรณn de la retรณrica orwelliana, a las vรญctimas en victimarios y a los defensores en verdugos. Las razones de la OTAN han respondido, por el contrario, a una de las preocupaciones que mueven al mundo a fines de milenio: la defensa de los derechos humanos.
ย ย ย ย ย En este sentido, la intervenciรณn de Occidente en Kosovo se ha sumado a la polรฉmica sobre el concepto de soberanรญa nacional desatada por el juicio a Pinochet en Inglaterra y Espaรฑa. Ambos hechos apuntan en el mismo sentido: hacia el condicionamiento de la soberanรญa de los Estados basada en una nueva fe. En la creencia del mundo globalizado de que no hay soberanรญa que justifique la represiรณn gubernamental de un grupo o minorรญa dentro de un Estado y su corolario natural: la idea de que no hay soberanรญa que impida la intervenciรณn de la comunidad internacional para remediar las violaciones a los derechos humanos.
ย ย ย ย ย La pregunta fundamental que esta argumentaciรณn levanta, y que toca, por cierto, muy de cerca a Kosovo, es: ยฟcuรกl es o debe ser esa “comunidad internacional” que decida y aplique sanciones militares contra un gobierno infractor de los derechos humanos? Ciertamente no la Organizaciรณn de las Naciones Unidas, cuyo brazo decisorio, el Consejo de Seguridad, parece diseรฑado precisamente para evitar ese tipo de intervenciones. La OTAN actuรณ unilateralmente en Kosovo sin el mandato internacional, porque no lo hubiese obtenido jamรกs: Rusia y China hubieran usado su derecho de veto en el Consejo para evitar cualquier sanciรณn al gobierno de Milosevic. La OTAN no es la ONU. No tiene el poder teรณrico, fundado en el consenso internacional, para autorizar sanciones en caso de que un paรญs amenace la paz a travรฉs de actos agresivos. La OTAN es, de acuerdo con sus estatutos, un animal muy diferente: un organismo defensivo en contra de ataques contra cualquiera de sus 19 miembros, no el brazo armado de la comunidad internacional. La Organizaciรณn actuรณ en Kosovo en contravenciรณn de esos estatutos. Pudo hacerlo porque no refleja ya a la realidad polรญtico-estratรฉgica que la vio nacer: al mundo bipolar de posguerra dominado por dos potencias armadas hasta los dientes con misiles nucleares, cuyos vulnerables aliados eran mรกs una carga que un apoyo. La OTAN de hoy es el espejo de una Alianza sin opositores de su talla, que se ha expandido a la esfera de influencia de lo que fue la otra superpotencia y con dos poderosos miembros cada vez mรกs iguales โ€”los Estados Unidos y la Comunidad Econรณmica Europea. Es la proyecciรณn de una Alemania unida y rica que ha resuelto su difรญcil posiciรณn de puente entre el Este y el Oeste y se encuentra en una situaciรณn inรฉdita desde su nacimiento en 1871: estรก rodeada por paรญses aliados. Una naciรณn que rompiรณ en Kosovo el complejo de culpa herencia del nazismo y actuรณ militarmente por primera vez fuera de sus fronteras. La nueva OTAN cuenta tambiรฉn con el apoyo del hijo prรณdigo gaullista โ€”Parรญsโ€” y la renovada militancia de los britรกnicos. Londres ha dejado de ser el socio mudo de Washington. Se ha convertido en el mejor abogado de una fuerza militar europea que mantenga sus ligas con los Estados Unidos y, paralelamente, un alto grado de independencia. En suma, la OTAN de hoy es una organizaciรณn monopรณlica, mรกs poderosa, mรกs amplia y mรกs profunda. Sin embargo, no podrรก volver a intervenir en conflictos regionales como lo ha hecho en Kosovo: dejando a un lado la opiniรณn de la comunidad internacional y dando la espalda a naciones como China y Rusia. El primer riesgo es la ineficacia, como lo mostrรณ el resultado de la estrategia de guerra “limitada” en los primeros dรญas de la intervenciรณn occidental en Kosovo. Estrategia que estuvo a punto de consolidar en el poder a Milosevic y que le permitiรณ expulsar a cientos de miles de albaneses de Kosovo. El segundo riesgo es una posible fragmentaciรณn de la OTAN: el apoyo condicionado de la Repรบblica Checa y Hungrรญa y las reservas griegas e italianas frente a la intervenciรณn en Kosovo pudieron haber desembocado en un rompimiento. El tercer peligro es la generaciรณn de nuevos conflictos como los que pudo haber provocado la oposiciรณn de Rusia.
ย ย ย ย ย Kosovo debe ser a los organismos polรญticos multilaterales lo que las crisis provocadas por los capitales especulativos al sistema de Bretton Woods: la oportunidad para modificar eficazmente al orden internacional y adecuarlo a las demandas del mundo globalizado de los albores del milenio. –Abril 7, 1999

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Estudiรณ Historia del Arte en la UIA y Relaciones Internacionales y Ciencia Polรญtica en El Colegio de Mรฉxico y la Universidad de Oxford, Inglaterra.


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