La perspectiva de género está llegando a los medios masivos de comunicación. Algunos de ellos, como el Financial Times, apelan a la tecnología para incorporarla. El periódico británico desarrolló “She said He said”, un bot que proporciona información sobre la diversidad de fuentes dentro de las historias que se publican en su sitio web. También cuenta con “Janetbot”, una herramienta que cuantifica la cantidad de mujeres, varones e “indefinidos” que aparecen en las imágenes de portada del sitio. Algunas otras empresas informativas han incorporado editoras de género: un perfil nuevo que se replica en medios gráficos y digitales del mundo.
“Las noticias fueron creadas por y para hombres blancos. Ese ya no es el mundo en el que vivimos y las coberturas deben reflejar eso”, dijo Jessica Bennett, editora de género del New York Times, el primer medio en nombrar a una editora de este tipo. En una entrevista al diario Perfil, Bennett explicó que es necesario escribir “más sobre las situaciones de las mujeres en áreas como política, economía y cultura”. Perfil fue el primer diario que en Argentina designó a una defensora de género, una figura que, a diferencia de las editoras, no forma parte de la redacción sino que es especialista en la temática y colabora de manera externa.
Tras la designación de Bennett, en octubre de 2017, llegó el turno del diario El País de España, con el nombramiento de Pilar Álvarez como editora. Luego el Diario.es nombró a Ana Requena Aguilar como Redactora Jefa de Género, junto a Marta Borraz. En junio de este año se sumaron Clarín, en Argentina, con Mariana Iglesias, y el sitio Infobae con Gisele Sousa Díaz como editora de género.
Estas editoras buscan las palabras adecuadas para redactar informaciones que no invisibilicen ni violenten a las mujeres y personas de la diversidad sexual. Su labor consiste en romper estereotipos narrativos y proponer que entre las fuentes no solo se consulte a varones. Sostienen que hacer género no es un género en sí mismo: la perspectiva cruza a todas las secciones, desde deportes, donde hay casos de jugadores denunciados por abuso, hasta policiales, sección en la que muchas veces se informa sobre femicidios y travesticidios. El trabajo de edición de estas mujeres tiene mucho de ingenio: demuestran a diario que se pueden hacer notas interesantes con perspectiva de género y que un título no se arruina por redactarlo de manera correcta, con una mirada inclusiva y respetuosa.
No hay un formato de trabajo estandarizado para estas editoras: cada una construye su rutina de acuerdo al medio en el que se desarrolla. “Esto está empezando y nadie sabe hacerlo. Es un descubrimiento diario”, dice Gisele Sousa Díaz, editora de género en Infobae. Recientemente Gisele editó una nota en la que la actriz Catherine Fulop denunció que a los 19 años intentaron violarla: sus colegas de la sección espectáculos le pidieron ayuda para ver si estaban llevando bien el tema. Días antes, una redactora de espectáculos que fue a entrevistar al futbolista Daniel Osvaldo, acusado de violencia de género por su expareja, le consultó a Gisele cómo realizar la entrevista sin convertirse en vocera de Osvaldo. En otra ocasión surgió un debate en torno al título de un artículo para la sección política: el autor de la nota, en la que se entrevistaba a las mujeres que integrarían el gabinete del entonces candidato a gobernador (hoy electo) Axel Kiciloff, propuso que el título fuera “Las mujeres de Kiciloff”. Pero Gisele le hizo una contrapropuesta: “¿Y si mejor destacamos el trabajo de estas mujeres? Ellas son especialistas en macroeconomía, podrían desempeñarse en áreas diplomáticas. Mostremos que es un equipo formado por mujeres que lideran”, le propuso. El título final fue “El equipo de Axel Kicillof: quiénes son las mujeres más influyentes en el proyecto del economista K“. “El género afecta a todas las secciones, a mí misma me sorprendió” dice Gisele.
En 2014, Melina Romero, de 17 años, fue abusada, asesinada y su cuerpo abandonado en un arroyo en José León Suárez, en el conurbano bonaerense. El diario Clarín informó sobre su desaparición en un artículo que se titulaba “Una fanática de los boliches, que abandonó la secundaria” y arrancaba con la frase “La vida de Melina Romero, de 17 años, no tiene rumbo”. Casi un año después de este crimen, en Argentina sucedió el primer #NiUnaMenos. Mariana Iglesias, editora de género en Clarín, destaca que #NiUnaMenos es un eslabón histórico fundamental para que hoy el diario la haya nombrado con ese cargo.
“El movimiento marcó un antes y un después en quienes trabajamos en medios masivos. En él estaban todas las mujeres: las vecinas, las trabajadoras. Fue un hecho social que al interior del diario se leyó como una información a cubrir, a contar de cierta manera”, recordó Mariana durante una charla organizada por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires. Otro hecho que marcó un quiebre fue el #MeToo: en 2017 los grandes medios de comunicación del mundo comenzaron a hablar sobre los abusos en la industria cinematográfica. En Argentina hubo durante 2018 otros dos momentos que sacudieron la agenda mediática y que impactaron en la región, mostrando el interés y la necesidad de las audiencias por las noticias con perspectiva de género: el debate por el aborto legal seguro y gratuito y la historia de la actriz Thelma Fardín, quien contó cómo Juan Dartés, con quien había actuado y compartido gira en la novela infantil Patito feo, abusó de ella.
Las redes sociales han sido un factor de presión para el nombramiento de estas editoras: los medios están muy pendientes de los comentarios que las audiencias vuelcan allí, muchas veces con un tono crítico hacia el tratamiento informativo sin perspectiva de género. “Está bueno que los medios masivos puedan sacar estos temas del nicho, de la barricada, porque le da otra lectura, otra visibilización y una entidad y seriedad como para que podamos avanzar sobre ellos”, dice Mariana Iglesias, para quien “el cargo de editora de género es simbólico porque en realidad es la excusa para hablar de los derechos humanos”.
Para Martín Becerra, especialista en medios de comunicación e industrias culturales, el nombramiento de editoras de género “representa el avance, lento pero efectivo, de las organizaciones periodísticas respecto de temáticas que habían abordado durante muchos años sin respeto ni cuidado” y señala que los medios impresos, por la temporalidad de sus rutinas de producción, institucionalizan antes que la radio o la televisión a estas figuras. Becerra destaca la labor pedagógica de las editoras de género, lo inédito de sus funciones y señala un desafío: el de encontrar el equilibrio entre editar y a la vez “evitar miradas excesivamente normativas en todas las informaciones”.
A pesar del trabajo de reporteras y editoras en estos medios, una mirada misógina en el tratamiento de las informaciones sigue presente. Y al parecer de miradas se trata este asunto editorial: la perspectiva es el punto de vista, la forma de representar, de posicionarse. Pero, tras una larga historia en la que la manera de informar fue la masculina, estamos en un nuevo tiempo, con nuevas voces que llegaron para cambiarlo todo.
Licenciada en Comunicación Social y periodista digital. Colabora con varios medios de Argentina y con áreas de comunicación en organizaciones especializadas en derechos humanos.