Se ha abierto de nuevo el debate sobre qué podemos hacer los ciudadanos para evitar que el “show de odio” del presidente de México –mal llamado “conferencias de prensa” y conocido más coloquialmente como “las mañaneras”– siga intoxicando la conversación pública.
Como los reality shows más famosos, el “show del odio” es exitoso porque es una exageración calculada y una exhibición descarada de emociones a flor de piel, principalmente negativas, como el resentimiento, la envidia, el desprecio y, claro, el odio. Como buen reality show, estas conferencias de prensa simuladas encantan a unos y repelen a otros, pero son difíciles de ignorar, pues están diseñadas para escandalizar, sorprender e indignar, con lo que inevitablemente crean conversación a favor y en contra.
El “show del odio” es nocivo para todos (aprueben o no al presidente) porque:
~ Contiene demasiadas opiniones injuriosas y ofensivas que, dichas desde el podio del jefe de Estado violan derechos como la presunción de inocencia, el debido proceso, el derecho a la salud, el derecho a la información, entre otros. Cuando el poder le quita o rebaja a un grupo de la sociedad sus derechos, perdemos todos.
~ Es un instrumento de desinformación que se usa para saturar y ofuscar a la sociedad con afirmaciones desapegadas de la realidad, lo que permite al presidente y sus subordinados eludir por completo la rendición de cuentas sobre sus actos. Cuando el poder mal usa, abusa y roba de los recursos de todos, perdemos todos.
~ Durante la pandemia de covid-19, sirvió para confundir, dividir y manipular políticamente a la sociedad y no para organizarla, protegerla ni orientarla, lo que se tradujo en miles de muertes que eran evitables. Todos los ciudadanos, voten o no por Morena, siguen pagando el costo colectivo del mal manejo de la pandemia.
~ Es parte de una estrategia de propaganda y abuso del poder para crear una realidad paralela favorable únicamente a los intereses de un grupo notoriamente autoritario, corrupto e indolente que quiere enquistarse en el control del Estado para su beneficio político y económico. Conviene recordar una línea de la canción de “Molotov”: “si le das más poder al poder…”.
Una sociedad con valores cívicos más sólidos –y más instinto de supervivencia– hubiera rechazado y combatido política, mediática y jurídicamente este evento desde el inicio del sexenio. Pero es mejor tarde que nunca, así que un plan para contrarrestarlo debería incluir, por lo menos, estos cinco puntos:
1.Las “mañaneras” deben ser reetiquetadas consistentemente como “el show del odio”. Pecan de ingenuos quienes piensan que AMLO se retirará en silencio cuando deje el cargo formal de presidente y no convocará a nuevas emisiones del show del odio. Para él y los suyos, “el show debe continuar” y por eso se requiere una postura coordinada, disciplinada y firme desde los principales liderazgos de opinión para dejar de normalizarlo, evitar amplificar su contenido y, sobre todo, tratarlo en el debate público como lo que es: un despliegue de odio tóxico, abusivo y nocivo para el país que no debe seguir el próximo sexenio. El mensaje debe ser claro: el “show del odio” tiene que parar.
2.Una estrategia de comunicación y discurso profesionalmente diseñada y ejecutada con disciplina desde la oposición. Este show no se combate, critica o desmiente directamente. Reaccionar a lo que ahí se dice es volver a difundir lo que ahí se dice, lo que aumenta su alcance nocivo. Lo que se requiere es un flujo constante y multicanal de información veraz y mensajes y formatos diferenciados para distintos públicos. Darle al ciudadano elementos para evaluar al gobierno –sin atacar personalmente al presidente, ni usar su lenguaje tóxico ni sus marcos discursivos demagógicos “ellos” vs. “nosotros”– y revalorar la postura de la oposición frente a los diversos temas. La oposición necesita con urgencia una vocería profesional, bien asesorada y con recursos humanos y financieros suficientes para enfrentarse al agresivo aparato de propaganda del populismo.
3.Un compromiso de los medios de comunicación para dejar de reproducir de inmediato y amplificar de manera acrítica las afirmaciones del presidente que se han demostrado claramente que son falsas y/o violan derechos o ponen en riesgo la integridad de las personas e instituciones. El “sándwich de la verdad” es una opción. Una afirmación falsa del presidente, se debe “meter” en un “sándwich” de verdades. Por ejemplo, si él dice “en México no se produce fentanilo”, hay que meter esa afirmación falsa entre dos verdades: “Contra toda la evidencia material, periodística y gubernamental, el presidente afirma que en México no se produce fentanilo, a pesar de que las cifras muestran que…”. Los encabezados deberían empezar con las palabras clave: “sin evidencia” o “contra toda evidencia”.
4.Una campaña de difusión hacia el exterior que explique a audiencias clave fuera de México la naturaleza, contenidos y daño que genera la estrategia de desinformación y propaganda del actual gobierno y las acciones de resistencia que se están tomando desde la sociedad. El show tiene que criticarse y repelerse también desde la comunidad internacional. El gobierno populista tiene que pasar a la defensiva ante su ataque abusivo a la sociedad y al Estado democrático.
5.Crear un nuevo “reality show” atractivo y bien producido, que exalte valores positivos y abra la participación política a la sociedad. Urge la generación de nuevos contenidos políticos que cumplan con los cuatro principios de Fieschi para la comunicación en la era populista: simplicidad, inmediatez, transparencia y autenticidad. La oportunidad más importante es la selección de las personas que serán candidatas de la alianza opositora a la presidencia y al Congreso. Ese proceso debe abrirse a la sociedad y comunicarse con un formato de reality show atractivo, bien producido y diseñado y transmitido en línea, con amplia cobertura en medios tradicionales. Al hacer esto, la oposición lograría un doble propósito: encender el interés ciudadano en un proceso que corre el riesgo de ser gris, aburrido e irrelevante y abrir la participación a la sociedad para que traiga una inyección de frescura, integridad e ideas que esos partidos requieren con urgencia… claro, si es que realmente quieren ser competitivos en 2024. ~
Especialista en discurso político y manejo de crisis.