Ilustraciรณn: Letras Libres.

Respiremos, pensemos, cambiemos

El populismo ha destruido la conversaciรณn pรบblica sensata y ordenada y la ha saturado con escรกndalos y peleas. Es posible cambiar ese rumbo.
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En las รบltimas semanas, me ha resultado difรญcil escribir un artรญculo de coyuntura nacional que me parezca novedoso. No me he quedado en blanco por falta de temas de comunicaciรณn y discurso polรญtico. De esos hay en abundancia. Estรก la grave impericia comunicacional y de gestiรณn de crisis del gobernador de Nuevo Leรณn. Estรกn los desfiguros retรณricos del dirigente del PRI, copiando el funesto discurso de la Asociaciรณn Nacional del Rifle. Estรก tambiรฉn ahรญ la grave anemia retรณrica de la dirigencia del PAN. Hay mucho quรฉ decir de la falta de liderazgo y โ€“literal y figurativamenteโ€“ la falta de voz de la jefa de gobierno de la Ciudad de Mรฉxico. Y, desde luego, estรก el tema que siempre da de quรฉ hablar, el reality show populista por excelencia, las diatribas matutinas diarias del presidente de la Repรบblica, cada vez mรกs agresivas, mรกs tรณxicas y mรกs nocivas. Podrรญamos hablar de todo eso, pero, ยฟhay algo realmente nuevo quรฉ decir? ยฟEso es lo mรกs importante que le estรก ocurriendo a Mรฉxico?

Tal vez lo importante es darnos cuenta de que vivimos sumidos en una cacofonรญa demagรณgica, en la que ya no se busca ni siquiera demostrar que โ€œnosotros tenemos la mejor soluciรณnโ€, sino simplemente gritar mรกs fuerte que la culpa de todo es de alguien mรกs. Lo que tenemos ya no se puede llamar conversaciรณn o discusiรณn pรบblica. El lenguaje ya no se usa para describir, entender y cambiar la realidad. Las palabras se han transformado en armas para intimidar y humillar desde el poder. Lo รบnico que cambia cada semana es el objetivo del odio. Antier eran los cientรญficos y acadรฉmicos. Ayer eran los opositores y los periodistas. Hoy son la comunidad judรญa y los catรณlicos jesuitas. Apenas comenzamos a entender una transgresiรณn a nuestra convivencia cuando llega la siguiente. Empezando por el Jefe de Estado, la clase polรญtica ya no busca generar una conversaciรณn pรบblica mรญnimamente ordenada y sensata que nos permita entender los graves problemas del paรญs, discutir alternativas de soluciรณn y explicar a la sociedad quรฉ acciones se toman para resolverlos. De todas las cosas que el populismo ha destruido, tal vez la mรกs difรญcil de reconstruir es la mesa comรบn a la que nos sentรกbamos a dialogar y discutir.

Es importante entender que la demagogia no se reduce a lo que los polรญticos nos dicen. Es tambiรฉn lo que nosotros aceptamos que nos digan y lo que nosotros les decimos a los demรกs. Vivimos en una รฉpoca en la que, gracias a la ubicuidad de las redes sociales, hordas de pequeรฑos demagogos logran que hablemos de ellos todo el tiempo โ€“para denigrarlos o para defenderlosโ€“ mientras que los grandes demagogos, los que pueden pagar el megรกfono mรกs grande con nuestro dinero, logran, ademรกs, que hablemos como ellos todo el tiempo. Por eso debemos cuidar nuestro lenguaje, pues quien es capaz de influir en cรณmo hablamos con los demรกs es tambiรฉn capaz de influir en cรณmo pensamos, cรณmo actuamos y cรณmo entendemos nuestra propia realidad.

El arma del demagogo es la propaganda, y esta no es mรกs que la suma de repeticiรณn, saturaciรณn y desinformaciรณn. El demagogo repite sus palabras, sus frases y sus ofensas todo el tiempo, porque necesita que estรฉn siempre muy a la mano para quien prefiera evitar el esfuerzo de pensar por su cuenta. Satura la conversaciรณn pรบblica con nuevos escรกndalos, nuevos conflictos y nuevas peleas porque, mรกs que ser amado, quiere que sus adversarios sean odiados. Y miente en cada afirmaciรณn para confundir a la gente, mantenerla en un estado de agitaciรณn permanente y evitar que le adjudique responsabilidad y le exija respuestas.

En 2018, en pleno apogeo del trumpismo, la periodista Megan Garber escribiรณ en The Atlantic que nuestra atenciรณn es un bien escaso que debemos administrar juiciosamente. Decidir a quiรฉn se la damos es una decisiรณn รฉtica. โ€œTenemos una elecciรณn en nuestra decisiรณn cotidiana de quรฉ vemos, quรฉ leemos, quรฉ aprendemos, quรฉ sabemos, a quiรฉn escuchamos, a quiรฉn le ponemos atenciรณnโ€, dice Garber. Tenemos que salir de nuestro ensimismamiento y enfocarnos tambiรฉn en los demรกs para lograr un entendimiento mรกs amplio โ€“o menos limitado, si se quiereโ€“ de nuestra realidad comรบn. Lo que pasa en el mundo y lo que pasa en nuestra mente no son cosas idรฉnticas. Estar a favor del presidente โ€“y odiar a la oposiciรณnโ€“ no vuelve su gobierno mรกs eficaz, honesto, distinto o mejor. Estar en su contra โ€“y apoyar a la oposiciรณnโ€” no estรก generando soluciones novedosas a los problemas. Tendrรญamos que dedicar menos tiempo a hablar de las personas y mรกs tiempo a hablar de las ideas.

Si nuestra atenciรณn es un bien valioso, ยฟquiรฉn entre nuestros conciudadanos la necesita mรกs hoy en dรญa? Las vรญctimas de la violencia criminal y social. Las niรฑas y los niรฑos, que siguen sufriendo pandemia, violencia e indiferencia. El sistema educativo y el de salud. Nuestro transporte colectivo, que se cae a pedazos. Los migrantes. Las mujeres. Nuestras reservas naturales. Nuestra riqueza cultural. Nuestras instituciones educativas. Nuestras libertades individuales. Todo esto estรก en mรกs peligro del que nuestros actuales liderazgos econรณmicos, intelectuales y sociales alcanzan a ver.

Podemos elegir quรฉ consume nuestra mente y tambiรฉn cรณmo reaccionamos a ello. Podemos elegir no compartir en redes sociales todas las declaraciones ofensivas que se escupen desde el pรบlpito del poder. Podemos usar a veces el silencio como una opciรณn digna para responder ante la estridencia y el caos. Podemos llevar la conversaciรณn a lo que queremos para Mรฉxico. Y asรญ, con nuestra atenciรณn puesta en donde debe, comenzaremos a ser capaces de decidir quรฉ vamos a hacer para sanar a este, nuestro atribulado paรญs. Respiremos. Pensemos. Cambiemos.

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Especialista en discurso polรญtico y manejo de crisis.


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