Política de jingle

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Se sabe: las campañas políticas se hacen con eslóganes no con planes de gobierno. Los partidos políticos mandan a sus candidatos de gira promoviendo el qué, pero jamás se detienen a explicarnos el cómo. Y al parecer no hace falta que lo hagan. La eficacia del eslogan demuestra que basta la mínima información para que un candidato o partido ganen simpatías y votos.

Si ya era preocupante votar por una frase: “Que el poder sirva a la gente””, “El gobierno del cambio”, “Valor y pasión por México”, “Por el bien de todos primero los pobres” o “Te va ir muy bien” el tema llegó a niveles alarmantes cuando el jingle llegó a la política, porque en lugar de sonorizar una idea –la única que teníamos– el efecto sonoro se volvió el eje de la campaña. Ya no era necesario romperse la cabeza para encadenar, y dotar de cierto significado, unas cuantas palabras. Los ritmos guapachosos ganaban simpatizantes por sí mismos.

Me parece que unos de los pioneros en incursionar en el Politi-tone fueron los del partido Convergencia. Para las elecciones intermedias de 2003 (elección de diputados federales), primeras a las que se presentaban sin coaligarse con ningún otro partido, prefirieron no desgastarse dando a conocer su plataforma electoral y le apostaron mejor al color de su logo “naranja, naranja” a ritmo de cumbia.

¿El resultado? 602,392 votos (2.26% de la votación nacional emitida) que les trocaron en 5 diputados federales, lo justo para contar con una fracción parlamentaria en el Congreso.

En 2006 Nueva Alianza volvió a comprobar la eficacia del jingle con su famosa campaña de último momento “1 de 3” a ritmo de bachata.

Y ahora el PRD se suma a la tendencia Politi-tone con la campaña “Hagámoslo amarillo” a ritmo de cumbia- gospel

[Escuche aquí]

¿Qué acción debemos llevar a buen término para después “hacerlo amarillo”?

El año pasado Ibope reportó que la música grupera continúa en la cima de las preferencias de la audiencia del Valle de México. El pronóstico de jingle político para las campañas de 2011 y 2012 es, por supuesto, salvajemente grupero.

– Cynthia Ramírez

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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